Cerca de un centenar de largometrajes, cortos y series figuran en su currículum actoral. Su sexto sentido, talento y facilidad camaleónica para interpretar personajes que en algún momento se volvieron icónicos, convierten a Luis Alberto García -según mi opinión- en uno de los actores más versátiles de la cinematografía cubana.

Sin embargo la serie de los Nicanor O´Donnell son los que más llaman mi atención; quizás porque, como él, ejercen la crítica nacional como el mejor y más leal descendiente del criollo cubano. Eso fue lo que más me impresionó de su persona: su capacidad y compromiso con el diálogo locuaz, sincero, lleno de reflexiones inteligentes y, porque no, salpicado de una u otra ironía. Dado a la conversación, no fue preciso hacerle muchas preguntas. Su opinión -en ocasiones lapidaria- nos dejó bien claro su vasto conocimiento del deporte nacional.

Temprano en la mañana, sentados en los jardines del Sauce, comenzó nuestra entrevista.

¿Por qué el béisbol -si es un aspecto fundamental en nuestra cultura- se ve poco reflejado en el audiovisual?

— “Es inexplicable; sobre todo porque conozco muchos directores y guionistas fanáticos al deporte. Soy parte del grupo de actores a los cuales nos gusta a rabiar. Es una deuda que el audiovisual cubano tiene -sobre todo con la pelota. La cantidad de figuras talentosas que jugaron -y juegan- a nivel mundial es inmensa. Se podrían haber hecho grandes cosas.”

— Luis Alberto se considera un gran fanático del béisbol. Es uno de los miles que sufre día a día con el estado de este deporte en el ámbito nacional.

— “Me parece una vergüenza y un despropósito total que, con tal de no sacar en televisión a los cubanos que han emigrados a las Grandes Ligas le hayan dado tanto espacio al fútbol. Considero que políticas ineficaces y cegueras han alejado a la pelota de los cubanos. “Quizás por aquello: “en Cuba el deporte es el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”, se le hizo la guerra al deporte profesional y nos quedamos desactualizados de todo. Le cerraron al pueblo la oportunidad de ver a los mejores beisbolistas del mundo y, poco a poco nos fuimos quedando sin referentes.”

— Sin embargo, la realidad cubana no es la misma de años atrás. Una incipiente visibilidad del deporte de Grandes Ligas se puede observar en nuestra señal nacional.

— “Eso es verdad, pero no es necesario ser muy inteligente para notar que equipos donde militan peloteros cubanos migrados no aparecen en pantalla, o que cuando les toca jugar hay un corte y edición monumental -crimen de lesa cultura que insulta la inteligencia de los cubanos. Un verdadero atentado.

A ello se suma el hecho de que los únicos deportistas traidores son los cubanos. Nunca he escuchado a ningún comentarista decir que Messi es traidor porque juega en España, ni que Neymar es mercenario porque no juega en Brasil. ¿Qué hay de malo -si te gusta un deporte y eres bueno- que quieras estar con los mejores del mundo? No todo es el dinero, y los nuestros no son mercenarios. Sencillamente tiene que ver con probarse a sí mismo y saber cuál es tu tope. Cargaron de ideología algo tan puro como el deporte. Un juego de béisbol entre Cuba y Estados Unidos no hay que verlo como una batalla campal.”

Ante una realidad que se asoma con atisbos de esperanza, ¿crees que algo comenzará a cambiar?

“Quizás, pero, ¿tú sabes lo que es que Yoenis Céspedes haya ganado el Derby de jonrones de las Grandes Ligas (dos veces) y no haya salido una línea en la prensa o en el noticiero deportivo? ¡Te das cuenta que nuestros medios van por un lado y el pueblo por otro!, sobre todo porque la gente se entera de estos triunfos -ya sea por el paquete, memorias, u otras vías alternativas.

Están equivocados si piensan que nuestro pueblo considera a estos deportistas larvas o insectos. Nuestro pueblo se siente súper feliz y orgulloso de los logros de Abreu, Alexei, Yunier Betancourt, Kendry Morales, Aroldy Chapman. A la patria uno no la escoge, y para nada es un delito ir a probar suerte a otro sitio y representarlo en otro lugar con orgullo.

Este es un país que produce muchos deportistas. Este es un pueblo que sabe de béisbol, pero se ha perdido la noción del espectáculo porque a nuestros ideológicos del deporte les parece que hacer algo de show atractivo o mediático es hacer concesiones a la pelota esclava. Es un juego de béisbol, no la ceremonia rígida de béisbol, ni la mesa redonda de béisbol. Play es jugar y en eso es en lo que, básicamente, nos deberíamos enfocar.”

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