Los cocodrilos matanceros se robaron la arrancada en el primer juego de la post-temporada del beisbol cubano. Yoanni Yera se creció en el montículo y dominó a su antojo a cuanto caballo granmense se le paró delante. A ritmo de 10 ponches en seis entradas de actuación con solo tres sencillos permitidos y un solo boleto otorgado, se despojó de golpe de fantasmas y espíritus burlones que lo habían atormentado en los partidos claves, y continuó avivando la llama de las aspiraciones y los sueños de sus parciales yumurinos.

En la trinchera opuesta, Lázaro ¨el caballo blanco¨, descontrolado e inefectivo (5 bases por bolas, un pelotazo y 4 carreras limpias permitidas), ahogó las esperanzas de los orientales desde el mismo comienzo del juego y se fue a las duchas sin poder sacar outs en el quinto capítulo, dejando un abanico de dudas para el futuro inmediato en las aspiraciones de retener la corona nacional.

La balanza se inclinó hacia el occidente desde mucho antes de la voz de ¨Play ball¨, cuando el timonel de Granma, Carlos Martí, dejó fuera de la alineación al líder jonronero del campeonato (Lázaro Cedeño), un hombre que conectó 20 cuadrangulares, impulsó 71 carreras y terminó con un OPS de 967, para darle entrada al refuerzo Raúl Gonzales, quien viene de compilar solo para .200 y conectar apenas tres extrabases en sus últimos 100 turnos al bate. Movida arriesgada y muy polémica que, al final, se llevó las mayores críticas de la noche.

El motorcito motivador de apellido Despaigne no pudo jamás arrancar (de 3-0 y dos ponches), Guillermo Avilés se vio totalmente perdido en el cajón de bateo, Carlos Benítez (aunque impulsó la única de su equipo), fue silenciado, y Roel Santos solo llegó a primera cuando el final del juego ya estaba escrito.

Los famosos refuerzos (Manduley y Raúl Gonzalez) que llegaron para levantar defensas, se llevaron costosos errores a sus récords, y los relevistas Leandro Martínez y Cesar García andaban divorciados de la zona de strike.

Son demasiados flashazos negativos para enfrentar en el terreno a unos Cocodrilos inspirados que vienen despejando demonios que aun habitan dentro de su estadio y en la mente de sus jugadores, pero que han sabido multiplicar por cero el estrés y la presión extrema que les imprimían antiguos comandantes.

Al final los matanceros no desperdiciaron nada, con una producción de siete inatrapables pudieron fabricar igual cantidad de carreras. Frederich Cepeda se embasó todas las veces que se paró a batear (2 hits y 2 bases por bolas), Vázquez, Ariel Sánchez, Ariel Martínez, Eduardo Blanco y Aníbal Medina, dieron un hit per cápita, y Yurisbel Gracial llegó a primera base tres veces (2 boletos y un pelotazo). Mención también para Jonder Martínez en rol de relevo (9 bateadores enfrentados y 1 hit permitido), cerrando el partido y el establo de los equinos hasta nuevo aviso.

Ahora no hay tiempo para congas ni celebraciones, los play off apenas comienzan y hoy mismo hay que volver a soltar caballos en el pantano. Muy válida la primera mordida de los cocodrilos, pero aún hay mucha historia por escribirse. Nos vemos en el estadio.

LO MEJOR DEL PARTIDO: La labor de Yoanni Yera

LO PEOR DEL PARTIDO: El descontrol de los lanzadores de Granma (8 bases por bolas)

LO INEXPLICABLE: Lázaro Cedeño en la banca

LO MAS PREOCUPANTE: La forma deportiva de Lázaro Blanco

JUGADOR MÁS VALIOSO: Yoanni Yera

El APLAUSO: Para Jorge Niebla (arbitro de home)