Francia derrotó a Bélgica (1-0) y se convirtió en el primer conjunto finalista de esta edición de la Copa del Mundo Rusia 2018, tras un duelo muy parejo. Samuel Umtiti marcó al minuto 51 y esto fue suficiente para el conjunto galo, que supo aguantar la ventaja.

Parejo y entretenido, esa sería la mejor descripción del partido, matizado por una actuación histórica de los belgas, quienes se quedaron cortos en el empeño de hacerse de algún título que traduzca en triunfos palpables las grandes virtudes de esta generación de jugadores.

A pesar de que Francia apostó por ganar simplemente 1-0 cuando se vio en ventaja, tampoco sus vecinos lograron perforar la muralla defensiva rival para, finalmente, vulnerar al guardameta galo Hugo Lloris, de gran performance en el torneo.

Las magníficas intervenciones de Hugo Lloris mantuvieron a salvo la puerta francesa. FOTO: FIFA / Getty Images

Precisamente Lloris ha sido uno de los principales responsables de que su equipo llegue a la gran final y le señalaremos como clave número uno. Un verdadero concierto fue lo que dio el portero del Tottenham Hotspur, imprescindible con sus estiradas ante Uruguay y hoy para rechazar las oportunidades peligrosas que tuvieron los belgas en esta semifinal.

La defensa y la marca sobre Romelu Lukaku es el segundo punto fuerte a destacar; especialmente con Umtiti pegado a la fisonomía del gigante delantero del Manchester United, a quien le llegaron muy pocas pelotas, y la que pasó por errores del inesperado goleador francés le tomó de sorpresa. Varane, Lucas y Pavard estuvieron igualmente a la altura de las exigencias, un muro que será complicado de franquear para el rival que les toque en la final.

Otro aspecto fue el desborde francés por las bandas, que ahogó al contragolpe a una Bélgica que, generalmente, estaba muy adelantada tratando de ejercer presión con todas sus armas disponibles. Si más de estas cabalgadas no terminaron en gol, fue por errores de finalización, no por genialidades defensivas de Bélgica. Dos ejemplos clave: las fallas del Griezmann y Tolisso en el agregado del segundo tiempo.

Samuel Umtiti, de cabeza, convirtió el único gol del encuentro. FOTO: FIFA / Getty Images

Ojo, nada que reprochar al arquero belga Thibaut Courtois, quien rechazó más de un tiro francés entre los tres palos. Si el duelo no terminó desbalanceado, en gran medida, Bélgica se lo debe a la excelente actuación de este hombre.

Asterisco también para  Antoine Griezmann y Kylian Mbappé, quienes jugaron con categoría y haciendo derroche de fantasía. Taconazos, sprints y pausas necesarias se combinaron para dejar en evidencia a los defensores contrarios en más de una ocasión, un tipo de juego que no pudo concretar Bélgica a pesar de los buenos momentos que tuvieron Eden Hazard y Kevin de Bruyne.

Eden Hazard, capitán de los belgas, tuvo un partido trepidante. FOTO: FIFA / Getty Images

Kanté debería llevarse todo un trabajo dedicado a su persona. El mediocampista del Chelsea ha dado destellos más que suficientes de su calidad y sigue demostrando que es uno de los mejores en su posición sin discusión a nivel mundial, recuperando los balones que los belgas no pudieron hacerle llegar a sus efectivos en la línea de ataque.

De esta forma Francia logró imponerse nuevamente a su vecino fronterizo por tercera vez en Copas del Mundo, luego de hacerlo en 1938 (3-1) y en 1986 (4-2). El aplauso para Bélgica, luchó, pero no le alcanzó. Todavía les queda el sábado para hacerse de una medalla. Lo merecen.