La selección alemana de fútbol que jugará -hoy en la tarde- frente a la Campeona del Mundo, la Francia de Mbappé y Deschamps, no levanta cabeza. Pareciera que están enfermos de algún tipo de síndrome desconocido hasta hoy en la medicina futbolera, y que les ha transformado en un conjunto mustio y con muchos problemas.

¿Qué le pasa a Alemana? Intentaré dar mi diagnóstico clínico acerca de la tetracampeona del orbe y uno de los mejores equipos de la historia.

Falta de gol alarmante

Creo que esta es la causa principal de los problemas de Alemania. Fíjense en el dato: desde el comienzo de la Copa del Mundo en Rusia 2018, en los últimos 5 partidos oficiales disputados (3 en el Mundial y 2 en la Nations League) los germanos solo anotaron un gol… ¡sí! ¡un solo gol!

Desde que le anotaran a Suecia en la segunda fecha del Mundial, han pasado el 0-2 frente a Korea, el 0-0 frente a Francia en Múnich y el 0-3 frente a Holanda en Ámsterdam. Es decir, llevan 270 minutos oficiales sin ver portería contraria. Eso en Alemania es inconcebible.

La selección bávara sufre por no tener un 9 nato y de calidad. Thomas Muller no es un 9, a Timo Werner le sacan a la banda y el delantero de turno, que puede ser Mark Uth, Petersen, Stindl o hasta Marco Reus (haciendo de Falso 9), no han funcionado.

Improvisación en los carriles

Los carrileros en el futbol moderno son un arma esencial de cualquier equipo que se respete. Ya sabemos que Alemania ha carecido de ellos en los últimos años y que incluso fueron campeones en Brasil 2014 con dos centrales como marcadores de punta, pero eso no sale bien todos los días.

Joachim Löw se empeña en poner a Kimmich de mediocampista siendo uno de los mejores laterales derechos del mundo, y Jonas Héctor por la izquierda está jugando en la segunda división, y su nivel competitivo no es el óptimo.

El seleccionador alemán no puede darle la espalda a esta situación y seguir prescindiendo de la profundidad que aportan los carrileros por ambas bandas. Frente a Francia y como locales, jugó Rudiger de lateral por la izquierda y Ginter por la derecha. Menos aporte ofensivo que el que ellos aportan no se encontrará en ningún lugar.

Falta de motivación

Falta motivación en ese equipo. Joachim Löw lleva muchos años al frente de ese grupo y puede ser que haya perdido la capacidad natural de motivar a sus jugadores, por el mismo desgaste del tiempo y lo repetitivo que pueden llegar a ser los métodos, las charlas o incluso los entrenos.

Le renovaron hasta 2022, por lo tanto, hay muy pocas probabilidades de que le vayan a echar, incluso si baja de división en la Nations League. El técnico alemán tendrá que revisarse, reconvertirse y tratar de reencaminar una poderosísima selección que no puede permitirse seguir cayendo en picada.

¿Un relevo generacional? También puede ser. Recuerden que son los actuales campeones de la Eurocopa Sub-21 y que tienen talento joven de donde escoger, aunque últimamente han estado jugando muchos chicos que no superan los 25 años y que parecen ser el relevo de una generación que se va poco a poco.

Hoy enfrentan a Francia en el Saint-Denis donde Mbappé, Griezmann y compañía pudieran echar sal a una herida que, de por sí, ya arde más de lo esperado. Si perdieran habría muchas posibilidades de que no solo no discutieran la Nations League, sino que bajaran de categoría hacia la Liga 2, un paso atrás inimaginable hace solo unos meses.

Confío en Alemania. Nos han demostrado a través de los años ser -junto a Brasil- la mejor selección nacional de fútbol. Quiero dar mi voto de confianza a su recuperación total y volver a ver a la maquinaria teutona moler fútbol del bueno.