Odrisamer Despaigne dice que ‘nació’ en un estadio de béisbol. Es su forma de definir la relación que, desde niño, tiene con el deporte que ha marcado sus pasos en la vida.

“Estaba destinado para mí”, afirma.

Su padre era lanzador, Francisco Despaigne, y estuvo en uno de los juegos más recordados del béisbol cubano. Además, algunos de sus amigos eran estrellas de ese deporte en Cuba, como el célebre Orlando El Duque Hernández o Euclides Rojas.

“Con cuatro o cinco años, yo estaba con ellos en los entrenamientos o en el autobus. No había manera de que no fuera pelotero”, recuerda.

De Cuba a Corea, pasando por Estados Unidos; de Industriales a jugar con Miami Marlins, Chicago White Sox y otros equipos de MLB, hasta el KT Wiz: ha dejado una carrera amplia en el mundo del béisbol y no está dispuesto a colgar el guante y los spikes.

De sus inicios en Cuba, su paso por la Serie Nacional, su llegada al equipo Cuba y el sabor amargo de no lanzar ni un solo inning en el Clásico Mundial de 2013 por decisión de Víctor Mesa; su fuga y llegada a Grandes Ligas, así como su actual carrera en Corea, conversó Odrisamer Despaigne con Play-Off Magazine.

¿Cómo fue la infancia de Odrisamer Despaigne?

Nací en Mariano y pasé la mayor parte de la infancia en La Habana Vieja, en donde di mis primeros pasos en el béisbol. Siempre fui fanático y seguidor de Industriales y mi papá jugaba en el equipo. En mi infancia, el béisbol lo tenía en la sangre.

Tu papá Francisco Despaigne, lanzador de Industriales, influyó mucho en tu futuro.  

Él influyó mucho, prácticamente nací en el estadio de béisbol. Nací en el 1987, después del mítico campeonato que ganó Industriales en el año 1986 contra Vegueros. Siempre estaba con aquellos peloteros en el estadio, tengo fotos con todo el equipo de Industriales.

Ya con cuatro o cinco años, yo estaba con ellos en los entrenamientos o en el autobus. No había manera de que no fuera pelotero. Eso estaba destinado para mí, no tenía forma de esquivarlo.

¿A quiénes recuerdas como tus ídolos?

Con quienes mejor se llevaba mi papá era con los lanzadores. En aquel tiempo estaban Orlando El Duque Hernández, Euclides Rojas, Lázaro de La Torre, quienes eran los principales amigos de mi papá, con quienes más tiempo pasaba. Incluso, El Duque y Euclides estuvieron el día en que yo nací, con mi papá y mi mamá, y me vieron. Tengo muchos recuerdos de ellos, fotos de la infancia en el estadio Latinoamericano. Ellos fueron mi inspiración. El Duque es como mi ídolo y desde pequeño, traté de imitar hasta sus movimientos.

¿La idea siempre fue ser lanzador?

Me gustaba batear y jugar otras posiciones, pero siempre me gustó lanzar. Me di cuenta de que batear no era lo mío.

¿Cómo fue la evolución tuya en el deporte hasta llegar al equipo Industriales?

Empecé con 11 años, en La Habana Vieja, cuando hicieron una captación en la escuela. Estaban haciendo una competencia entre escuelas para después hacer el equipo del municipio. Me vieron, me escogieron y así empecé. Jugué en la Serie Provincial de la categoría 11 y 12 años. Después de eso, al segundo año del 13-14, entré en la EIDE. Estuve tres años allí y dos años después, entré a la ESPA provincial.

¿Cuándo sentiste que podías lograr tu sueño de llegar a la Serie Nacional, con Industriales?

Pasé por la pirámide deportiva, estuve en equipos nacionales, fui campeón panamericano juvenil, subcampeón mundial en el 15 y 16. Sabía que mi sueño estaba cerca, porque siempre soñé con lanzar en el Latinoamericano, en un Clásico contra Santiago de Cuba. Ese era mi sueño. En el primer año del juvenil, estuve cerca de integrar el equipo Metropolitanos, pero decidieron que no, que terminara los juveniles. Al siguiente año, el último del juvenil, fui campeón panamericano. Después, fui directo a la preselección de Industriales y comencé la temporada 2005-2006, con Rey Vicente Anglada.

Aquel fue un año con título incluido y como novato.

Fue increíble, fue un año especial. Llegué de novato y ganamos el campeonato. Lancé bien, gané un juego en aquella final contra Santiago de Cuba. Rey era un mánager muy conocedor y le daba oportunidades a todos. No hay nada como ganar. Imagina en mi primer año con los Industriales, ganar el campeonto y ser protagonista en ese título. Fue muy importante para mi carrera.

¿Cómo fue la fiesta en Santiago de Cuba?

Ganamos el campeonato e intentamos celebrar en el estadio. De regreso al hotel no había ni electricidad, no había ni cerveza para celebrar. No estaban las condiciones para celebrar allá. Al otro día salimos para la capital, a celebrar en La Habana. Al año siguiente, cuando ellos nos ganaron, en el hotel en Santiago sí estaban las condiciones para celebrar, claro, habían ganado ellos. Santiago tenía un gran equipo.

¿Quién te dio la confianza para pasar de ser relevista a abridor?

Fue en la tercera Serie Nacional, cuando llegó Germán Mesa a la direccción del equipo. A mitad de temporada, estaba relevando y no me estaba yendo bien. Llegamos a Cienfuegos y no teníamos abridor para una subserie y me preguntaron si podía abrir y lo hice. Ahí me quedé abriendo con regularidad, aunque con Anglada teníamos muchos lazadores de gran calidad que tenían que abrir por delante de mí.

Odrisamer Despaigne
Odrisamer Despaigne en Cuba, con Industriales

En el 2010 eras el primer lanzador del equipo. En ese año el equipo clasifica en la última subserie y se habla de una “conjura” entre los jugadores para mejorar y ganar el título.

Veníamos de una temporada anterior en la que quedamos fuera de playoff. Peleamos, logramos clasificar en el juego 89, contra Matanzas, teníamos que ganar dos de tres para clasificar. Son cosas que pasan en la Serie. Lo que sí nos motivó fue el problema que se dio con la policía en Sancti Spíritus.

Llegamos a esa Serie con ellos de favoritos y eran el mejor equipo. Antes de empezar el playoff empezaron hasta a tirar fuegos artificiales, celebrando antes de ganar. Lancé el primero y dije que no ganaban, porque estaban celebrando antes de ganar. El segundo juego fue cuando se dio la pelea, algo desagradable, son cosas que no deben pasar. La policía no tiene nada qué hacer en un terreno de pelota. Las broncas son cosas que se dan en la pelota. Cuando la policía entró, la pelea casi se había acabado.

Eso fue algo que nos motivó. Al siguiente juego no teníamos jugadores, nos habían expulsado como a seis o siete. Jugamos con un solo jugador en el banco, el cuarto receptor del equipo. Nos habían votado hasta dos cácheres. Así mismo ganamos a los espirituanos, que eran un tremendo equipo.

El 2013 fue un año importante para ti, cuando se dio la oportunidar de ir con el equipo Cuba al Clásico Mundial.

Era el momento que esperaba. En mi mente tenía la idea de probarme, de salir a jugar en Grandes Ligas, pero quería probarme para ver qué tan cerca estaba de ese nivel. Estaba en excelente forma, venía de mi mejor año en 2013. Estaba contento de estar en el equipo, de ser importante.

Se dio casi todo, menos lo de lanzar. Víctor Mesa no me dio la bola en ningún momento. Teníamos un gran equipo, perdimos por detalles, pero creo que éramos superiores a Holanda, que tenía también un gran equipo. Es triste, hubiera querido jugar, le pedí la bola a Víctor para lanzar en ese juego contra Holanda, pero me dijo que si no me había puesto antes, ya no me iba a poner. Respeté eso, porque si no confías en mí … y yo no era de su confianza. No puedo decir que me hizo algo, simplemente, no me quiso poner. No le guardo rencor ni nada.

Ya tenías pensado salir de Cuba. ¿Detrás del sueño de Grandes Ligas?

Quería jugar en Grandes Ligas, probarme en el mejor béisbol del mundo. Me creía con las condiciones necesarias para jugar en Estados Unidos. También estaba la superación personal. Estaba en el equipo nacional, tenía siete u ocho series nacionales, era uno de los mejores pícheres del país, estaba en un buen momento, había que dar el paso.

También en Cuba no tenía nada, ni casa ni carro ni dinero ni nada. Quería superarme.

¿Cómo fue el proceso de la firma de la migración?

Íbamos a un torneo en Holanda e hicimos escala en Francia y ahí me quedé. De Francia fui a Barcelona, donde reside mi papá. Ahí esperé mi residencia, estuve como cuatro meses esperando, después estuve entrenando como dos meses en México, haciendo presentaciones para equipos.

En ese momento tenía un agente que me escondió ofertas mejores, pero son cosas que pasaron. Uno no tenía experiencia de cómo tratar aquello, se me demoró la firma. Hasta que cambié para los agentes que tengo ahora. Desde que firmé, me consiguieron una oferta con San Diego, estaba contento. Tenía tres ofertas, una de San Diego, una de Yankees y una de White Sox, pero decidimos que la mejor oferta para subir a Grandes Ligas era con San Diego. A los nueve meses de haber salido de Cuba, pude firmar con los Padres.

¿Por qué te quedas en San Diego?

Eran muy similares las ofertas. Los Yankees me igualaban la oferta de San Diego. Ellos me dijeron que me igualaban la mejor oferta que tuviera para que me fuera con ellos. White Sox me estaba dando un poco más de dinero, pero querían hacerme otra presentación, la temporada ya estaba en abril y yo quería firmar ya.

Entre los Yankees y San Diego, creí que con los Padres tenían la oportunidad de llegar más rápido a las Mayores y así fue. Al mes y medio de haber firmado ya estaba en las Grandes. No me arrepiento, yo sé que los Yankees son el mejor equipo del béisbol, pero es un equipo en el que es más complicado todo. Ese año toda la rotación de los Yankees se lesionó, es probable que hubiese tenido algún chance de lanzar, pero en ese momento no podía saberlo. San Diego me dio una buena oportunidad, me sentí fantástico, tienen un gran parque para lanzadores, lo hice bien en los Padres, una gran ciudad.

¿Cuánto sube el nivel con respecto a lo enfrentado en Cuba?

Sube mucho, en todos los aspectos. No es solo que te vas a enfrentar a los mejores peloteros, sino en el trato, en los hoteles, los autobuses, el estadio, las condiciones para trabajar. Son muchas cosas que te ayudan a subir el nivel. A mí me costó mucho adaptarme a la zona de strike, muy diferente. Me ayudó mucho que cuando llegué a San Diego tenía a Yasmani Grandal, que además de receptor es cubano, me dio mucha confianza. Me dijo, vente conmigo, te conozco, sé los lanzamientos que tienes, guíate por mí la primera vuelta y después eliges tú. Recuerdo que el primer día, en la primera vuelta no me dieron hit, y dije: bueno, si me fue tan bien siguiéndolo, vamos hasta el final así.

El nivel sube mucho porque en Cuba te enfrentas a equipos que tienen 4-5 bateadores de calidad, pero en Las Mayores no te puedes relajar contra ninguno. Cualquiera te puede dar un palo. Ahora se quitó que los lanzadores batearán, pero cuando yo estaba sí lo hacían.

¿Cómo te fue en Miami?

Muy bien. Tengo gran opinión de todas las franquicias en las que estuve. En Miami, además, estaba más cerca de la comunidad cubana y más cerca de mi casa: fue algo especial. Me hubiese gustado estar más tiempo en Miami pues mis amigos estaban siempre en el estadio. Sentir el apoyo de los cubanos era especial. El parque de Miami era bueno para los lanzadores, además teníamos un gran equipo y si se hubiesen quedados juntos, quizás podíamos aspirar a algo más. También estaba José Fernández que era el ídolo de Miami, que era la estrella. Su muerte fue algo que cambió el rumbo de la organización, porque fue trágico para el béisbol y para la ciudad.

¿Estuviste tiempo solo, sin la familia?

No estuve tiempo solo, pues firmé y a los meses traje a mi esposa, a mi mamá y su esposo. Incluso, hasta dos perros. Firmé en mayo y ya en julio tenía a mi esposa conmigo. Para el debut, ella ya estaba en Estados Unidos. Estuve solo antes de firmar. Cuando estaba en México, ese tiempo sí fue duro porque extrañaba, pero después siempre tuve el apoyo de mi familia y no me he sentido solo.

¿Cómo fue la experiencia de ganar en Dominicana?

Bien bonito. Ganar siempre es algo especial. Dominicana es un nivel alto de béisbol. Es un país de El Caribe donde la afición es más parecida a Cuba, más caliente, como en Santiago de Cuba, y se disfruta. Las Estrellas Orientales llevaban más de 50 años sin ganar un campeonato y esa temporada se dieron varias circunstancias para que pudiésemos ganar. Había varios cubanos en el róster, como José Miguel Fernández, Yasmany Tomas, Yadiel Hernández, Néstor Cortés, Yunieski Maya, que es posiblemente el mejor lanzador de la Lidom en la última década. Pudimos celebrar con el pueblo de San Pedro de Macorí, irónicamente, los mejores peloteros quisqueyanos salen de ahí y llevaban 50 años sin ganar.

¿Cómo surge la idea de cruzar al mundo e irte a jugar en Corea del Sur?

La idea no surge, cuando estas en Grandes Ligas uno no piensa en salir. A mitad de la temporada de 2019, cuando estaba en White Sox, estuve poco tiempo en Grandes Ligas, alrededor de un mes. Cuando bajo a Triple A, me llega una oferta de un equipo de Corea y estuve a punto de irme, pero mi pasaporte cubano se vencía en noviembre o diciembre, algo así y Corea para darte la visa pide seis meses de vigencia. Entonces, no tenía tiempo para empezar los tramites. No tuve tiempo y por eso no fui. Al otro año me llegó la ciudadanía americana y hago todos los tramites con el pasaporte de los Estados Unidos. Entonces, tuve la oferta del KT Witz y me vine para acá.

Cómo te manejas con el idioma, la comida y demás.

Estamos adaptados a los cambios. Fui de Cuba a Estados Unidos, pasando por Europa. Sí hay mucha diferencia, en Asia hay más disciplina, son más estrictos en cosas que uno no está adaptado como latino. Por ejemplo, si eras mayor en edad a otra persona, tienes su respeto y autoridad. Puedes mandarlo a hacer lo que sea, él tiene que saludarte y bajar la cabeza cuando te vea. En cuanto al idioma, entiendo más de lo que hablo, porque tienen algunas combinaciones un poco raras. Tenemos dos traductores, pero trato de no estar tanto tiempo con ellos, para poder relacionarme con los compañeros, porque eso me ayuda a adaptarme mejor a la liga.

Ganaste el título del 2021, en un año espectacular de otros cubanos como José Miguel Fernández y Ariel Miranda.

Sí, Ariel rompió el récord de ponches que llevaba como 40 años vigentes y José Miguel es el mejor bateador de la liga en los últimos cuatro años. Ellos están en un equipo que ha sido el mejor en los últimos 10 años, pues han llegado a 8 finales. Nos habían ganado el año anterior, pero este año en la final, los barrimos para ganar el primer título de KT, que es una organización de solo nueve años.

Háblanos de tu implicación con la Asociación de los Peloteros Cubanos.

Se ha hecho un trabajo bien serio. Hemos logrado reunir a la mayoría de los peloteros que están jugando profesional, jugadores veteranos como René Arocha, José Ariel Contreras, El Duque. El objetivo inicial era jugar en el Clásico Mundial, pero el principal era unir a los peloteros cubanos, porque a veces mientras estamos en Grandes Ligas hacemos donaciones para que se repartan en otros países, o en academias o a peloteros ya retirados de otras naciones y no podemos hacerlo con peloteros cubanos ni a los niños ni a academias.

A la vez que estemos como asociación, sí podemos hacerlo, porque muchos de los retirados tienen proyectos con niños en Florida o hay jugadores que ya jugaron hace muchos años y necesitan ayuda. No es solo es jugar en el Clásico Mundial, sino ir un paso más allá. No es algo para el año que viene si no que queremos se quede para toda la vida.

Si un pelotero cubano necesita representación, se le ayudará a insertarse en otra liga o buscarte una liga independiente. La idea es también ayudar a los peloteros que jugaron en Grandes Ligas, pero no ganaron los suficiente.

Odrisamer Despaigne
Foto: KT Wiz

Con respecto a Cuba, durante 60 años se ha separado más de lo que se ha unido. ¿La Asociación llegó para cambiar eso?

Nosotros no hemos separado a nadie, nosotros estamos aquí, somos los marginados, no podemos entrar a Cuba, yo llevo nueve años sin ir a mi país y hay otros que llevan 40. He intentado mandar cosas para los Industriales y no me han dejado. Tampoco es un secreto que si Cuba hace un equipo con peloteros de la Serie Nacional no puede competir en el Clásico Mundial.

Decías que sigues a Industriales ¿Cómo ve la Serie Nacional?
Se ha estancado un poco. Primero, se fue una generación que estaba en su mejor momento, como Yulieski Gurriel, Yoenis Céspedes, Pito Abreu, Alfredo Despaigne, pero seguía habiendo jóvenes de mucho talento. El problema es que esos jóvenes también se están yendo. Ahora mismo, en muchos equipos, están jugando jugadores que no están preparados para jugar una Serie Nacional, o que llevaban diez años sin jugar o que no tienen nivel. Ningún equipo tiene cuatro abridores de calidad, ni varios peloteros que te puedan dar jonrones. Ves los juegos y hay 3-4 errores por equipo, eso no se ve en ninguna liga. En Corea, lo más débil de la liga es la defensa que está a años luz de Japón y Estados Unidos, pero así todo es mucho mejor que en Cuba.

¿Te gustaría regresar a Industriales?

Sí, por supuesto, Industriales era mi sueño de niño. Pero no bajo el régimen actual. Jugaré en Cuba cuando no haya dictadura, cuando no tenga que pedirle permiso a nadie para regresar a mi país. Cuando Cuba sea un país normal, como todos los países del mundo, sería el primer en regresar a Industriales.

¿Por qué la gorra de lado?

No sé, de niño siempre la usé, siempre me ha gustado.

Un sueño por cumplir.

El Real Madrid es mi pasión. A veces sufro más con una derrota del Madrid que con una mía. Ir al Bernabéu. Fui al Camp Nou cuando estaba en Barcelona con mi papá. A veces, andaba con la camiseta del Madrid por la ciudad.

¿Feliz con tu carrera?
Sí, muy feliz, todavía me quedan varios años de carrera. He mantenido mi velocidad, mi condición física, todavía me quedan varios años agrandando mi carrera. Mi brazo está en perfecto estado. Yo nací en un estadio de béisbol y espero seguir disfrutando de eso el mayor tiempo posible. Hasta donde pueda, seguiré tirando pelotas.

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Imágenes cortesía de Granma y KT Wiz
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