Escribir sobre Kobe Bryant es siempre un reto. Mencionarlo o leer sobre él se hace complicado, pues es difícil reprimir sentimientos y ser objetivos cuando recuerdas su fadeaway y sus jugadas, pero hay que intentarlo este día, cuando se cumplen tres años del triste final de ‘Black Mamba’.

Sus hazañas fueron múltiples: 81 puntos en un juego, 5 campeonatos, 2 MVP de Finales, 2 veces máximo anotador, 2 números retirado, 1 ocasión Jugador Más Valioso de la temporada, 18 All-Stars, 2 oros olímpicos, genio y figura de una dinastía en uno de los equipos más emblemáticos de la liga.

Todo eso es Kobe Bryant, pero, aun así, su legado trasciende las duelas, pues la mentalidad ganadora y resiliente que le caracterizaba marcó generaciones e inspira a muchas personas del mundo, en cualquier campo, no solo en el deporte: “Mamba Mentality”, un estilo de vida.

El 26 de enero de 2020, el cielo nublado de Los Ángeles vio caer un helicóptero. Dentro, Gianna y Kobe Bryant vieron por última vez el mundo. Tristeza, mucha tristeza. Se iba del plano terrenal una leyenda del baloncesto. Vanessa Bryant, viuda de Kobe, perdía de una tacada dos pilares de su vida. Sus lágrimas eran las de todos.

En 2016, ‘Black Mamba’ dejó las canchas después de anotar 60 puntos contra Utah Jazz. Fue una manera de decir adiós dejando claro que aún le quedaba “cuerda” para seguir. Es lo que tienen los anotadores natos, pues un talento generacional como Kobe se ve poco en la NBA.

Durante su carrera, registró 33 643 puntos y se convirtió en el cuarto máximo anotador de todos los tiempos. Su línea estadística fue de 25 PPG, 5.2 REB, 4.7 AST con un 44.7% en tiros de campo.

Kobe nació el 23 de agosto de 1978 y durante su carrera utilizó los dorsales 24 y 8. Pero su nombre es sinónimo de superación, sacrificio, perseverancia, talento, pero, sobre todo, disciplina.

A lo largo de su trayectoria deportiva fue una superestrella. En 1996 debutó en la NBA y al año siguiente se convirtió en el jugador más joven en participar en un All Star Game. Desde entonces, todos pusieron los ojos en el “8” de los Lakers.

Bryant hacía recordar muchas veces a Michael Jordan, pues poseían características similares en su juego y hasta en el físico. Sin embargo, creo que tratar de decidir quién es mejor siempre quedará para el debate, pues las comparaciones son odiosas. De lo que podemos estar seguros es de que están en la mesa de los más grandes de la historia de este deporte.

Con respecto a ello, el impacto mediático de Jordan y Bryant fue y es tremendo en la NBA. En primer lugar, sus carreras tienen una especie de similitud en cuanto a consecutividad. Jordan dominó la liga en los 90 y pasó la antorcha a Kobe, quien explotó en la primera década del siglo XXI y representa la máxima expresión del baloncesto moderno.

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La elasticidad, la técnica depurada, el fadeaway, un movimiento que patentó en la NBA: Kobe tenía la estética como premisa, ante todo, era un genio consciente de sus capacidades. Junto a MJ fue el encargado de arrebatarle el dominio de la liga a los hombres grandes y darles alas a los artistas del lanzamiento en suspensión, los movimientos en carrera y la magia con el balón.

Sudadera al codo, rodeos con la cadera, un aura se alza sobre su figura, el oro y púrpura visten a una leyenda: Kobe Bryant entra a la cancha para lograr una hazaña. Sus ojos no pierden de vista el balón. Dribling, saltos, movimientos a alta velocidad, juego de piernas, fadeaway, brazos al aire. La multitud suspira, el balón acaricia la red, el “8” de los Lakers acaba de lograr 81 puntos en un mismo partido.

Hay gritos, algarabía, el mundo acababa de ser testigo de una actuación individual única: un jugador de baloncesto conseguía esa cifra en pleno siglo XXI, algo que solo estuvo al alcance de Wilt Chamberlain cuando aun la televisión era en blanco y negro.

Sobre aquel juego, Kobe dejó una frase que demostró claramente su manera de ver el deporte y la vida: “Viendo el juego ahora, los tiros fáciles que erré, ¡podría haber llegado a los 100 puntos!”.

Mentalidad ganadora: ojos en el premio y nunca darse por vencido: Mamba Mentality. Donde quiera que estés, descansa en paz, leyenda.

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