Bárbaro Garbey fue un pionero, un hombre que abrió una senda en MLB y también un pelotero que vivió un triste episodio del béisbol cubano relacionado con la venta de juegos.

El santiaguero, quien hizo carrera por La Habana, fue el primer cubano proveniente de las Series Nacionales en jugar en Grandes Ligas, cuando debutó el 3 de abril de 1984 vistiendo el uniforme de los Tigres de Detroit.

A Garbey muchos lo recuerdan por aquella sanción por la venta de juegos, la cual cortó su carrera cuando iba camino al estrellato.

La estrella retirada no niega aquel triste momento de su vida y ha hablado con sinceridad en varias ocasiones sobre qué sucedió y por qué tomó aquella decisión.

En su carrera en Cuba, con apenas con 20 años, Garbey ganó la corona de bateo de la Serie Selectiva de 1976, y más tarde formó parte de un equipo de estrellas cubanas para el Campeonato Mundial de Colombia, junto a leyendas de nuestra pelota como Armando Capiró, Antonio Muñoz, Pedro José Rodríguez o Rey Vicente Anglada, por solo citar algunos.

“Sí, las pruebas las hubo. Vivíamos una etapa en Cuba que, sinceramente, es diferente a la que se vive ahora, que viven en los hoteles, le dan dieta, buena comida. En la época de nosotros, por ejemplo, yo estaba en el servicio militar y jugaba en la Serie Nacional ganando 7 pesos. Tenía mi familia, mi hijastra que tengo una en Cuba y una que vive aquí en Las Vegas, y era un poquitico difícil mantener a la familia con ese tipo de sueldo. No teníamos la facilidad que tienen ahora los peloteros cubanos, que les dan un sueldo un poquito más alto, duermen en hoteles”, recordó en entrevista con Fernando Rodríguez Álvarez para su canal de YouTube Baseball & other Sports.

“Nosotros dormíamos debajo de las gradas, en los albergues. Nos quedábamos en el Latinoamericano en los albergues aquellos y había necesidad, no solamente porque nosotros queríamos hacerlo, sino porque había necesidad de buscar la manera de mantener a tu familia y de la única manera que nosotros podíamos mantener a la familia era haciendo lo que hacíamos, que todo el mundo sabe lo que hacíamos”, detalló.

“Si usted se pone a pensar, la necesidad obliga a hacer cosas que sinceramente no están en el corazón de uno. No son cosas que uno quiere hacer y nosotros sí vendíamos los juegos y no para perder. Los equipos de nosotros eran tan buenos y teníamos tanta confianza en nuestra calidad, que decíamos que íbamos a ganar por una y ganábamos por una; decíamos que íbamos a perder por dos y perdíamos por dos; y cuando decíamos, vamos a ganar, le caímos arriba a la gente”, amplía.

“El equipo de nosotros era tan bueno que la necesidad obligó a que nosotros cayéramos en esa falta grave. Pero éramos jóvenes que teníamos la necesidad de la diversión en el apogeo de nuestra carrera y entonces había necesidades de tratar de explotar lo que nosotros no habíamos ganado. Pero, ¿cómo lo íbamos a explotar sino teníamos la facilidad, no teníamos el dinero, no teníamos el carro ni la bicicleta ni la motocicleta para ir a los lugares que la gente en Cuba estaba acostumbrada? Simplemente, íbamos a vivir del nombre”, cuenta.

Bárbaro Garbey: “sí, vendíamos los juegos” por necesidad

“Eso es una cosa que la gente tiene que entender, el porqué nosotros lo hicimos. Llegamos aquí a Estados Unidos, se nos brindaron otras oportunidades, y todas esas ideas de hacer lo que hacíamos en Cuba con el juego de béisbol se nos quitaron porque no hay necesidad de hacerlo”, afirmó.

Bárbaro Garbey contó que la venta de juegos ocurrió en varios campeonatos. “Las cosas pasaron, nosotros lo hicimos ese campeonato y lo hicimos el anterior, es decir lo veníamos haciendo por dos años. Solamente en el Latino, no hacíamos nada fuera de La Habana”.

Bárbaro Garbey solo jugó en la isla hasta 1978, con Industriales, y su carrera terminó cuando maduraba como un pelotero sólido, por un motivo que muchos recuerdan como un triste episodio del béisbol cubano. En esa época fue separado de la pelota por vender partidos, y después de 2 años, salió de Cuba por el Mariel. Tras cuatro años en las Menores, Bárbaro llegó a Grandes Ligas.

“Durante esos dos años, trabajaba en la Finca de Los Monos, en la brigada de mantenimiento, en donde me dieron trabajo por el Inder y estuve trabajando hasta que salí de Cuba, ganando 81 pesos”, recuerda.

Por aquellos años, afirma, “tampoco me tiré a morir. Me decían que me iban a quitar la suspensión, pero nunca llegó ese momento. Y llegó el momento de la salida por el Mariel, y aprovechamos varios para salir y poder jugar béisbol en los Estados Unidos o en cualquier país. Salimos de Cuba a jugar béisbol. No salí de Cuba con la mira en Grandes Ligas, salí con la mira de jugar en cualquier lugar del mundo. No con la vista en Grandes Ligas. Salí con el deseo solamente de jugar béisbol. No salí porque estaba en contra del gobierno, ni por política. Me afectó, me atrasó perder esos dos años. No se me dio la oportunidad que hubiera tenido de tener dos años menos”.

Después de aquellos tiempos turbulentos, Bárbaro Garbey se convirtió en el primer cubano proveniente de las Series Nacionales en jugar en Grandes Ligas, cuando debutó el 3 de abril de 1984 vistiendo el uniforme de los Tigres de Detroit.

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Imagen cortesía de Matthew Schoch/Detroit News

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