La Comisión Nacional de Atletismo prefirió definirla como Competencia Final Primer Macrociclo, Copa Cuba; un nombre largo y con muy poco swing pero que, a la postre, no resta importancia a un certamen que —entre el 13 y el 16 de marzo— sirvió para medir cómo marcha la preparación del Deporte Rey en este país.

Y, como el ojo del amo engorda al caballo, titulares olímpicos de la talla de Javier Sotomayor, Alberto Juantorena o Yipsi Moreno, estuvieron al tanto de cada detalle, no solo por su carga simbólica, sino también por las responsabilidades como figuras determinantes en las principales instancias federativas de la disciplina.

La cita tuvo como escenario la moderna pista Rafael Fortún Chacón, remodelada en la ciudad de Camagüey a finales de 2017 gracias a un convenio con Puma que corrió con la financiación de 261 mil dólares. El montaje de la pista lo ejecutó la empresa alemana Polytan, precisamente con el material sintético que lleva su nombre y que hoy cubre el óvalo.

A decir del recién coronado campeón del Mundial bajo techo de Birmingham, el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, “la pista no tiene nada que envidiarle a modernas en las que he estado en muchos lugares del planeta”.

Ahora, aunque persisten sutiles imperfecciones constructivas y de acabado en su infraestructura, la Rafael Fortún cumple ya con todos los requisitos para acoger eventos de categoría 2, avalados por la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo, (IAFF).

Allí, en los días pasados, se reunieron más de un centenar de exponentes del campo y pista, de ellos 94 miembros de la preselección nacional, para darle algunos avances el pueblo cubano de lo que podría esperar del atletismo en los próximo Juegos Centroamericanos y del Caribe, pactados para Barranquilla, Colombia, en los meses de verano.

Los organizadores de la justa estuvieron a la altura de las expectativas. Algo para remarcar en un país donde, más allá de la Serie Nacional de Béisbol, otros certámenes nacionales quedan muy por debajo de lo necesario para garantizar el espectáculo deportivo.

En esta oportunidad, incluso, se utilizó por primera vez en Cuba un moderno sistema de cronometraje electrónico de primer nivel, denominado finish line,  el cual favorece los resultados deportivos. Además, los detalles en la transportación y el alojamiento, resultaron aceptables para atletas que se codean con la élite mundial.

El programa incluyó una gala especial dedicada al atletismo cubano, realizada en el patrimonial Teatro Principal de la ciudad de Camagüey, donde se homenajeó al campeón mundial del lanzamiento de la jabalina, Guillermo Martínez, quien se retiró oficialmente del deporte activo en el marco de la justa.

En primer plano Andy González, medallista de oro en los 800 metros en Camagüey. FOTO: Ricardo López Hevia.

El aspecto deportivo de esta Competencia estuvo contagiado por los aires británicos del recién concluido Mundial Bajo Techo, celebrado en la urbe inglesa de Birmingham y en el que varias de nuestras principales figuras lograron sobresalir.

En tierras agramontinas la lid deparó actuaciones muy destacadas a los vallistas Roger Valentín y Yanubis López; y hubo también momentos de sombra para otros, como la medallista olímpica y mundial Yarisley Silva, quien en suelo camagüeyano apenas pudo rebasar los 4.40 metros con su pértiga.

En la velocidad, un área que aún le debe mucho al atletismo cubano, sobresalió el tunero Yoandys Lescays, con una proyección en ascenso y esperanzadora para defender los 100 y 200 metros lisos en Barranquilla. Al menos en la tierra del gran Rafael Fortún, Lescays lanzó el mensaje y su candidatura.

Y si de anuncios se trata, pues el nuevo show man del atletismo cubano se llevó los titulares. Juan Miguel Echevarría, un chico de apenas 19 años, natural del reparto La Guernica en Camagüey, consiguió frente a sus coterráneos la mejor marca del año a escala planetaria.

Si un salto endemoniado le permitió superar su propio registro (8.28 metros) y llevarse el oro en el Mundial bajo techo en Birmingham, con salto de 8.46; ahora, en casa y al aire libre, se estiró 40 centímetros después de los 8 metros. Pero eso no sería lo más espectacular. En su último intento, sobre un salto que levantó al público, Juan Miguel cometió un ligero foul que, foul al fin, invalidó el registro. Pero los jueces, por curiosidad, midieron. Y los 8.85 metros resultantes hicieron temblar el registro nacional del gran Iván Pedroso.

La Competencia Final Primer Macrociclo, resultó la variante para la Copa Cuba, prevista para este propio mes en el Estadio Panamericano de La Habana. Dicha competencia, junto al internacional Memorial Barrientos, tendrán que esperar a junio con el alistamiento de la nueva pista bajo el rótulo de Mondo, marca oficial de la IAAF, y que actualmente se instala en la capital cubana.

Sin poderse comparar con la Liga del Diamante ni las grandes citas de velocidad del Caribe, Europa o los Estados Unidos, eventos de este tipo urgen al deporte cubano. Una apertura también hacia el interior para que la gente vea de cerca a los suyos, antes de que por desgracia, muchos decidan tomar otros rumbos, cuando podemos hacer más para garantizar su estancia en la tierra que los vio nacer.

A Barranquilla vamos por 15 preseas en el atletismo. Esa es la meta que se ha propuesto la Comisión Nacional, de la cual forma parte la titular olímpica del martillo Yipsi Moreno. Los resultados obtenidos en Camagüey y el estado en que vimos a algunas de las principales figuras del patio, hacen creer que tal expectativa no es descabellada.

En unos meses sabremos si lo visto en la nueva pista Rafael Fortún no ha sido solo un espejismo reconfortante.

Imagen cortesía de Ricardo López Hevia