Todo comenzó en “La normal”, una pista aledaña a la llamada Escuela Normal para Maestros de Oriente en Santiago de Cuba a la que Víctor Rafael Moya Carvajal llegó como “préstamo” porque su principal afición era el fútbol. Un deporte que practicó en los primeros compases de su vida escolar y en el que alcanzó a representar a su provincia, con un tercer lugar nacional en la categoría pioneril.

Su rapidez despertó el interés de los preparadores de atletismo y a los 13 años lo toma en serio matriculando en la ESPA, donde comenzó a contender en pruebas combinadas, como es habitual en estas edades. Pronto, la saltabilidad afloró como su principal dote y bajo la égida de Luis E. Milanés y Marima Rodríguez se especializó en el salto de altura. Empezó a desafiar la gravedad, marcó pautas y se fijó la meta de buscar, cada día, estrechar la distancia entre su anatomía y el cielo.

─Llegas en 2002 al equipo nacional, progresas y en el 2005 te consolidas como primera figura de Cuba, ¿el año soñado? [1]

Exactamente así lo veo porque fue un año donde todo salió como esperábamos. Empecé haciendo 2.28m bien temprano en una Prueba de Confrontación y luego superé los 2.29 en marzo durante el Campeonato Nacional aquí en el Estadio Panamericano. Los resultados me abrieron las puertas a una gira extensa por Europa en la que tuve la posibilidad de competir en la élite. Giré con mi compañero de equipo Lisvany Pérez pues se debía decidir entre nosotros quién representaba a Cuba en el Campeonato Mundial. Finalmente se decidieron por mí. Yo estaba muy bien, verdaderamente bien, se me dio la posibilidad y creo que no defraudé.

Hablemos del Mundial. Llegas a Helsinski con el 2.29 hecho en La Habana que era la mínima alternativa de clasificación (lo que se conocía como marca B y que hoy ha desaparecido) y te conviertes en subcampeón del orbe [2]. ¿Qué factores consideras importantes en este éxito?

La forma en que llegué a ese mundial, estaba físicamente muy bien y me sentía muy ajustado a nivel técnico porque había tenido la oportunidad de saltar mucho y en competencias de alto nivel. Así y todo, siempre pienso que también fue clave el haber competido durante la clasificación en el grupo donde estaban varios de los atletas más fuertes como Yaroslav Rybakov y Stefan Holm. Terminé, con 2.27m, empatado con Holm en el primer lugar entre todos los clasificados y fue una inyección de confianza para afrontar la final donde competí fuerte y logré el mejor resultado de mi carrera.

[quotes quotes_style=»bpull» quotes_pos=»right»]El título se me escapó por cuestiones de estrategia.[/quotes]

¿Cómo atesora tu mente ese momento?

Lo llevó muy presente, y lo recuerdo con una mezcla de emociones porque a pesar de la alegría, nunca me he desprendido de la sensación de que podría haber empujado un poco más.

¿Más?

Sí mira, en el fondo el título se me escapó por cuestiones de estrategia. Son las cosas del deporte, donde un pequeño movimiento puede cambiar una historia completa. Yo me sentí muy feliz y ese ha sido el punto máximo en mi carrera sin embargo, también pienso que podría haber ganado. Soy así, exigente conmigo mismo porque creo que cuando un deportista se empieza a conformar con lo que ha hecho, está dando el primer paso para que los resultados desaparezcan.

Con la llegada de 2006 se abre un período de altibajos en el que las enfermedades y las lesiones fueron protagonistas.

Exactamente, en 2006 me enfermé durante la gira y tuve que regresar a Cuba. La recuperación se demoró un poco y me perdí el final de la temporada donde estaban concentrados mis dos objetivos fundamentales de ese año: los Juegos Centroamericanos y la Copa del Mundo.

Victor Moya
«Estoy muy satisfecho con el atleta que he sido y orgulloso de los resultados que alcancé». FOTO: Hansel Leyva

En 2007 competí bastante pero tenía algunas molestias en la pierna de despegue, lo cual creo que influyó en que mi resultado no fuera mayor, así y todo logré el oro en los Juegos Panamericanos de Río y un quinto puesto en el Campeonato Mundial de Osaka.

Y 2008 que fue un año especial. Tras el mundial bajo techo en Valencia donde fui quinto, me puse la meta personal de ganar todas las competencias que enfrentara. Era el año de los Juegos Olímpicos en Beijing, iba a participar en mi primera olimpiada y tenía que esforzarme al máximo porque quería un resultado allí y así lo hice, gané todo en el verano, incluso, el Centroamericano de Cali, Colombia, en el que me lesioné gravemente al resbalar en un intento sobre 2.31m con la pista mojada.

En resumen, sufriste una ruptura en el borde superior del tendón rotuliano de la pierna derecha. Recuperación larga y paciente, con pronóstico reservado en torno a tu reincorporación al deporte.

En realidad el pronóstico no me daba muchas opciones de volver a saltar porque es una lesión compleja, sobre todo para mi especialidad. Pero yo siempre confié y mantuve el deseo de hacerlo nuevamente. Gracias a la ayuda de los profesionales que me atendieron y la fuerte rehabilitación que realicé, en 2010 vuelvo y logro un resultado de 2.15m que era un nuevo punto de partida.

[quotes quotes_style=»bpull» quotes_pos=»left»]Mis mejores resultados siempre llegaron en momentos en los que competí mucho[/quotes]

Tu meta, lo has dicho en múltiples oportunidades, era reencontrarte con los 2.30m y retomar la progresión que habías experimentado. Sin embargo, el objetivo ha sido esquivo y tras los 2.28m que se te acreditan como tope para 2011 todo ha ido a menos, ¿qué ha pasado?

Ha habido un cúmulo de situaciones que me han llevado a perder el deseo de saltar. Paulatinamente fui sintiendo la falta de confianza y de apoyo. Me sentí olvidado. En 2012, por ejemplo, si iba a asistir a Londres a los Juegos Olímpicos, ¿por qué no darme también la posibilidad de competir? A lo largo de los años, mis mejores resultados siempre llegaron en momentos en los que competí mucho. No puedes tener un resultado satisfactorio si viajas de aquí directamente a la competencia fundamental. Creo que el método no puede ser ese.

En algún momento Javier Sotomayor opinó que el no haber recuperado tu nivel también pasaba por alguna barrera psicológica que no alcanzabas a superar. ¿Estás de acuerdo?

En principio sí, porque la reincorporación fue muy compleja, pero como te expliqué también me he tenido que desenvolver bajo la influencia de varios elementos desfavorables.

A propósito. ¿Qué significa Javier Sotomayor?

Javier siempre ha sido mi ídolo, el ejemplo a seguir y agradezco el haber tenido la oportunidad de haberlo visto competir, de tenerlo cerca y de contar con su apoyo.

Desde tu experiencia, ¿cómo ves la salud de la especialidad hoy en Cuba?

Hay talento, hay que cultivarlo y convertirlo en resultados.

¿Las claves?

Primero hay que entrenar fuerte, muy fuerte. Tener el deseo y la aspiración de superarse. Luego, también hay que tener oportunidades de competir, para medirte con los mejores y poder aprovecharlas como una fuente de inspiración. Esta es una profesión de sacrificios, pero si logras enfocarte y cumplir tus objetivos, siempre encontrarás la compensación, la felicidad.

Si miras atrás y repasas lo que ha sido tu carrera. ¿Te reprocharías algo?

Probablemente el no haber continuado saltando en un par de oportunidades en las que conseguí los 2.33m y no seguí, pero nada más. Estoy muy satisfecho con el atleta que he sido y orgulloso de los resultados que alcancé.

Exigente contigo mismo, optimista y buen conversador, ¿algo más que te defina?

Creo que soy una buena persona (ríe). Me gusta ser amigo y disfruto cuando puedo tenderle mi mano a alguien que la necesite. Soy alegre, me gusta la música, soy cubano,… santiaguero…

Hay una arista de tu vida que probablemente también defina esa personalidad que describes y es el papel que juegas dentro de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM). ¿Cuál es el origen de tu incorporación?

Una amiga me comentó el proyecto, fui a algunos encuentros y me identifiqué con la iniciativa. Entro formalmente por la invitación del profesor Julio César González Pagés y me vinculo a las actividades que se están realizando.

Algunos se sorprenden porque no es habitual que los deportistas aparezcan en proyectos de este tipo y precisamente por ello he asumido el reto de aumentar nuestra presencia allí.

¿Algún objetivo en concreto?

Tenemos en plan impulsar la Red de Deportistas y retomar una idea del profesor Eugenio George con la que pretendía desterrar las conductas violentas del terreno deportivo.

En cualquier caso somos figuras públicas y tenemos un compromiso adicional con la sociedad. Todo lo que hagamos en su beneficio, es poco.

Volvemos al deporte, ¿cuál es tu situación actual?

Victor Moya
Victor Moya mira el futuro con esperanza. FOTO: Hansel Leyva

No lo tengo muy claro (sonríe). En las mañanas apoyo al profesor Luis A. Pinillo en los entrenamientos de sus alumnos del equipo nacional y por las tardes me entreno.

¿Te entrenas?

Sí, me entreno. A lo largo de todos estos años aprendí a manejarme y con la ayuda del propio Pinillo y un plan de entrenamientos que tengo en el que colabora también Juan Francisco Centelles, me entreno todas las tardes.

¿Quiere decir que aun lo intentas?

De cierta manera sí. Lo hago por mí. Me preparo para competir el año que viene, representando a mi provincia en el Campeonato Nacional y a ver qué pasa. No hay expectativas, no tengo un número en mente, lo que tenga que suceder, que suceda, yo solo quiero retirarme oficialmente con un salto…

[quotes quotes_style=»bpull» quotes_pos=»right»]Me preparo para competir el año que viene en representación de mi provincia en el Campeonato Nacional[/quotes]

Y es que Víctor cree en el destino; que le ha creado oportunidades y le ha puesto el reto constante de superar obstáculos. Que le ha dejado el placer de disfrutar y lo ha llevado, también, a sufrir por una especialidad de la que confiesa estar enamorado. Todo comenzó en “La normal”, más de dos décadas han pasado y Víctor aun lo intenta. Quiere completar el camino a pesar de las espinas en su recta final. Necesita regalarse un último salto para poner el punto final a su carrera.

[1] Victor Moya tomó parte en 23 reuniones en 2005 y agregó 10 centímetros a su marca personal. Inició el año saltando 2.25 y terminó registrando en Mónaco los 2.35 que aun atesora como lo mejor de su carrera, y que le convierten en el segundo atleta con mejor resultado en la historia del salto de altura cubano, detrás de Javier Sotomayor, autor del 2.45m que es el actual record del mundo de la especialidad.

[2]ARGUMENTO: Víctor Moya ganó la medalla de plata en el Campeonato Mundial de Helsinki en 2005 igualando su marca personal, en ese momento fijada en 2.29m. Compartió su puesto en el podio con el ruso Yaroslav Rybakov, mientras que el ucraniano Yuriy Krymarenko se adjudicó el título con registro de 2.32m.