Nadie duda que Gabriel Pierre fue uno de los grandes bateadores de su época, un temido slugger que junto a Orestes Kindelán y Antonio Pacheco, dio una fortaleza única la Aplanadora Santiaguera, uno de los más famosos equipos del béisbol cubano.

Tanto fue su rendimiento, que Pierre es el segundo hombre con más jonrones en la historia de Santiago en Series Nacionales, con 306 vuelacercas, detrás del rey del home run en Cuba, Orestes Kindelán.

El fornido tercera base coincidió en tiempo y época con Omar Linares, quien es para muchos el mejor pelotero de los últimos sesenta años en Cuba, y uno de los grandes de la llamada esquina caliente.

Sin embargo, muchos opinan que debió integrar más veces el primer equipo nacional -no el segundo-, al menos como segunda figura en la posición, algo que no ocurrió, en muchos casos, debido a las injusticias que sufrió este destacado bateador de fuerza.

Pierre dejó una íntima y profunda entrevista con el canal de YouTube Fernando Rodríguez Álvarez Baseball & other Sports, en la cual contó de su ascenso, sus glorias, las injusticias y los sucesos polémicos que desembocaron en su despedida de la pelota cubana.

¿Cómo estás de salud?

Estoy bien, de salud no hay ningún tipo de problema de que tenga una enfermedad de años que tenga que ir arrastrando. Estoy hasta ahora gracias a dios sin ningún arrastre

Aquel estribillo de “Pierre camina eso” realmente empezó contigo o Kindelán

Conmigo, y ya después a Kindelán también se lo decían, pero fui al primero que en las gradas en Santiago me lo decían y entonces Kinde y hasta Pacheco entró en eso también. Pero el primero fui yo.

¿Pierre tú si eres de la ciudad capital del mismo Santiago?

Sí, nací en el barrio de Martí, un barrio muy mencionado allá y de ahí bueno después que me casé, empecé en otro barrio con mi esposa.

¿Por qué crees que aún te sigan queriendo?

Porque hay un refrán que dice que para que recojas tienes que sembrar, entonces cuando siembras recoges y yo sembré amistades y tengo buenas amistades que por lo menos se acuerdan de todo lo que hice en mi trayectoria deportiva, como compartía con ellos como persona.

¿Te gustaba lucirte más en Latino con Industriales, o frente a las cámaras de la televisión, o siempre hacías el mismo trabajo?

Dondequiera, yo siempre me hacia la idea que no había cámara ni nada y jugaba dondequiera igual, lo que cuando había cámaras yo me centraba en hacerlo y tratar de hacerlo mucho mejor porque en el béisbol es lo que salga.

Cuéntame de la familia

Tengo cuatro hijos. El mayor que fue y jugó béisbol allá en Cuba, pero en estos momentos está en dominicana que es Gabriel Pierre. Tiene 3 niñas. Mi hija, que está en México, tiene 2 varones. La otra está conmigo y el otro barón está conmigo.

¿Cómo empiezas en el béisbol?

Mi papa trabajaba en el Inder y fue jugador, no sé si fue en el año sesenta y pico. Él jugaba básquet y también béisbol y yo era un niño cuando nací en el 66. A raíz de ahí empecé a crecer y a mirar cómo iban muchos jugadores de beisbol a mi casa muy amigos de mi papa entre ellos Mancebo, Fermín Lafita Baudilio Vinent y cuando ellos iban a mi casa yo decía, esto es lo más grande. A raíz de ahí empecé a jugar en el barrio a las 4 esquinas, como se decía antes con una pelota de goma a las manos, y ahí empecé desde muchacho. Después, más grandecito, íbamos a jugar con pelotas de esparadrapo y ahí fue donde empecé a crecer y a gustarme más porque yo no era de béisbol, al principio yo estuve becado en la EIDE en atletismo, salto largo. Ya después estoy tres años en la EIDE, salgo y estuve en lucha grecorromana a finales de la EIDE y recibí unos cuantos estrallones y me dije, “esto no es conmigo”.

Cuando salgo de la EIDE, ya me pongo de lleno para la pelota. Fui a una academia y empecé en el juvenil y empecé a desarrollarme en el béisbol.

¿Qué tiempo pasó antes de empezar en las series nacionales?

Estuve en el juvenil 17 y en el segundo juvenil con 18 e hice la reserva del equipo Santiago. Estuve un año y medio en la academia y me llevaron como invitado en la reserva del equipo Santiago en el año 84 y en el 85 es que hago el equipo porque vieron que estaba subiendo de nivel mi entrenamiento, mi preparación, mi esfuerzo.

¿Siempre fuiste tercera base?

Sí, desde que jugaba en el barrio fui tercera base, no le tenía miedo a la pelota y aquello que yo jugaba con la gente del barrio era en pedregales no era terreno ni arena de los estadios terreno y no me dio nunca una pelota en la cara como tampoco nunca en Serie Nacional ni en el equipo Cuba.

Lo digo ahora porque me acuerdo que yo era bueno en tercera como lo fueron Rafael Acebey, Lázaro Vargas, Omar Linares. Yo era un excelente tercera base en el guante, disfrutaba eso porque yo entrenaba la práctica.

¿Y en el bateo?

Yo no era un buen bateador, pero ya después, cuando empecé en las series nacionales, en el entrenamiento me fui compenetrando con esos jugadores magníficos como Otamendi, Pacheco, Kindelán. Al lado de ellos tu entras acurrucadito, pero ellos me enseñaron mucho, y con la ayuda de ellos me fui desarrollando.

¿Quiénes eran tus ídolos antes de llegar a las Series Nacionales?

Otamendi. Lo miré en Santiago, pero en el equipo Cuba sí me fijé en uno solo, Pedro José Rodríguez. Yo me parecía a él en el swing porque es un monstruo grande, tremendo pelotero.

¿Te fue muy difícil esos dos primeros años?

No es lo mismo con guitarra que con violín. A las categorías escolares y juveniles no asiste un público inmenso y la gente te ve en una cerquita. Entonces, en las series nacionales ver toda aquella cantidad de gente. Cuando yo empecé en el banco no tenía lío, pero cuando me toco no era lo mismo.

Tuve que controlar un poco los nervios, pero empecé a adaptarme. No es fácil jugar en el Latino, exige mucho porque ahí, a parte que hay dos bandos, está la comisión nacional, muchos dirigentes, ahí es donde hacen la preselección y estaba Armandito el Tintorero gritando. ¿Cómo me quito de arriba a ese personaje?

¿Sabes cómo me quité a Armandito? Con jonrones, y mejoré el tiro, al punto de decir en las gradas que los únicos que no fallan y dan jonrones del equipo Santiago son Orestes Kindelán y Pierre.

¿Te afectaban los zurdos en el inicio o era porque eran buenos pícheres?

Eran buenos, pero aparte de eso yo tenía una mecánica de bateo cuando empecé que la bola pegada me hacía daño. Muchas veces no le tiraba porque tenía problemas, esos pícheres me estudiaron por eso me tiraban así. Aunque mejoré, después seguía con el mismo pie, hasta el año 95 que fui a Japón y mejoré por completo mi carrera deportiva.

¿Por qué Rolando Arrojo te dominaba? ¿Era por la bola pegada?

Sí, muchas veces la bola rápida, o una curva lenta que sacaba de paso a muchos del equipo y al mezclar eso y Santiago, era mejor con bolas rápidas, pero cuando mezclaba, ya te sacaba de paso.

¿Qué pasó en los ochenta que te destapaste a dar jonrones? ¿Cómo explotaste?

En fildeo estaba bien, pero dije, “tengo que batear”. Evenecer Godínez me daba mucho ánimo. Poco a poco empecé en el entrenamiento a poner en práctica lo de las pesas, no para ponerme musculoso. Busqué en un libro los ejercicios que debe hacer un jugador de béisbol y empecé a hacerlo diario. Creo que el primero que empezó a hacer ejercicios de pesa en esa época fui, y a raíz de eso Michel Perdomo y Oscar Macías se desarrollaron también. Tengo un jonrón contra Industriales en el Guillermón Moncada, que lo di con una mano prácticamente, enorme.

¿Cuándo sentías que estabas listo para hacer equipo Cuba?

En el 93 y 94, que estaba en el equipo B, me sentía incomodo, quería subir un escalón más.

¿Qué pasó que no hacías el Cuba o lo hacías muy poquitas veces?

Muy pocas veces. Miguel Valdés no simpatizaba conmigo, quizás porque Vargas y estaba en el Cuba y eso lo llevó a que ya no quería otra tercera base. Eso conllevó a que me rechazara. Y por eso pasé trabajo para llegar el equipo nacional. Pero siempre en el entrenamiento, Pacheco, Kindelán, me embullaban. Y siempre adelante, nunca me di por vencido. Seguí palante, hasta que pude estar en el primer equipo, en el 97, después de la Olimpiada de Atlanta.  

Muchos peloteros en tu época se desmotivaron por las injusticias. ¿Te pasó por la mente dejarlo todo?

No, nunca. En lo último de mi carrera fue que vi varias injusticias y dije, ya no juego más, podía seguir, pero tenía 35 años, pero cuando tenía 28 y me hacían las injusticias, de que no me llevaban a la preselección y al equipo Cuba, yo decía, voy a seguir palante. Nunca se me metió en la cabeza de no jugar más. Tenía que seguir, porque era lo que me gustaba. Mi abuelo quería verme cuando me inicié, en un equipo Cuba, pero no pudo verme porque murió antes de hacer equipo Cuba B.

Qué hay de cierto en que le discutiste a Miguel Valdés y tuviste problemas con él

Sí, tuve problemas con él. Y tuve que agredirlos, en una reunión que tuvieron ellos. Ya yo no estaba en el equipo, estaba fuera de la preselección. No pude aguantar más, los insultos de ellos. También, y como hombre actué. Eso fue en ese momento, porque Pierre no es violento. La gente después de enteró de todo lo que me hicieron a mí, lo que dijo Miguel Valdés, y lo que dijeron entre ellos, estaba Serbio Borges, Benito Camacho, Miguel Valdés, Domingo Zabala, el comisionado, Jorge Fuentes. Un buen amigo me dice, esto es así, no te quieren por esto, por aquello. No te quieren. Hasta que se llenó el vaso de agua, y me enfrenté a ellos. Me suspendieron por seis meses, por la temporada, pero a los treses me dice el presidente del Inder que ya podía incorporarme al equipo de Santiago. Fue en Matanzas, lo tengo en el corazón, porque me dieron un recibimiento el pueblo, y los peloteros, Manrique, Cárdenas, Junco, Julio Germán, abrazos, se me salieron las lágrimas, el público, cuando salí la primera vez al bate, tuve que quitarme el caso, y bateé de cuatro tres.

¿Qué pasó con el árbitro un año después?

Juego en Holguín, en el Calixto García. Pienso que como el presidente del Inder dijo que regresara a jugar la Serie a mitad de temporada, que le cayó mal a los implicados, que querían que yo me fuera del béisbol de por vida. Porque dieron opiniones malas, no todos. Quizás ellos dijeron, cómo eso que va a jugar ya. Los árbitros se dejaron llevar por los comentarios de ellos, y el árbitro, sin ningún motivo, porque se equivoca cualquiera, yo me equivoqué, le dije al árbitro con el bate: esa bola es mala, mira por donde pasó, y le señalé. Y él me botó. Y lo único que hice, cuando Pileta me lleva, fue decirle “eso es mala, tú no eres bueno”. Incluso, ni malas palabras le dije. Nada más que le tiro el bate, cuando me voy con Pileta, que Pileta me lleva para el dogout, le tiro el bate y le dio. Allí estaba el director del Inder de Santiago, todos estaban presenciando el juego. Y el árbitro viene y tira la careta y le da a Pileta, y el hinchó el pómulo. Pero ya, ni lo velé afuera ni nada.

Eso fue el juego, a raíz de ahí, me querían hacer firmar un papel -eso fue en diciembre-, al siguiente año, cuando ya empezábamos a reanudar la Serie, de que estaba suspendido de por vida y no podía ir a eventos internacionales, como si fuera un prófugo de la justicia. No firmé nada. Lo único que le dije al presidente del Inder en Santiago, si quieres que yo firme ese papel, trae a los implicados, a todos. Ellos no hicieron eso. Ahí me decepcioné, aunque podía reclamar, porque no hice nada. En el béisbol han hecho cosas peores. Hice borrón y cuenta nueva y me querían suspender de por vida. Así terminé.

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