Cuando se habla de playoffs legendarios de la pelota cubana, con emoción a raudales, calidad única y momentos que quedaron en la retina de los aficionados, nada como remontarse 20 años atrás, a la postemporada del 2001, en una época de gigantes.

Rescatando la frase de “todo tiempo pasado nos parece mejor”, para los aficionados que vivieron aquella época y también la actual, estas son palabras que cobran mucho sentido cuando uno se detiene a disfrutar y “morir” de nostalgia observando sobre la grama a algunos de los mejores peloteros que ha tenido esta tierra.

Fue la postemporada de la actuación irrepetible de Lázaro de la Torre, el verdadero “brazo de hierro”, que fue capaz de pararse frente a Pinar del Río en juegos consecutivos y mantener vivas las esperanzas de Industriales.

Fue el playoff del debut de Víctor Mesa como mánager con Villa Clara, quien daba muestras ya de su estilo único; el de un Camagüey que llevó a Santiago contra la pared y provocó el despertar de una novena icónica; el Habana de José Ibar; el Pinar del Río de un trío impresionante como Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras y Faustino Corrales.

Como no podía ser de otra manera, tuvo también un jonrón que nunca se olvidará, el de Antonio Pacheco contra Lazo, cuando “El Capitán” le desapareció la pelota al “Rascacielos”, pese a salir con molestias a batear.

Disfrutemos de estas escenas que harán volar la nostalgia por héroes de otras épocas, ahora que se cumplen 20 años de sus gestas.  

La Habana contra Isla de la Juventud, cuartos de final

Fue un duelo de mucho talento, como casi todos los de aquel tiempo, entre el desparecido equipo Habana y La Isla de la Juventud, que agrupó a figuras muy recordadas de nuestro pasatiempo nacional.

De un lado nombres como José Ibar -uno de los mejores lanzadores que recuerde nuestra pelota-; un incombustible Raúl Valdés; junto a bateadores como Oscar Macías y Rafael Horta.

Del otro, una generación histórica de la isla, con un Michel Enríquez joven o Alexander Ramos, o sus lanzadores igualmente destacados: Carlos Yanes y Gervasio Miguel Govín.

Aquel choque se decantó hacia el lado del Habana, tres victorias por una.

Pinar del Río-Industriales, cuartos de final

El enfrentamiento entre dos potencias de nuestra pelota que marcó uno de los puntos más altos de aquellos playoffs. Los pativerdes ganaron los dos primeros juegos en el Capitán San Luis y después llegaron los del Latinoamericano, cuando se vivió la gesta de Lázaro de la Torre, que se volvió la principal opción del staff azul.

Por los verdes una poderosa tanda, con figuras como Yobal Dueñas, Omar Linares, Daniel Lazo, Juan Carlos Linares, y un picheo como Pedro Luis Lazo, José Contreras y Faustino Corrales.

Por los azules de Guillermo Carmona, estrellas como Germán Mesa, Antonio Scull, Javier Méndez, Lázaro Vargas, Lázaro Valle, Yasser Gómez, Carlos Tabares, quienes no pudieron con Pinar, que se agenció la serie tres victorias contra dos.

Camagüey-Villa Clara, cuartos de final

Otro de esos buenos duelos de nuestra pelota, con el ingrediente especial del debut de Víctor Mesa, el mito naranja, pero en esta ocasión como director de su amado equipo del centro.

Bastante talento sobre el terreno, con un Camagüey que contaba en sus filas con Vicyohandri Odelín, Luis Campillo, Marino Luis, Loidel Chapellí, y Luis Ulacia, contra el Villa Clara de Yuniesky Betancourt, «Riquimbili» -con carrera posterior en Grandes Ligas-, Eliecer Montes de Oca, Ariel Borrero, Ariel Pestano y Eduardo Paret, entre otros, que se decidió por los primeros, 3-1.

Granma-Santiago, cuartos de final

Estábamos en presencia de la “Aplanadora” en su apogeo, con sus figuras extraordinarias que no necesitan mucha presentación: Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Gabriel Pierre, Rey Isaac, Fausto Álvarez, Pedro Poll y Rolando Meriño, con serpentineros incomparables como Norge Luis Vera y Ormari Romero.

Granma era un competitivo equipo de Chicho Ferrales, los Bejerano y Ciro Silvino Licea, pero que les tocaba de forma usual enfrentar a Santiago, lo cual, sin dudas, limitó sus posibilidades de obtener más victorias. Se decidió por Santiago, 3-1.

Pinar-Habana, Semifinal

Una vez cumplidas las series de cuartos, llegó el momento de vivir las semifinales, con los cuatro grandes de aquella campaña.

Por el occidente se enfrentaron Habana y Pinar del Río, con duelos de picheo que harían las delicias del más exigente amante del arte de lanzar. Baste decir que el primer juego lo abrieron José Ibar de una parte y José Ariel Contreras, del otro.

Los pativerdes se agenciaron ese playoff y se colaron en la final.

Santiago de Cuba-Camagüey, semifinal

Otro momento icónico, marcado por el resurgir de la Aplanadora. Camagüey ganó los primeros juegos en el Guillermón Moncada y casi que celebraban ya sin haber concluido la tarea.

Pero Santiago tenía otros planes y le dio vuelta al ganar cuatro juegos seguidos, una remontada histórica que los hizo meterse en la gran final, ante Pinar del Río.

Pinar-Santiago, la final de Antonio Pacheco

Este es uno esos momentos cumbre de la pelota cubana, el cara a cara entre la Aplanadora con su tanda ofensiva extraordinaria y buenos lanzadores, contra el Pinar del picheo intimidante.

Claro, no se podrá hablar de aquella serie sin mencionar el jonrón de Antonio Pacheco contra Pedro Luis Lazo, del cual el pinareño puso en duda que el “Capitán” tuviera sacrolumbalgia, como se afirmó, aunque reconoció que aquel hombre le podía dar jonrón a cualquiera.

Santiago se llevó la corona a casa, cuatro éxitos contra uno, y siguió agrandando su leyenda.

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