Ya cumplimos 4 fechas del Mundial de Rusia 2018 y lo más interesante es que parece flotar, sobre las imponentes sedes rusas, una maldición muy curiosa. La hemos bautizado la «maldición de los favoritos».

En el que parecía un torneo vacunado contra las sorpresas, debido a su pareja repartición de los pesos pesados en los 8 grupos, se ha convertido en un desfile de resultados inesperados y contraproducentes.

Ya en la misma segunda fecha Irán sorprendió sobre Marruecos, pero en tal caso no fue demasiada sorpresa: el recorrido futbolístico de ambos tampoco es impresionante. Por eso miremos directamente el España vs. Portugal pues, a pesar de estar jugando frente a la vigente campeona europea, la Selección española jugó un partidazo que solo pudo opacar un tal Cristiano Ronaldo en una de sus mejores noches.

Sobre el césped España se lució, creímos despejadas las dudas, chanchullos y controversias, pero un magistral cobro a pelota quieta del crack portugués hizo trizas la celebración de La Roja.

En el tercer amanecer siberiano vimos como el equipazo de Francia ganó 2-1 en extremis y con tecnología incluida a Australia, una de las selecciones menos imponentes de todo el Mundial. Pero ellos, al menos, lograron los 3 puntos.

Lionel Messi tuvo que cargar, una vez más, con la responsabilidad de tirar de Argentina… y falló el penal que pudo haber decretado el triunfo de los suyos. FOTO: FIFA / Getty Images.

Más tarde vendría el soso debut de La Albiceleste de Lionel Messi y 22 más. Digo 22 más porque, a excepción del golazo del Kun Agüero, casi nada vimos de una Selección Argentina que parecía poco trabajada y con la instrucción suprema: “todas las pelotas al 10”.

Islandia, debutante mundialista, no se amilanó frente a la doble Campeona del Mundo y se plantó fuerte y muy precisa en defensa, doblando y hasta triplicando la marca a Lionel que nada pudo hacer, ni siquiera desde los 11 pasos.

Ya en el domingo de los padres, la poderosísima Alemania —campeona de todo— se vio superada por la mejor Selección de México en los últimos tiempos. Los teutones salieron al terreno de juego confiados en sus galones y los dirigidos por Juan Carlos Osorio le dieron un auténtico remedial de cómo hacer el partido de tu vida.

Álvarez celebra, sobre la cancha, la victoria de México ante Alemania. FOTO: FIFA / Getty Images.

Joachim Low sufrió y lo intentó, hizo todo lo que tuvo a su alcance para evitar la dolorosa derrota que provocó el gol del chico maravilla Hirving Lozano. En México dieron este lunes feriado nacional.

Y cuando todos pensaban que no podía ser peor la suerte de los magnates del fútbol mundial, tocó el turno al más grande, a la súper favorita Selección de Brasil que, con Neymar (y su exuberante peinado), buscaba ser el único gigante en dar el golpe de autoridad. Pues nada más lejos de la realidad. Brasil, ganando con golazo de Coutinho, se durmió en los laureles, o mejor dicho, en los abedules rusos, y Suiza, sin complejos, empató el partido que a la postre terminó con reparto de puntos.

Se pone interesante el Mundial… mientras se busca exorcista para calmar los espíritus «tumba-gigantes» errantes por praderas rusas.