El segundo juego del play off entre Matanzas y Las Tunas parecía de antemano parecido a la del primero choque de la semifinal y no defraudó: partido cerrado, entre uno de los mejores lanzadores de la década (Freddy Asiel Álvarez) y una de las principales cartas de triunfo tuneras de los últimos años (Yudiel Rodríguez), que teminó con victoria de Matanzas cuatro carreras por dos.

Como datos previos, Freddy Asiel hacía su aparición 13 en play off, siendo este su juego lanzado 43 en postemporada, con récord personal de 19-10, y PCL en play off de 2.69, además de 165 ponches y 66 bases por bolas.

Para Yudiel, sería su decimosexta aparición, apenas la tercera como abridor. Su balance apenas era de uno ganado y uno perdido, le bateaban para 288, su PCL era de 5.67, con 20 ponches y 11 bases por bolas.

Este año, Freddy no se había enfrentado a Las Tunas, mientras desde la lomita opuesta Rodríguez sí le había lanzado a los Cocodrilos, y le habían bateado muy poco: solo para 121, con cuatro imparables y cinco ponches, números que justificaban su elección por encima de Yander Guevara en este segundo acto.

Definitivamente, los abridores no decepcionaron. Quizá el único cambio fue que esta vez Freddy fue respaldado por sus compañeros desde el cajón de bateo, lo que le sirvió para dejar el juego ganando y aspirar a su victoria número veinte en postemporada.

Igualmente, no fue mucha la libertad que le dieron los matanceros para equivocarse, puesto que jamás estuvo encima por más de dos anotaciones, por tanto, Las Tunas nunca estuvo obligado a jugar al rally. Clásico en las salidas del derecho villaclareño.

Tirando «garabatos», con una curva a 80 millas y la recta máxima sobre las 86, el de Sierra Morena fue capaz de aguantar hasta el sexto capítulo, cuando terminó su actuación pasados los 100 envíos. Su oponente, Yudiel, tampoco fue más allá, igualmente desgastado y complicado con su control.

Porque si algo se puede señalar en este juego, fueron las complicaciones que trajeron los wild pitch a ambos abridores. Los lanzamientos desbocados fueron en gran medida culpables de las dos primeras anotaciones tuneras, además de ponerle presión a Álvarez en otros momentos. Rodríguez y luego Wilson Paredes no se quedaron atrás, y también «pusieron de su parte» para ayudar al rival.

Precisamente este, junto al control, sigue siendo una de las tareas pendientes de nuestros lanzadores, y no dejaremos de repetirlo. Ejemplo más que vivo fue Yoalkis Cruz, que cuando vino a relevar con bases llenas estuvo dos veces a punto de poner la pelota de bounce contra los colchones. Gracias al béisbol, Alarcón ha mejorado un mundo y más con los arreos.

La jugada polémica de la jornada, sin embargo, no fue ni en tercera ni home, mucho menos una de esas cerradas que ponen diferencia en la pizarra. Se dió en la inicial, cuando Eduardo Blanco fue puesto out por regla, siendo alegada interferencia.

Al analizar la repetición, el disparo a primera de Viñales fue pésimo. Con un poco de sorna, se podría decir que parece que el tiro fue a propósito contra la espalda del jardinero central de Matanzas en su camino al primer cojín. Yendo más allá, cuando Benítez va a hacer la asistencia, se coloca (digo, si pudo poner el freno para eso) de forma tal que está listo para recibir el tiro en el medio de la misma trayectoria de recorrido de Blanco. O sea, o le das o en un acto paranormal la pelota atraviesa al jugador y cae milagrosamente en el guante del refuerzo tunero.

Pero las reglas son las reglas. Y esa jugada, pocas veces, se puede cambiar. Está «bastante claro», dijeron en la transmisión. Para colmo, Matanzas había perdido la posibilidad de reclamación por una jugada anterior en home. Luego vinieron los batazos y, ¿ adivinen?, los Cocodrilos podían haber anotado una más.

 En medio de la discusión por la misma jugada, Ferrer es expulsado, para sumar el segundo de su cuerpo directivo que se va a las duchas. Ayer, había sido Garro por protestar un conteo al árbitro principal. Mano dura y poca paciencia en estos play off de Oriente, mientras en La Habana, Leslie Anderson gritaba a voz en cuello más de una vez «¡Esto es Camagüey, c****!» y con un llamado a la calma se resolvía todo.

También desde el banco visitador, vino a relevar otro abridor, Yamichel Pérez. Y desde la televisión se decía que no gustaba esta decisión. Obviamente, desde ayer lo señalábamos, aquí no hay relevistas intermedios. Y en los pocos que hay, no se confía. Esta parece será la tónica de los play off.

Lo cierto es que Yamichel terminó sin complicaciones un juego que lo privaría de lanzar en un tercero, descompensando la rotación de los visitantes, que viajarán a su patio con el deber cumplido tras arrancarle un juego a los monarcas nacionales. Caprichos, necesidad y desconfianza se concentraron para que ahora Matanzas deba inventarse un tercer «starter».

Lo mejor: al bate, César Prieto. En más de una ocasión nos hemos manifestado en contra de que se le infle el ego con halagos, pero lo demostrado en este dúo de juegos ha sido formidable.

Al guante: Arruebarruena. Muy fácil en el campo corto. Se puede decir que por ahí, no se batea. Desde la lomita: Freddy Asiel. Completó su éxito número 20, empatando con Ormari Romero en el tercer lugar como máximo ganador en play off.

Lo peor: las expulsiones de los matanceros. Evitables, innecesarias. El apoyo de público tunero, que emprendió la retirada del estadio al final del octavo, cuando en el noveno perdían por dos solamente, y con su mejor tanda al bate. Fanáticos… Quién los entiende.