Quien vio el debut de Cuba en este Premier 12 desde el principio, pudo pensar tranquilamente que con el primer boleto que dio Carlos Juan Viera, ya la suerte estaba echada. Pero muy por el contrario, a rasgos generales, el pitcheo no es culpable de que el camino del equipo nacional haya sido poniéndose la soga al cuello.

Al parecer Canadá se va a sumar a esa lista variable de los conjuntos que “nos tienen cogida la baja”, pues los norteños ya llevan cuatro éxitos en línea ante seleccionados antillanos. Una salvedad antes de dedicarnos a hablar de Cuba: lo del abridor Phillippe Aumont, sobervio. Buena velocidad, control y combinación de recursos. Cosa letal para nuestros bateadores.

Ahora, lo que interesa.

El pitcheo del equipo Cuba, en nuestra opinión, malo no fue. Carlos Juan Viera, el “misterioso abridor” anunciado apenas horas antes y ya por obligación, mejor no pudo hacerlo amén su descontrol.

Para quienes dudaban que pudiera ser él, sus números contra zurdos en esta campaña de la Serie Nacional lo avalaban, además de tener una buena velocidad que osciló sobre las 90 millas sostenidas durante buena parte de sus 5.1 innings de actuación. Esto y que Lázaro Blanco no se ha visto en forma últimamente.

Mal defendido por ese fly que inexplicablemente no atacó Gracial en el right field (Gracial que hoy tendrá varias menciones), luego permitió un indiscutible que sinceramente empañó una labor monticular muy buena. Me atrevería a decir que incluso, la derrota que le van a poner, es inmerecida. Pero así es la pelota.

Luego vino Yariel Rodríguez que entró con una cuchilla en la mano. Quirúrgico en cuanto a velocidad, que llegó hasta 95 millas, con rompimientos combinados, el de Camagüey dio 4 ponches seguidos y solo permitió un indiscutible que para nada tuvo consecuencias en la pizarra.

Ahí llegó el octavo y vino Liván Moinelo. En su inning preferido, como lo utilizan en la Liga de Japón. Golpeando al primer hombre ya las cosas se veían mal. El resto, se conoce. Fuera totalmente de su pitcheo, permitió de caballito las dos anotaciones que sacaron a Cuba totalmente del juego. Lo que hiciera Andy Rodríguez después, poco iba a incidir.

A decir del manager cubano, la causa del descontrol fue que en Japón el lanza con una pelota y acá en Korea le dieron un implemento de otro tipo, marca, características y no pudo adaptarse.

Luego, Vladimir. Llegó para lanzarle a un hombre y le dio el noveno boleto de los serpentineros cubanos en la noche. Despúes, Yudiel Rodríguez.  Subieron back-to-back  dos de los peores lanzadores de la preparación. Al parecer Borroto dio el juego por perdido. Nota al pie: el tunero, resolvió.

La defensa tampoco estuvo fina, si bien con errores no tuvo relación directa con el marcador final. Los dos tiros cortos del “Grillo” Arruebarurena se vieron a priori ridículos e inexplicables, pero tal vez la presión de tirar rápido o un poco de estorbo del corredor lo apresuraron.

En cuanto al fly al right field que picó delante de un Gracial que no corrió: ¿acaso no se sabe que a estas alturas hay que atacar todo lo que se parezca? ¿Confió el jardinero derecho que la pelota podía ser desviada por el aire? ¿Qué aire? ¡Si están jugando bajo techo! Simplemente maravilloso, incluso para la narración oficial. Las cámaras, solo para él.

Pero absolutamente nada de esto se compara con el pobre rendimiento ofensivo del equipo Cuba. Muy a pesar de lo que haya mostrado Viera y luego Yariel, en esta pelota de hoy es imposible ganar si no se batea.

No poder marcar una carrera es normal, pues de blanco pintan a cualquiera en el mundo del béisbol. Pero solo sacar la pelota del cuadro en cinco ocasiones, pereciendo una vez tras otra en rolatas de frente al cuadro, para un equipo como el cubano lleno de jugadores que se desviven por conectar un batazo grande, es inverosímil.

Doce ponches se tragaron los bateadores cubanos, cinco de ellos en el primer pase de alienación. Muchos swines al primer lanzamiento, sin dejar que el contrario se desgaste, fueron la tónica de los bateadores del Cuba, agresivos pero indisciplinados en el cajón de bateo. Y cuando una batería que cuenta con par de sluggers del Japón tiene solo dos indiscutibles, que son del séptimo y octavo bates, hay que revisarse.

Arruebarurena se ponchó dos veces, Cepeda cuatro, Despaigne dos y Gracial otras tres. Entre segundo y cuarto se fueron diez veces (si se suman, 3.2 inn) por la vía de los strikes. El otro “estrucado” fue César Prieto, el noveno bate. Así, le queda muy poco a Cuba para hacer algo.

Y ya que hablamos de Gracial y compañía…pues la actuación de los legionarios del Japón en el debut, se puede calificar de mala, sino pésima. Ninguno de los tres estuvo a la altura, aún cuando tenían menos problemas de horarios y aclimatación. ¿Cansancio? Todos deberían estar cansados. Por H o por B. Al final, todos jugaron o han estado jugando hasta el momento del torneo.

El primer examen para Miguel Borroto y los suyos es un suspenso. Al caer el out 27, la cortina se corre y no deja nada más que la vista del cadalso para el equipo cubano, que ahora se la tendrá que jugar irremediablemente contra Korea, si es que logran derrotar a los australianos.

Cada día que pasa, verdaderamente, se nos hace más difícil escribir positivo de nuestro papel en la arena internacional. Ya estamos trepados, y con la soga al cuello. Ahora, a esperar por quien patee el taburete.

LO BUENO: Carlos Juan Viera y Yariel Rodríguez.

LO MALO: El pitcheo de relevo de Liván Moinelo. La actuación de los contratados en Japón. La pobreza ofensiva.