Diciembre de 1993. Yandri Martínez era un niño de nueve años cuando su familia decidió emigrar en un barco hacia los Estados Unidos, una decisión que tomaron muchos a principios de la década del 90. El joven tiene vagos recuerdos de aquel viaje con rumbo norte, entre la incertidumbre del momento y el miedo propio de esa edad, con las costas del pasado siluetadas en el horizonte hasta desaparecer.

Mayo de 2018. Yandri Martínez cumple uno de sus sueños. Un cuarto de siglo después regresó en barco a La Habana y pudo disfrutar emocionado de los contornos del litoral norte de la isla que lo vio nacer, multiplicando la nitidez tras cada nudo de velocidad y sin que ninguna imagen se apagara en su recuerdo.

“Regresé como me fui, en barco”, refirió el participante en el Torneo Internacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway. “Estoy muy emocionado. Cuando salimos de Cayo Hueso no pensaba en eso, me pareció que salía a pescar, pero después de dos horas no podía contener la excitación. Ahora fueron otros sentimientos, o los mismos, en sentido contrario.

“Lloré en el viaje por lo que recordaba cuando me fui, es cierto que todo era muy diferente, era muy pequeño, nunca he podido olvidar que estuvimos tres días perdidos en el mar, que casi nos ahogamos. Fue demasiada la incertidumbre. Imagínate regresar ahora desde la seguridad de un bote como el Avimar”, expresó Yandri, nacido en el municipio villaclareño de Sagua la Grande.

El Avimar es una embarcación de 30 pies de eslora y 12 de manga, equipada con dos motores Volvo diesel de 260 caballos de fuerza, que le imprimen una velocidad máxima de 33 nudos, con un consumo de un galón por milla náutica a la velocidad crucero de 27 nudos.

“El año pasado tuve que venir por aire y unirme a mis compañeros aquí para recorrer La Habana en el día libre. Eran otras las circunstancias, me quedé con las ganas, pero fue por poco tiempo”, agregó Martínez.

Sucede que en noviembre de 2017 se implementaron nuevas regulaciones migratorias que permiten a los nacidos en Cuba residentes en el exterior entrar en barco por las dos principales marinas del país, por lo que Yandri se convirtió en el primer competidor nacido en la Isla, que vive en otro país y llega al Hemingway por mar.

“Desde que salió la ley decidí que venía ‘de cabeza’ al torneo, era la oportunidad de lograr lo que quería, venir con mis amigos a competir, no pude saborear el triunfo de la justa anterior. Regresamos con las mismas ganas. Con un poco de suerte podemos repetir la actuación. El arte de la pesca es estar en el lugar correcto y tenemos a nuestro favor que ya conocemos el terreno”, dijo Yandri.

El pescador añadió que mantiene comunicación diaria con sus familiares a ambos lados del estrecho de la Florida. “En Sagua tengo a mis tías y mi abuela, hablamos por teléfono, están atentas a la competencia y quieren que ganemos la Copa. Igualmente hay mucha expectativa en Estados Unidos y nos piden información”.

Sobre la preparación para el torneo explicó que normalmente hacen pesca de todo tipo. “No estamos especializados en casteros porque en nuestra zona no se encuentran con facilidad, pero sí cogemos muchos dorados, wahoos y otros tipos de especies.

En el Avimar, campeón de la Copa Hemingway 2017, Yandri comparte con su cuñado Víctor Ávila, de raíces cubanas, y otros cuatro amigos: Juan Serrano, Victor Holder, Denny Murphy y Darrick Gjertsem.

Ningún otro competidor en el torneo tiene el aluvión de sensaciones que muestra Martínez en cada momento. No puede esconder lo que significa desandar otra vez las aguas cubanas.

El próximo sábado culmina la edición 68 del Internacional Hemingway. Después de ese día, Yandri tendrá un reto más grande que capturar un castero azul: ver cómo la proa del Avimar enfila al norte y cómo vuelve a apagarse la silueta de la Isla.