Un 25 de septiembre de 2000, el cubano Anier García entró en la historia de los 110 metros con vallas. Aquel día, en Sidney, el cubano ganó el título olímpico por encima de figuras como Allen Johnson y Colin Jackson, en una carrera memorable.

Pasados 18 años de aquellos Juegos Olímpicos, el legendario corredor se mantiene activo, como entrenador, para aportar a una especialidad con gran tradición en la Isla. Anier compartió época con otros inolvidables atletas cubanos como Ana Fidelia Quirós y Javier Sotomayor, este último, uno de sus ídolos personales.

“Ha sido mi espejo, mi guía desde siempre. Es mi buen amigo, he tenido la oportunidad de conocerlo y también de recibir sus consejos, no solo en el deporte, sino en otros aspectos de la vida”, dice. Ahora su trabajo no consiste en correr, sino en entrenar a la generación del presente.

“Somos un país de tradición en esta especialidad, pero en la última década hemos bajado de categoría. La calidad humana está y me alegro mucho de que hayan contado conmigo para entrenar a los muchachos. Espero poder aportar todos mis conocimientos para que regresemos a los planos estelares.

“Soy parte de un proyecto que incluye a otras figuras retiradas, y esperamos que se empiecen a ver pronto los resultados. El atletismo en el mundo ha evolucionado mucho, pero confiamos en nuestros jóvenes”, dice Anier.

Yordan O’Farrill, el juvenil Pedro Pablo Rodríguez y Roger Valentín son sus tres alumnos.

“Todos tienen buenas perspectivas, pueden llegar lejos. No hay un favorito entre ellos, pero estoy convencido de que son atletas de 13,20 para abajo. Solo queda demostrarlo cuando vengan las competencias. Volveremos a ser protagonistas en este evento, para ello nos estamos preparando”, añade.

Anier García, campeón olímpico cubano de 110 metros con vallas
Anier García, campeón olímpico cubano de 110 metros con vallas

¿Alguno de ellos podría llegar a superarte?

Ojalá –sonríe ansioso–, esa es la meta. Yo siempre se los inculco.

¿El objetivo es bajar de 13 segundos?

De 12.80 –responde seguro–. Los atletas no pueden entrenar para objetivos medios, tienen que hacerlo pensando en convertirse en los mejores del mundo, aunque no lo logren. La idea tiene que ser esa, al menos a este nivel. Estamos pensando primeramente en marcas, y luego ellas nos traerán los resultados. Hacemos un trabajo profiláctico entre nosotros, hablándonos, reconociéndonos, asimilando el entrenamiento, los nuevos conceptos.

Mi filosofía está basada en la estabilidad y el recurso mental, cada entrenamiento tiene un objetivo, y los atletas tienen que saberlo y deben sentir lo que hacen. No es cumplir un plan porque sí, desde ahora estamos pensando en los Panamericanos, en el Mundial, en cada competencia, para que sean el objetivo durante cada minuto de preparación.

¿Qué pasó en Barranquilla?

Roger Valentín fue nuestro vallista en los Centroamericanos. Venía arrastrando una lesión y por ello solo alcanzó el bronce, no pudo hacer más. En los entrenamientos ahora va muy bien. Está fortaleciendo todos los planos musculares para que no le vuelva a suceder lo mismo. En los 110 se necesitan, fuerza, potencia, velocidad; es muy complejo, nosotros entrenamos por encima del nivel.

Una ciudad y un año: Sídney 2000

Lo recuerdo desde el principio, porque la preparación empezó desde el mes de septiembre, años antes, cuando apenas iniciaba el ciclo olímpico, y lo hice pensando en la medalla de oro. Creo que es una suerte poder transmitir eso a mis alumnos. Nunca se me olvida mi llegada a Cuba, cuando Fidel nos recibió. Tuve el honor de que me felicitara dándome la mano.

Has dicho que los Panamericanos de Winnipeg 99 fueron más importantes para ti que Sídney, ¿por qué?

Aquella fue una medalla al colectivismo. En cuatro días me recuperé de una lesión y la competencia era muy dura, los estadounidenses estaban allí y habían hecho 13,21, récord panamericano. En cambio, yo hice 13,17 para romperlo en la final. Pero lo mejor fue cuando miré para el lado y vi a mi compañero que cogió plata.  Entonces la alegría fue doble. Podíamos considerar a Cuba una potencia en los 110 con vallas.

Un nombre: Santiago Antúnez.

Ha sido un guía profesional, más que un entrenador, una luz en mi vida. Fue quien tuvo la paciencia de reordenarme cuando llegué a La Habana. Nunca se cansó de repetirme a diario lo que tenía que hacer y gracias a él tomé conciencia. Ahora que soy entrenador, también me inspira su ejemplo.

Anier García, campeón olímpico cubano de 110 metros con vallas
Anier García, campeón olímpico cubano de 110 metros con vallas

En el año 2008 una lesión te hizo retirarte, ¿tenías para más?

Desde 2006 andaba lleno de lesiones. Al año siguiente me recuperé y empecé a entrenar. No tenía molestias y me fui embullando, pero casi un mes antes de la olimpiada de Beijín me volví a lesionar. Entonces decidí dejar las pistas, porque no quería quedar mal. Fue un momento muy duro: tenía solo 32 años. Aún me siento activo, en mente y alma.

Hace un año afirmaste que el atletismo cubano daría un giro de 180 grados, ¿te parece que vamos en ese sentido?

Sí. Se han tomado decisiones para mejorar, eso es un avance. Seguimos con la idea de plasmar nuevos proyectos, sin obviar lo que funciona. Tenemos que quedarnos con la parte buena y renovar lo que no resulta. El coraje de los cubanos y nuestro fervor son fundamentales, no los podemos perder, para luego fusionarlos al conocimiento.

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Imágenes cortesía de Play-Off Magazine y Patryoti