Antes de que Randy Arozarena se convirtiera en el fenómeno mediático que es ahora y la gran sensación de Grandes Ligas en estos playoffs, era un delgado muchacho que debutó con Pinar del Río, uno de los equipos históricos de la pelota cubana.

No se podía intuir en el «Cohete Cubano» ese inusitado poder ofensivo, de otro planeta, que ha mostrado en su temporada con Tampa Bay y sobre todo en los playoffs, pues ya alcanzó a José Canseco como el cubano con más HR en postemporadas, unos 7, y con varios juegos por delante, seguro la marca caerá.

Ya en Cuba se vislumbraban sus condiciones en su temporada final, cuando tuvo buenos registros y quedó campeón con el equipo de Pinar del Río que fue monarca de la Serie Nacional 53, pero también sufrió el no haber integrado la selección que estuvo en la Serie del Caribe en la que los pativerdes ganaron.

No obstante, OnCuba recuerda que el colega Francys Romero relataba que, en octubre del 2014, sentado en el clubhouse de un estadio cubano, Randy le dijo que jugaría en Grandes Ligas.

En su última temporada en la pelota cubana, en la 2014-2015, dejó una impresionante línea ofensiva de .291/.412/.419, a lo cual hay que añadir 19 extrabases, 49 anotadas y 15 bases robadas y tres vuelacercas.

Pero tras quedar fuera de la nómina a la Serie del Caribe, el Cohete Cubano sintió que era el momento de partir. Su padre había muerto por entonces de una reacción alérgica a los mariscos en 2014 y sintió que era momento de garantizar el futuro de su familia.

“A los 19, ganaba más que mi mamá” contó a The New York Times el joven que nació en Arroyos de Mantua, un municipio de los más lejanos de Pinar del Río. En su primera temporada en Cuba, dijo, ganó 4 dólares al mes y luego finalmente 38 al mes.

A ese diario narró sobre sus buenos recuerdos de bailar en las calles y jugar al fútbol, ​​su primer amor, con sus hermanos y sus amigos. También que su padre lo vio jugar para los Vegueros antes de morir.

Fue corto su paso por Cuba, casi sin tiempo para cuajar su calidad de pelotero ni formarse lo suficiente, aunque en su camino a Grandes Ligas, México se volvió un hogar.

Después, siguió su larga travesía rumbo al máximo nivel del béisbol mundial, en donde fue nombrado recientemente como Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana y sumó varios récords para MLB, para cubanos, para novatos y entre todos los peloteros, sin importar fuese su primera temporada o no.

Tal es su impacto que su compañero Austin Meadows decía que iba a tener que ponerse a seguir a Arozarena a todas partes para ver cuál era su secreto. También Kiermaier se sumaba a la fiesta de elogios: “Es el mejor jugador del planeta. Es increíble, único en muchos aspectos. Todos lo aman. Es nuestro mejor hombre, y lo que está haciendo es asombroso”.

Pero el camino del Cohete cubano empezó en Cuba, en la pelota amateur. En las imágenes de nuestra compilación de YouTube podrás ver cómo se veía, jugaba y bateaba Randy Arozarena cuando todavía no estaba bajo los reflectores del béisbol de MLB, y no era, como lo llaman sus colegas de Tampa, “el mejor pelotero del mundo en este momento”.

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