Cuentan cronistas, periodistas y especializados en materia beisbolera que uno de los momentos más grandes del béisbol en Grandes Ligas fue el retiro, nefastamente forzado, de Lou Gherig, el legendario primera base de los Yankees de Nueva York, allá a finales de los años veinte e inicios del treinta en el siglo pasado.

“The Iron Horse”, el Caballo de Hierro, así denominaban a Lou, alguien que murió a consecuencias del ELA (Arterioesclerosis Amiotrofica Lateral) y dejó una marca casi legendaria de más de 2600 juegos jugados de forma consecutiva. El récord de Gherig solo fue roto a fines de los noventa, casi sesenta años después y por otro gigante de este deporte: Carl Ripken Jr., quien lo consiguió en presencia incluso de Bill Clinton, por entonces presidente de Estados Unidos.

El día de su retiro, en el Yankee Stadium, Lou dijo: “… Hoy me siento el hombre más afortunado de la tierra…”, y las lágrimas se les salieron a todos, también a Babe Ruth, su némesis dentro de los bombarderos del Bronx.

En Cuba, muy lejos de New York, también hubo hombres que marcaron este deporte. Lázaro de la Torre, otro “guerrero del box”  y  Carlos Yanes, hombres hechos igual, como de acero. Uno industrialista, otro pinero, los dos corajudos y consagrados a su trabajo: lanzar.

Los Yankees, Industriales, equipos simbólicos. Gherig, Ripken, Ruth, de la Torre, Yanes, jugadores ilustres. Varios factores se unen, la constancia, la disciplina al entrenar.

Pero la historia de estos jugadores se extiende. El heredero cubano de esta historia ya no lanza en nuestra Isla. Pero desde el montículo, sigue pelenado. A sus cuatro décadas de vida Raúl Valdés es otro peleador, otro caballo de hierro.

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Es el domingo 17 de diciembre de 2017. El año termina y en República Dominicana la invernal LiDom (liga profesional de béisbol del país), avanza viento en popa. La noche parece fresca, Directvsports trasmite el juego entre Toros del Este y los Gigantes del Cibao. En el box de los Toros se encuentra el veterano Raúl Valdés, quién días antes, el 29 de noviembre frente a las Águilas Cibaeñas se anotó su victoria 37 en la Liga Dominicana, caminando la ruta completa.

En los highlights del partido se ve a un Raúl Valdés seguro, sobrio en el montículo pese a sus cuarenta años de edad.  El cubano luce en buena forma, quizás recordando su paso por Japón con los dragones de Chunichi y sus inicios en la pelota dominicana trece años atrás. Esa noche, frente a los del Cibao, Valdés lanzaría los nueve innings para igualar una hazaña que databa de 23 años en esa Liga: lanzar dos juegos completos en una misma temporada. Con el juego contra las Águilas, el habanero sumaba un nuevo guarismo a sus estadísticas, el de poseer los tres últimos juegos completos lanzados en la LiDom.

Una foto publicada en la página web de los Toros, muestra a Raúl cabizbajo, medio alicaído, secándose el sudor en la chamarreta, quizás no contento pero sí conforme con lo que había pasado. “Simplemente traté de ir inning a inning, luego del sexto mi mentalidad era tirar el juego completo”, indicó el lanzador al portal de prensa del equipo. Y agregó, “tratar de ir lo más lejos posible en cada salida y ayudar al equipo es lo que siempre intento hacer…”.

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Valdés se ha convertido en uno de los símbolos de los Toros del Este es la Liga Dominicana. FOTO: LIDOM

Raúl Valdés, cumplió 40 años el pasado 27 de noviembre. El cubano  obtuvo la nacionalidad dominicana en 2008. Había arribado al país en el 2003, siendo firmado para la organización de Los Cachorros de Chicago, que lo asignó a uno de sus equipos en la Liga Dominicana de Verano.

Allí tuvo una destacada labor como lanzador, registrando 7 victorias y 2 derrotas, con porcentaje de 0.51 de efectividad en 16 encuentros, y sus oponentes le batearon apenas para .127.

Además, actuó como jardinero, mostrando sus dotes de gran jugador, bateando para promedio de .241, con 12 dobles y 26 carreras empujadas en 50 partidos.

Su carrera en el beisbol profesional dominicano, se inició en la temporada 2003-2004 con el equipo de Los Gigantes del Cibao, logrando tres triunfos y cinco derrotas, con 3.91 de efectividad. Luego, en la campaña del 2004-2005, tuvo su primera temporada con Los Toros del Este y compiló récord de 5-2, y 0.79 de efectividad, alzándose con el premio al lanzador del año. En la siguiente temporada tuvo marca 5-2. En el 2007-2008 retornó a Los Gigantes y compiló, 0-1, con 4.32 de PCL. En el 2008-2009, con el Escogido, registró balance de 1-1, confrontando algunos problemas en su brazo de lanzar.

A partir de 2009, vuelvió a trabajar con Los Toros del Este, vistiendo hasta el presente dicha camiseta. Valdés ha acumulado estadísticas con las cuales se le considera uno de los mejores lanzadores en la historia del conjunto y de los más dominantes de la liga profesional dominicana. Ha sobrepasado la cifra de cuatrocientos cincuenta ponches y la de treinta y cinco victorias.

El 15 de noviembre de 2014,  lanzó su primera blanqueada en la Liga, al ganarle a Los Tigres del Licey 2-0 en el Estadio Quisqueya. Ya en la Serie Final de la temporada 2010-2011, lanzó juego completo frente a Las Estrellas Orientales, permitiendo 6 hits, 3 carreras, 2 bases y 7 ponches. Además  en la Serie Final del año 2012, jugando como refuerzo de Las Águilas Cibaeñas, frente al Licey trabajó partido completo, en una faena de 5 hits, 1 carrera, 0 base y 3 ponches. De acuerdo a cifras ofrecidas por la página de Toros del Este y de la LiDom.

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Raúl Valdés, durante su paso por los Dragones de Chunichi, en el béisbol profesional japonés.

En la última Serie del Caribe, Raúl vistió la franela de Republica Dominicana al ser escogido como refuerzos por las Águilas Cibaeñas. Abrió el primer juego de esa novena en la justa y, junto a Yuniesky Maya y Francisley Bueno, integró el trío de cubanos que, con las Águilas, enfrentaron a los Alazanes de Granma en Jalisco. Ciertamente no lució del todo y ni de asomo mostró su maestría, pero se le pudo ver en vivo, ágil, orgulloso, entregado al juego como si tuviera veinte años.

Puede que muchos no recuerden a Raúl Valdés en Cuba. Muchos ni siquiera lo vieron jugar, y su nombre se les pierde entre los de tantos “peregrinos”, que buscan su futuro en tierras lejanas. Pero el capitalino, con su hoja de servicios, con su coraje a toda prueba, es un orgullo para el béisbol de esta Isla.

Soy fanático de la pelota desde 2006. Recuerdo bien esa fecha, porque fue cuando vi, por vez primera, una Serie Mundial completa. En diferido, como imaginarán, pero completa. Fue la Serie Mundial entre San Luis y Detroit. Entonces conocí a Maglio Ordoñez, Miguel Cabrera, Ivan Rodríguez, Jim Edmons, Albert Pujols, Cris Carpenter. Desde ese momento no he dejado de seguir el béisbol y de husmear en su historia.

La imagen de Ghering, de pie, apunto de retirarse, en el Yankee Stadium, no importa cuántas veces la vea, me impresionando. La de Raúl Valdés sobre el montículo a sus cuarenta años cumplidos, me causa admiración y respeto. Raúl es un gigante del box, un guerrero de los menos conocidos pero de los más guapos.

Imagen cortesía de Lidom
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