El béisbol cubano no solo destaca por su larga tradición, calidad y grandes méritos históricos. Es también una extensa serie con miles de capítulos donde se desatan amores y pasiones de todo signo.

Entre sus tensos momentos dramáticos también podemos encontrar un lado oscuro. Junto a los milagros se han dirimido rencillas personales y se desatado celos, ambiciones y abusos de poder que producen, como resultado, un cúmulo de injusticias imposibles de nombrar, una por una.

Este artículo pretende pasar revisa a algunos de esos momentos oscuros de la pelota cubana. En los comentarios, lector, usted puede agregar otros ejemplos.

Braudilio Vinent

El Meteoro de La Maya fue excluido con polémica del equipo Cuba que participó en los Panamericanos de Cali 1971. Los que tomaron la decisión alegaron que Vinent era un lanzador desordenado. Lo cierto es que, durante los partidos preparatorios, el oriental no permitió ni una sola carrera.

Rey Vicente Anglada

Un caso notable. El mítico jugador azul se vio envuelto en todo un novelón trágico del que se habla poco —incluso hoy—. Junto a una veintena de jugadores, Anglada fue acusado de vender juegos de pelota. Pasó más de dos años preso. Los sucesos ocurrieron en 1982.

Pedro José Rodríguez “Cheíto”

Mientras se disputaba la tercera Copa José Antonio Huelga —en Cuba— un jugador venezolano le obsequió a Cheíto 92 dólares. En aquellos momentos, la tenencia de dólares estadounidenses era penada por las leyes cubanas. El recio toletero estuvo alejado de los diamantes por tres años y tres meses. A su regreso ya no tenía la magia de antes y Omar Linares ya era el dueño absoluto del tercer cojín del equipo Cuba. En el fatídico suceso de los 92 dólares también estuvo envuelto Albertico Martínez, quien también fue separado de la competición, pero por menos tiempo.

Eduardo Paret

Para algunos, se trata del mejor torpedero de las series nacionales —en álgida disputa con el capitalino Germán Mesa—. Pero todos sus galones en el campo de juego no le sirvieron de nada cuando, en 1997, lo castigaron por hablar —vía telefónica— con el lanzador Rolando Arrojo, su excompañero de equipo en Villa Clara, que había desertado en 1996. Por suerte, la sanción a Paret solo duró un año. Se comenta que en la solución de su caso medió la participación de Víctor Mesa.

Pedro Jova

Otro grande del campocorto. Otro villaclareño que sufrió lo indecible tras un penoso proceso que incluyó la presencia ante los tribunales.

En 1972 Jova fue el Novado del Año en Cuba y fue invitado a los entrenamientos del equipo Cuba. Durante la concentración —en Santa Clara— fue acusado de un robo de varias prendas de vestir. Efectivos del MININT acusaron a Jova quien negó en todo momento su responsabilidad en los hechos.

El caso llegó a los tribunales y Jova fue absuelto. Sin embargo, le impidieron regresar al béisbol. Pasaron dos largos años hasta que, en 1974, durante los funerales de José Antonio Huelga, de manera fortuita, se descubrió al autor del hecho, un joven que entró por una ventana al albergue y robo las prendas en el Sandino de Santa Clara.

Más tarde, en 1997, Jova fue nuevamente castigado. Dirigía entonces a Villa Clara —equipo al que había conducido al título en tres temporadas consecutivas: 1992-1993, 1993-1994, 1994-1995— cuando fue sancionado tras la conversación de Arrojo con varios jugadores del equipo anaranjado. Jova no conversó con Arrojo ni estuvo presente durante el diálogo, pero las autoridades deportivas y políticas le achacaron debilidades en el “trabajo político-ideológico”.

Armando Capiró

También fue víctima de una injusticia. En los años 80, Cuba enfrentaría en un tope bilateral a una selección de Puerto Rico. Capiró estaba lesionado de la rodilla derecha y decidió no jugar. Autoridades de gobierno de la capital cubana tomaron la actitud del jugador como una indisciplina y lo marginaron del béisbol. Capiró lo intentó otra vez y tuvo magníficos resultados en la serie provincial, pero Manuel Morales, comisionado nacional de pelota por aquellos días, le dijo al jugador que ya estaba demasiado viejo.

Michel Enríquez

Un hecho mucho más reciente. El legendario tercera base de los Piratas de la Isla de la Juventud, todo un veterano de mil campañas, se buscó por su cuenta un contrato en el béisbol de México. Fue castigado y no aparecía en el roster de los isleños para la 57 Serie Nacional. La presión popular hizo que Enríquez jugara en la última etapa de la clasificatoria. Más tarde su amigo Pedro Luis Lazo lo convocó como refuerzo de Pinar del Río. Durante su carrera, Enríquez rechazó propuestas millonarias para jugar en los EEUU.

Carlos Yanes

Uno de los jugadores más históricos de las Series Nacionales en Cuba. Estuvo activo durante 28 temporadas, es el líder en juegos lanzados (714). Es el segundo lanzador con más victorias en campeonatos domésticos (239).

Pero, aun con estos números, a Yanes le fue muy esquivo el equipo Cuba —en tiempos duros y tiempos de menor calidad—. En 2012 contaba a Juventud Rebelde que: “cuando los Orioles de Baltimore toparon con Cuba. En esa fecha yo era el que más juegos ganados tenía (20); sin embargo llevaron a 14 lanzadores para un solo partido y yo no estaba en la lista; cuando convocaron al primer Clásico Mundial tenía diez victorias y una derrota y nada, ni tan siquiera a los entrenamientos; todavía no tengo respuestas”.

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