Hace ya un año que el fútbol cubano se vestía de luto cuando se daba a conocer la noticia del hallazgo sin vida del cuerpo de Alessandro Amador Triana, un joven y talentoso futbolista cubano que se labraba una carrera como profesional.

El jugador militaba con los Arroceros de Cuautla en la Liga Premier de México (Segunda División), a donde había llegado como refuerzo proveniente del Sporting Canamy de la misma Liga Premier, cuando ocurrió el trágico suceso que conmocionó al mundo del fútbol cubano.

Al cumplirse un aniversario de su doloroso y prematuro adiós, recordamos a Alessandro Amador con declaraciones que me diera antes de su muerte, así como con anécdotas y recuerdos de amigos y compañeros, a quienes su deceso causó profundo dolor.

¿Quién fue Alessandro Amador?

Este joven futbolista cubano, quien nació un 30 de septiembre de 1998 y murió un 26 de septiembre de 2020, era un mediocampista con buena técnica y buen trato del balón, que fue miembro de la selección cubana de fútbol sub-20.

Alessandro Amador integró el equipo dirigido por Raúl González Triana que participó en el Torneo Esperanzas de Toulón en el 2017 y participó en la Liga Nacional de Fútbol con su equipo Artemisa.

Cuando ya estaba acordada una entrevista para abordar la trayectoria y futuro de su carrera, se produce aquel lamentable suceso. No obstante, antes de ser encontrado muerto, pudo brindar algunas declaraciones, las cuales les compartimos como homenaje en el primer año de su partida física.

El talentoso deportista tenía un gran sueño: crecer como jugador profesional y formar parte de la selección nacional de fútbol de Cuba, como nos confesó solo unas semanas antes de morir.

“Nada deseo más en este mundo que poder jugar con la selección de mi país. Esa es una de las causas por las que no abandoné algún equipo en el exterior y vine a este país (México) de forma legal. Quiero crecer como futbolista y aumentar mi nivel”, declaraba entonces.

En su corta carrera, el Torneo Esperanzas de Toulon fue un momento destacado, sobre el cual nos contó:

“Recuerdo que el primer juego fue contra Japón, y tuvimos un buen resultado, al empatar a 1. Faltaban como 10 minutos cuando el entrenador Raúl González Triana me dice que caliente, desde ese momento sabía que iba a debutar y me puse muy contento. Al pisar el campo fue una sensación increíble e inexplicable. Gracias a Dios, me tocó jugar contra Inglaterra y luego contra Angola. Pero ya sabía que había sido parte de esa generación que participó en el torneo internacional Esperanzas de Toulon en Francia.

“El torneo marcó mi vida para siempre, pues desde que empecé a jugar fútbol siempre soñé con representar a mi país en algún torneo internacional. Gracias a Dios y a todo el sacrificio, lo logré. Sabía que esa oportunidad que me estaba dando la vida iba a ser única e irrepetible, por eso traté de disfrutar al máximo cada momento. Además, podía ser un gran paso para en un futuro poder volver a jugar para la selección”.

Desde muy temprana edad, Alessandro Amador empezó a sentir esa pasión y ese gran amor que siente todo deportista por su deporte, y no podía estar sin poder darle una patada a una pelota.

Empezó desde bien pequeño con alrededor de 6 o 7 años y le dedicaba todo su tiempo al fútbol. Disputó su primer Campeonato Nacional en quinto grado y logró su primera medalla en aquella oportunidad, de bronce.

Al concluir ese curso fue captado para la EIDE, a la cual ingresó al año siguiente y a allí se convirtió, a base de sacrificio, trabajo y empeño, en uno de los mejores futbolistas de su categoría.

Así lo recuerdan amigos y compañeros

Era un jugador que trasmitía alegría a todos sus compañeros, jugaba con ansias de ganar y su mentalidad ganadora lo hizo alcanzar las metas que se propuso en su corta vida. Por su carácter hizo muchos amigos. Uno de ellos es su compañero de toda la infancia y adolescencia Gerald Torres Suárez, quien lo recuerda así:

Anécdotas con él tengo de mi vida entera. Compartíamos los mismos gustos y fue, es y será el hermano que nunca tuve. Recuerdo una historia, jugando juntos, en un nacional. En la categoría de los juveniles, yo en 12 grado y el en onceno, viajamos para la EIDE de la Habana, Mártires de Barbados, para un juego. El primer día cayó sábado y yo estaba en el banco. Disputando el partido le sacan tarjeta roja a él, el árbitro mira para el banco y pregunta su nombre y rápidamente yo saltó y le gritó el mío. Los jugadores de La Habana, al momento, empezaron a gritar y a decirle su verdadero nombre (se llama Alessandro Amador, no Gerald). Yo estaba haciendo todo lo posible para que pudiera jugar el otro partido que se disputaba al día siguiente, pero no pudo.

Al siguiente juego le tocó estar desde la grada, pero él se paró detrás del banco de nosotros. Como en el minuto 15 me mandan a calentar. Yo lo hacía al lado de él, pegado a la cerca. Le dije: “nada más que entre, voy a marcar, no te alejes de ahí que vengo para donde tu estas a celebrar el gol, mi hermanito”. Él, riéndose me dice: “aquí te espero”. Entro al partido y como en el minuto 30 marcó gol, el 1 a 0. Al momento salgo corriendo hacia donde él estaba, lo abrazo y le digo: “te lo dije, que iba a marcar y venía para donde tú estabas”. Él estaba sin poder decir una palabra, llorando de alegría y a la misma vez sonriendo, con esa mezcla de felicidad con sentimientos. Fue algo muy importante ese día para mí, estoy seguro de que para él también fue un momento único. Él fue ese ídolo que siempre tuve, es mí fuerza de voluntad.

Amador poseía valores que lo hacía más grande, humilde. Era alguien muy sencillo y querido por todos, se ganaba fácilmente el corazón de toda persona que lo llegaba a conocer, como lo recuerdan otros compañeros de equipo.

Lázaro Radames García (El Coqui)

Alessandro era un atleta muy sacrificado y en los campeonatos nacionales en las categorías escolares y juveniles fue el líder positivo del equipo Artemisa, provocaba muchas faltas e impulsaba a sus compañeros. Tenía buen nivel técnico, cuando cobraba los balones parados lo hacía con mucha calidad.

Si no era el primero, estaba entre ellos a la hora de bajar al terreno para comenzar el entrenamiento. Entrenaba como nadie, al máximo, tanto así que después de las jornadas de entrenamiento subía al dormitorio y se quedaba dormido debido al gran gasto de energía a pesar de su enorme condición física. Cuando entraba a la cancha el fútbol cambiaba, se veía más vistoso, se jugaba a otro ritmo.

Neisser Sandó

Era un gran compañero. De esos que todo el mundo quiere tener en su equipo. Era muy vivo y jaranero, se llevaba bien con casi todos y siempre se estaba riendo e inventando cosas. Era súpercompetitivo, por eso en un principio no nos llevamos bien y nos dijimos unas cuantas cosas, pero cuando él llegó al sub-20 todo eso quedó atrás. Esa, para mí, era su principal virtud, su competitividad, a pesar del gran talento que tenía. En las pruebas físicas siempre quedaba primero a pesar de su tamaño y en los entrenamientos siempre se veía su esfuerzo para estar en el equipo o en el once titular.

Merece ser recordado como el gran jugador que fue. De mucha calidad, que daba todo por su equipo donde quiera que estuviera y como un buen amigo y gran persona que se nos fue en el mejor momento de su carrera deportiva, pues le quedaba mucho por dar y quizás hasta cumplir su sueño de jugar con la selección cubana.

Eduarg Puga

Ale era un jugador distinto, sabía jugar muy bien sin la pelota, manejaba muy bien los tiempos del partido, excelente visión de juego y regateando era una pesadilla para cualquier defensa. Tenía gran resistencia, recuerdo que cada vez que hacíamos algún trabajo de resistencia siempre estaba entre los primeros. Merece ser recordado de la mejor manera, siempre alegre y muy sociable con todos los compañeros y por encima de todas las cosas, como un gran ser humano.

 Jansiel Blanco

Alessandro Amador Triana era mi amigo, como jugador era fenomenal, desde las categorías escolares lo veía jugar porque realizábamos juegos amistosos entre Cienfuegos y Artemisa. Coincidimos en una final de juegos escolares y ya después en el equipo nacional sub-20 que participó en el Torneo Esperanzas de Toulon. En los entrenamientos siempre se entregaba al máximo, en los partidos hacía todo dinámico, alegre. Era un jugador muy profesional porque cumplía con todo lo que los entrenadores le asignaban, era muy disciplinado, entregado, de carácter fuerte. La intensidad que le ponía al juego provocaba que varios jugadores le cometieran faltas. Tenía demasiado fútbol en sus pies y estaba logrando con sacrificio lo que siempre quiso, ser profesional.

Debe ser recordado como la gran persona que era, un joven con muchos sueños y deseos de jugar profesional. Lo recuerdo alegre, luchador, de gran corazón, muy humilde, excelente hijo, amigo, compañero de esos que no tenían miedo a nada y siempre luchando por salir adelante.

Aldhair Oviedo

Era genial, técnico, con mucha habilidad, rápido e inteligente. Merece ser recordado con su alegría, por lo jodedor que era, algo característico en él. Le faltaron deseos y metas por conseguir, pero la vida es así, no se merecía morir tan joven.

Faltaban pocos días para que cumplieran 22 años de edad, cuando a Alessandro Amador lo sorprendió la muerte. Con muchos sueños por cumplir y una carrera por delante, su muerte conmovió a la familia del fútbol cubano y a otros en el panorama internacional que se solidarizaron con su deceso. A un año de su partida, su recuerdo sigue vivo en el fútbol cubano.

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Imagen cortesía de Lazaro Raydel Galano