Como toda persona con criterio, Ian Padrón (La Habana, 1976) tiene mucho que decir, y lo hace de frente y claro. Los seguidores de su obra audiovisual le admiran su franqueza expresiva que le ha dejado tantas alegrías como sinsabores. Hace unos años decidió vivir fuera de Cuba. Ahora reside en una pequeña ciudad rodeada de playas y barcos donde se respira aire fresco. Es el padre feliz de cuatro hijos, sigue haciendo filmes, prepara nuevos guiones y, en su oficina de todos los días, su reino íntimo, hay una bandera que proclama su indiscutible filiación azul: los Industriales…

Defíneme al industrialista que es Ian Padrón…

Industrialistas hay por todo el mundo y no todos nacidos en La Habana. Creo que los aficionados cubanos son los más fieles, a pesar de todos los cambios de estructuras, nombres y variantes de la Serie Nacional. Soy industrialista, pero soy más fanático aún al béisbol cubano de todos los tiempos. Lo veo desde el punto de vista cultural e histórico, más que deportivo.

¿Cómo se lleva el industrialismo en la distancia, lejos del Latino?

Hace un año decidí no tener televisión en casa. Tampoco dispongo del tiempo suficiente para ver partidos enteros de béisbol. La Pelota Cubana es la que llevo en mi corazón, pero ya no sigo la Serie Nacional. Tiene muy poca calidad, a mi juicio. No hablo solo por el juego en sí, sino por todo lo arcaico y desesperanzador que la rodea.

¿Era (es) Víctor Mesa el manager que necesita Industriales? ¿Por qué?

Si es o no el manager ideal para Industriales, es muy pronto para valorarlo. Otros han tenido un primer año discreto y luego han ganado campeonatos. Vivir para ver.

Tengo una sospecha, pero no voy a especular… ¿Cuál es tu equipo favorito en la MLB?

Desde que El Duque Hernández jugaba con los New York Yankees y pisé el Yankee Stadium en 2002, decidí que ese sería mi equipo en la MLB. Con el tiempo, comparto pasiones hacia otros equipos donde juegan cubanos. Casi todos los días reviso la web de la MLB para saber cómo les fue a los míos.

Todos conocemos las insatisfacciones que te dejó Fuera de Liga (censura, sambenitos…). ¿Qué satisfacciones te dejó?

Fuera de Liga fue el primer filme con el que el público cubano me demostró su cariño. También me permitió iniciar una gran amistad con varios peloteros, especialmente con José Modesto Darcourt, a quien siempre recordaré con gran cariño y admiración. Me permitió también trabajar con muy buenos cineastas que conformaron mi staff y lo dieron todo por este filme. Todo esto me cambió como realizador y me ayudó a encontrar mi camino.

Algunos piensan que Fuera de Liga es un tributo a Industriales, otros un pretexto para hablar del caso Anglada, otros una reivindicación del Duque y los que se fueron… ¿Qué opinas tú? ¿Qué buscabas cuando concebiste y filmaste el documental?

Sólo quería hacer un documental sobre nuestro deporte nacional, pero desde adentro. Pensaba nombrarle inicialmente “La Industria en pelota”, jugando con el doble sentido. El documental lo hicieron los mismos peloteros con su valentía, con la confianza que tuvieron en mí y con los deseos que tenían de ser escuchados más allá de las bolas y los strikes.

A más de 15 años de filmarlo… ¿le cambiarías algo a Fuera de Liga? ¿Explorarías otra arista?

No le cambiaría mucho, quizás el título. Cuando terminé de filmar y fui a Nueva York a filmar al Duque en el Yankee Stadium, quería llamarle “Los Yankees de Cuba” porque los Industriales son como el equipo del Bronx: los más odiados y queridos de toda la liga. Ese documental se parece a su época (filmado en 2002) y plantea muchos temas aún no resueltos o que se han agudizado con el tiempo. Creo que hice lo mejor que pude, con los recursos que tuve. Haría una segunda parte, pero no le cambiaría casi nada al Fuera de Liga original de 2003.

Ian Padrón es un gran fanático del béisbol y de los Industriales, en particular. FOTO: cortesía del entrevistado.

Como aficionado, ¿qué sentiste al encontrarte con el Duque?

Fue una gran emoción verle frente a mi hablando de Cuba y los Industriales. Fue muy difícil concretar la entrevista en medio de su temporada de Grandes Ligas. Me faltaban ocho horas para regresar en avión desde Nueva York a La Habana. Pensé que no lo lograría, pero el Duque se portó como un caballero y cumplió con su palabra. Eran las dos de la madrugada, él cansado dentro de su carro después de un juego de 14 innings que Jason Giambi decidió con walk-off Grand Slam bajo la lluvia. Magia y suerte que tuve.

Como realizador, ¿cómo sobrellevaste la censura?

Bastante mal en lo personal, mejor en lo mediático. Fue muy frustrante para todos lo que pasamos casi dos años realizando este filme. Además, fui agredido físicamente en el lobby del ICAIC por defender mi película y el ICAIC apoyó al represor. Nadie puede sentirse respetado en ese ambiente de tanto oportunismo y bajeza. Me contuve, respiraba profundo y pensaba bien lo que decía y sobre todo cómo lo decía. Fue una etapa que superé porque no “mordí el anzuelo” de provocadores, arribistas enemigos ni falsos aduladores camuflados. Tuve el apoyo de mi equipo técnico y de grandes cineastas como Fernando Pérez, Enrique Colina y Humberto Solás.

¿Por qué siendo Cuba un país de tanto arraigo beisbolero, la pelota tiene tan poca presencia en el arte, especialmente en el cine?

La pelota cubana no es un solo deporte, es “el día a día” de millones de cubanos. Casi una religión. También por muchos años ha sido un tema mal politizado nacional e internacionalmente, convirtiendo este bello deporte en un reflejo de las contradicciones y expectativas de nuestra sociedad. Esa “tensión oculta” que aún persiste, no ayudó a crear tanta obra artística referente al béisbol como pudiera desearse. La posibilidad de censura era alta si tratabas el tema con una arista distinta a la establecida en los medios masivos. Aun así, hay canciones, poesías, pinturas, películas y obras de teatro, con referentes perdurables.

¿Tienes algún filme deportivo que te guste particularmente? ¿Alguno que te hubiera gustado dirigir?

Tengo muchos filmes deportivos que me gustan. Creo que “Carrozas de Fuego” es uno de los más logrados. La música de Vangelis lo ayudó a convertirse en un clásico del cine mundial. A mí me hubiera gustado dirigir A League of their Own, aquella película protagonizada por Tom Hanks como el malhumorado manager de un equipo de mujeres beisbolistas. Ese filme de Penny Marshall tiene que haber sido muy divertido de filmar con Madonna, Geena Davis y Rosie O’Donnell jugando béisbol.

¿Qué momentos de la pelota cubana merecen una película? 

La vida y la muerte de Changa Mederos. El juego del 27 de diciembre de 1874 en el Palmar de Junco. El jonrón de Marquetti contra Rogelio García. El jonrón de Lourdes Gurriel contra Jim Abbott. El Duque Hernández ganando un anillo de Serie Mundial 1998. El juego contra los Orioles en 1999. El Clásico Mundial 2006. El equipo Cuba del 2020 y el 2021… y me imagino que 250 momentos más. El beisbol cubano tiene gran historia, sólo comparable con la del estadounidense.

¿Quién fue tu ídolo deportivo?

Mi ídolo siempre fue Lázaro Vargas. Brilló dentro de esa constelación de estrellas de los Industriales en los 80-90 con Marquetti, Medina, Padilla, Javier, Germán, Darcourt, Euclides, Arocha, Valle, De La Torre, Tabares, Scull y El Duque, entre otros. Bateó más de 2000 hits y logró estar muchas veces en el equipo nacional cuando era durísimo entrar allí. En mayo de 2002 filmé a pocos metros su último turno al bate como atleta. Ahora somos muy buenos amigos. Como fanático no se puede pedir más, creo yo.

Una pregunta obligada: ¿Qué opinas de un equipo Cuba unificado?

Será algo histórico para todos los cubanos, piensen como piensen. Volver a tener un equipo competitivo en la élite mundial —a la cual pertenecimos por más de 100 años—, será motivo de emoción y saltarán lágrimas de felicidad. Un equipo Cuba “con todos y para el bien de todos” sería un punto de partida para la recuperación del béisbol cubano. La historia ha demostrado que lo que no se actualiza, perece. Hace más de diez años que la pelota cubana va en picada evidente. A veces parece que quienes tienen el poder para detener el “hundimiento del barco” desean su naufragio definitivo.

¿La pelota en Cuba se está muriendo, la están matando o está como le toca estar?

No ha muerto aún porque nuestra isla es una fuente ¿inagotable? de talento. Lo que sí está agonizando es la Serie Nacional como torneo y nuestra proyección internacional es cada vez menor. Asumir el deporte cubano con una visión tan estrecha de la nacionalidad nos ha relegado al cuarto lugar del ranking mundial. Quizás somos el único país del mundo que renuncia al talento que ha creado y prefiere interponer razones extradeportivas por encima del deporte en sí. Los peloteros cubanos actuales tienen tanta calidad como los de otros países y juegan en casi todas las ligas profesionales que existen. Entre jóvenes y veteranos hay un centenar de jugadores para una pre-selección capaz de representar a Cuba con dignidad.

¿Es realmente el fútbol el malo de esta película?

El fútbol no tiene nada de malo. Es el gran deporte a nivel mundial y en Cuba ha ganado mucho terreno. Si en Cuba transmitieran en vivo los partidos de Grandes Ligas y volviéramos a tener una Serie Nacional de calidad, se vería la diferencia en poco tiempo. A pesar de todos los obstáculos, Cuba tiene al menos 20 peloteros que juegan en la MLB y otros 100 entre las Ligas Menores, las asiáticas y latinoamericanas: esa es la élite del beisbol mundial.

Los jóvenes cubanos pueden adorar a Messi o Ronaldo, pero es poco probable que alguno llegue a ser de la élite futbolística mundial. Sin embargo, pueden admirar a Mike Trout, Aaron Judge y quizás en unos años puedan jugar a su lado o contra ellos, como parte del equipo Cuba o en la MLB. Ahí hay una gran diferencia que al fútbol le va a costar una eternidad cambiar en Cuba: la producción de héroes nacionales insertados al más alto nivel deportivo mundial.

Ian Padrón, un hombre entre dos mundos: el béisbol y el audiovisual. FOTO: cortesía del entrevistado.

¿Qué haría falta para que volvieras a la realización audiovisual en Cuba?

Esa pregunta es gigante si nos pusiéramos a valorar qué es necesario para que miles de cubanos regados por el mundo decidan regresar a vivir y trabajar en Cuba.

Aparte del proyecto de realizar Elpidio Valdés con actores reales… ¿Qué historia sueñas con contar en una película?

Cómo me dijera Carlos Varela en el documental Faja’o con los Leones: “Me estás preguntando lo que sueño y eso no te lo quiero contar”.

¿Qué opinas del periodismo deportivo que se hace (o no) en Cuba?

La calidad existe. Hay muy buenos periodistas deportivos, experimentados fotógrafos, dinámicos narradores y acertados reporteros. Muchos tienen nuevas ideas o se han actualizado viajando por el mundo, pero la fuerza e importancia del deporte cubano en nuestra sociedad ha decrecido mucho. A medida que el deporte cubano en general y la pelota en particular, recuperen su vitalidad, el periodismo deportivo “explotará” y resurgirán los Bobby Salamanca, los Eddy Martin, Eladio Secades y tantos otros grandes.

Las derrotas en torneos internacionales son apenas indicadores de un problema mayor, y es la desidia que se advierte en los campeonatos nacionales. ¿Qué piensas que debería cambiar en Cuba para que la pelota recupere su antigua calidad y, por ende, vuelva a despertar interés?

Lo primero, el Estado debe registrar que estamos en crisis profunda de nuestro principal torneo nacional y debe priorizar recursos y buscar variantes para salvarlo. Eliminar la vergonzosa palabra “desertores” y asumir con respeto a los cientos de atletas y entrenadores que andan dando vueltas por el mundo. Respetar los criterios de quienes le han dedicado su vida a este deporte y no tomar las decisiones desde un buró. No dar espacio a los “feudos” personales-territoriales y priorizar lo mejor para toda la nación.

Reducir los 16 equipos actuales de la Serie Nacional: mantener esta estructura es una “tozudez” incosteable y provinciana. Si cada equipo necesita 30 atletas, son necesarios casi 500 jugadores de calidad y Cuba no los tiene. Lo lógico sería tener una Serie Nacional atractiva de no más de 6 equipos: Vegueros, Henequeneros, Azucareros, Serranos, Mineros e Industriales. Concentras calidad y usas los recursos de una manera más eficiente. Permitir los patrocinios y la publicidad… Crear un acuerdo con las Grandes Ligas, donde haya que jugar al menos siete años en Cuba para ser elegible como agente libre de la MLB. Algo también importante sería tener un Museo del Béisbol Cubano y reactivar su Salón de la Fama, creado en 1939 y reabierto en 2014. Resumiendo, el béisbol cubano lo que más necesita es “un par de bolas”: una recta ética y un realismo en cambio.