El béisbol puede que no sea como la física cuántica, pero como sabemos es un sistema probabilístico que puede ser sumamente complejo. En el siglo XXI, el análisis científico cada vez tiene más incidencia sobre este deporte y, como prueba fehaciente, la Sabermetría ha derrumbado varios conceptos tradicionales sobre cómo entenderlo.

Uno de estos avances irrumpió de forma dramática en la pasada campaña de la MLB: el llamado “Swing de Opencut”. Con este cambio se impuso una marca de cuadrangulares nunca vista ni en la llamada “Era de los Esteroides”, con 6105 en total. Esto se debió a una colaboración entre los analistas sabermétricos y los entrenadores de bateo de los equipos.

Sin duda alguna, el rolling de hit al hueco va perdiendo su estatus en las Ligas Mayores, como lo hicieron antes el juego completo y el toque de bola de sacrificio. No es menos cierto que el tipo de conexión más exitosa es la línea y más, cuando va hacia los jardines. No solo porque es más difícil de fildear, sino también porque el outfield es un terreno de mayor amplitud defendido por solo tres jugadores.

Por lo demás, si algo no ha cambiado, es que las acciones más espectaculares son aún el ponche para los lanzadores y el cuadrangular en el caso de los bateadores. El último, sobre todo, es la jugada ofensiva más atractiva, como el gol en el futbol o el touchdown en el futbol americano.

El claro objetivo del “Swing de Opencut” es que los bateadores hagan el mayor daño posible en cada comparecencia al plato, al tratar de evitar los roletazos por el cuadro, que tienen un porciento muy elevado de probabilidades para convertirse en out. Los entrenadores se están enfocando en la técnica del control de bate para que baje la frecuencia de conexiones de rolling.

En Cuba todavía no se han dado muestras de la aplicación de este cambio, aunque algunos especialistas lo conozcan. “Por supuesto que los entrenadores, al menos en la capital, estamos al tanto. Nos parece muy bien este concepto porque están en lo cierto, y lo que sea para el desarrollo del béisbol tiene nuestro total apoyo”, dice Rolando Verde, uno de los principales entrenadores de la Academia de Béisbol de La Habana.

“Sin embargo, su aplicación solo debe remitirse a quienes tengan poder al bate, los cuales, no son muchos en nuestro país. Si no tienen el físico o la técnica necesarias, el resultado en la mayoría de los casos sería un fly inofensivo a los jardines, en vez de una conexión con posibilidades de convertirse en un extra bases”, añade.

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¿Sacrificar el bateo de tacto?

Ciertamente, muchos atletas han visto afectado su bateo de tacto al aplicar esta técnica. Un ejemplo es el elevado número de ponches sufridos por varios de los mejores toleteros del circuito en la pasada campaña. Recordemos cuántas veces no quedaron con la carabina al hombro los novatos Aaron Judge y Cody Bellinger, quienes habían sentado cátedra con su poder durante la temporada regular.

En la MLB, este año declinó ligeramente la cantidad de vuelacercas del primer mes en comparación con la anterior: en 2017 hubo un promedio de 2,34 jonrones por partido y en 2018 de 2,18.

En el primer mes, por primera vez en la historia de Grandes Ligas, se registraron más ponches que hits (6656 ponches contra 6360 hits). Este fenómeno ha hecho saltar las alarmas entre varios especialistas, pero la gran mayoría espera que los números se estabilicen. Recordemos que por 10 campañas consecutivas se ha roto el récord de ponches. Entonces, esta tendencia lleva años en ascenso y quizás, necesariamente, no tenga mucho que ver con el ajuste en el swing.

En resumen, esta técnica demuestra ser muy exitosa en una época donde el picheo ha dominado considerablemente lo cual, sumado a las nuevas estrategias como el posicionamiento defensivo, cada día complican más la vida a los bateadores. Ellos han encontrado la respuesta efectiva a todos los factores que obran en su contra: el Swing de Opencut.

Imagen cortesía de AP