En todos los deportes suele imponerse un cambio de aires. A veces sucede de forma precipitada, cuando las cosas van mal desde el primer paso, como le pasó a aquel mentor de los Bravos de Atlanta sustituido luego de solo seis juegos de la temporada de Grandes Ligas.

Otros proyectos, aunque con una regularidad sostenida, llega el momento en que no aguantan más y se derrumban cual castillo de naipes, a veces luego de tres años o pasados las dos décadas de idilio. Miren el ejemplo de Wenger.

A rasgos generales, y quedándonos en esta última cuerda, en el fútbol mundial de primera categoría existen varios proyectos que necesitan cambiar de aire. El objetivo es claro: salir del bache, alcanzar regularidad, regresar a planos estelares, ser una competencia al poder.

Ajax, Borussia Dortmund, Chelsea, Arsenal, Manchester City o sus rivales del United son algunos de los que engrosan la lista.

Borussia Dortmund

El Dortmund despegó de la mano de Klopp en el 2009 como alternativa al poder del Bayern, Leverkusen y el Schalke en un fútbol alemán que no estaba en su mejor momento. Años después de una crisis que casi acaba con el club, llegó el nuevo manager y mandó a parar.

Se organizó entonces un proyecto al que asistieron jóvenes figuras que catapultaron al equipo dentro de Alemania y  en Europa: Gotze, Reus, Lewandowski, Perisic, Schmelzer, Gorβkreutz, Weidenfeller, Hummels, Kagawa, Błaszczykowski, Subotic. Dos Bundesliga, una final europea y múltiples títulos de la DFB Pokal avalaron el rendimiento de los aurinegros.

De ahí en adelante, la billetera del Bayern se hizo sentir. Gotze se fue, Lewandowski también. Las lesiones liquidaron a otros y Kagawa terminó emigrando. Los fichajes de jóvenes promesas en algunos casos no explotaban, en otros terminaban yéndose a otros clubes. Klopp se marchó y el resquebrajamiento se hizo más evidente. Tuchel no pudo mantener la batuta.

El Dortmund se convirtió en cantera del continente. Hummels regresó al Bayern. Aubameyang y Dembelé se rebelaron contra la institución, que terminó prescindiendo de ellos, luego de formarlos. Immobile, Kampl, Mor, Yarmolenko se esfumaron. Del viejo núcleo solo subsisten Reus, Schmelzer (que pasan mucho tiempo lesionados) y Kagawa-Subotic, quienes regresaron tras contratos fallidos.

Construir un nuevo equipo alrededor de estas figuras debería ser la palabra de orden, tratando de mantener a quienes llegan en vez de ofrecerlos al mejor postor. Si el conjunto lograra eslabonar una sucesión de éxitos sin vender a sus jugadores, sería ideal. Pero para eso hace falta compromiso, cosa que últimamente parece no existir con los nuevos fichajes.

Ajax de Ámsterdam

La final de Europa League frente al Manchester United el año pasado puso nuevamente al Ajax en la mira de todos. El papel que hoy tiene el Dortmund de cantera, el Ajax lo ha tenido desde siempre.

Décadas de proyectos que no han cuajado pesan sobre el equipo más encumbrado de Holanda, que cada vez que forma una generación competente ve como el resto del continente se la arranca a golpe de talonario.

La última temporada gloriosa fue cuando asaltaron Europa en los 90, con la generación dorada de Kluivert, Davids, los hermanos de Boer, Cocu, van der Sar, Bergkamp y compañía. Ellos se encargaron de ganar una final de Champions y perder otra, después todos emigraron a la Premier League o al Barcelona. Años más tardes, Luis Suárez y Zlatan Ibrahimovic también salían del ahí.

Esta vez, en 2017, no fue la excepción. La jauría se abalanzó de tal manera que hasta al director Peter Bosz se lo llevaron. Davy Klaassen se fue al Everton, Davinson Sánchez al Tottenham, Jairo Riedewald al Crystal Palace, Amin Younes al Ajax B. No quedó nada. En cuanto a lo que entró que pudiera ser de algún peso, salvo Huntelaar que regresó, el resto fueron (adivinen) jóvenes prospectos, entre 18 y 20 años. Para formar, y repartir. Así no se arma un proyecto duradero. Un cambio de política se impone, al igual que con el Dortmund.

Chelsea

Desde el despegue del club blue de Londres en 2004 de la mano de Mourinho, se puede decir que ha tenido pocos altibajos…hasta después de 2013. Con la obtención del título de la Europa League, luego de ser escabrosamente eliminados en fase de grupos de Champions siendo campeones vigentes, ha comenzado el cachumbambé de los de Stamford Bridge.

La política de defenestración de Mourinho en su segundo mandato solo dejó problemas en toda la línea. Falta de confianza, vestidor resquebrajado, escándalos legales y sabotaje al espíritu del equipo fueron las constantes hacia adentro. Hacia afuera fue peor.

Mourinho se encargó de dejar ir a muchos jugadores que, de tenerlos hoy, el club tendría otra cara. Lukaku, Sturridge, Salah, Mata, De Bruyne, Cuadrado u Oscar son solo algunos de los que sucumbieron a la ira del portugués en su momento, quien se enfrascó en fichajes imposibles, como el de John Stones. Por otro lado, Morata se ha apagado tratando de sustituir los goles de Costa.

Signado por una política de fichajes terrible durante dos años, le toca al club reconstruirse y ya dio los primeros pasos cediendo a equipos como Liverpool o Newcastle a las perlas de su cantera, columna vertebral de los éxitos de la selección inglesa en categorías inferiores. Otra anotación: para la próxima, si van a sustituir a un DT de la talla de Conte, no lo dejen en el banquillo hasta que se acabe la temporada. No debe ser fácil dirigir sabiéndose en teoría sin trabajo para el próximo año.

Ya se verá si Luis Enrique es tan caprichoso en sus fichajes como lo fue al mando del Barcelona, y cuántos desean irse a armar un plan de conquista nuevo a Stamford Bridge.

Manchester City

Cerramos con el City. El proyecto más inflado de Europa. Un total de 317,5 millones de euros gastados con un desbalance de 222 y tantos millones más. Casi da la impresión de que están lavando dinero.

Una Premier no es consuelo para semejante cantidad de dinero invertido. Eliminados en la FA y solo con la Copa de la Liga como título complementario. La barrida que le propinó Liverpool en Europa debe haber removido los cimientos de la institución.

El Manchester City decepciona a nivel europeo, año tras año. FOTO: REUTERS/Andrew Yates

Pero lo del Manchester City pasa precisamente por algo institucional. Debe ser algo que viene de dentro. Vamos a su política de fichajes, 40 millones por un portero que viene del Benfica, suena a demasiado. Entonces, hablar de lo que costaron Mendy, Laporte, Walker y Bernardo parece para romper un cartucho en hombres que no me suenan para ganar en Europa, que es el sueño de su jeque.

Varios años decepcionando no arrojan otro resultado. En buen cubano: falta de bomba. Los citizens no tienen historia como para afrontar en serio el reto de ganar la Champions ante algún grande. Es así por mucho que duela, no están al nivel, por tanto capital que le pongan. Cambiar la mentalidad del equipo es lo primero que deben hacer. Más psicología, menos dinero.