Como las predicciones y piscinazos son simplemente eso, y siempre pueden rebatirse, el vaticinio que hiciera par de juegos atrás ha quedado reducida al polvo. Granma derrotó por segunda vez a Las Tunas, esta vez 4×2, y aseguró el regreso al Julio Antonio Mella.

Todo indica que ser local le sienta bien entonces a todos los equipos, pues ninguno ha perdido el pleito en casa en esta postemporada: Matanzas dividió, Granma barrió, Las Tunas dividió y ganó e Industriales se llevó dos de tres. Algo a anotarse acerca de estadios llenos, espectáculos, conciertos previos a los juegos…una simple nota, para el futuro. El público ha sido el jugador número diez este año.

Como “un tremendo juego de pelota” o un “hermoso juego”, fue calificado entonces este cuarto desafío, al que francamente no le veo nada de eso si agrupamos par de criterios que se hacen uno solo: el duelo de lanzadores abridores se vio truncado por la mala defensa.

Mérito aparte por sus 6.2 tercios de inning, Lázaro Blanco, esta vez más parecido a lo que acostumbra, se fue abruptamente luego de permitir la ventaja tunera gracias a un wild pitch, uno de tantos que han costado caro en estos play offs. Ahí otro punto: la importancia del robo de bases fue fundamental para tener esa carrera a noventa pies del plato.

De hecho, la preponderancia del robo de bases, y del bateo y corrido en esta última fase del campeonato cubano, me ha hecho recordar esos tiempos lejanos de pelota agresiva y menos sosa, donde cuadrarse para tocar era símbolo de ser “un out vestido de pelotero”. Ojalá y sigan así el año que viene. Más riesgos, menos premeditación.

Por el otro lado, un Luis Ángel Gómez con la mitad de la victoria en el bolsillo sin llegar a tirar siquiera 85 millas por hora, debió abandonar lesionado la lomita de los suspiros, luego de intentar sacar a un bateador rápido como Roel Santos en un lance muy difícil. Al final, Gómez se fue maltrecho y Santos anotó más tarde el empate, gracias a un error.

Porque, he ahí el detalle de este miércoles:  no se puede ganar cuando la defensa falla y ya de eso fue presa Industriales, que le sumó al descalabro de sus lanzadores una tétrica actuación guante en mano; y esto es lo que ha perseguido a los tuneros en su visita al Mártires de Barbados.

Cierto es que el estadio de los Alazanes no es de los mejores campos de béisbol cubanos (como tampoco lo es el Mella) y las lluvias le han afectado. Pero siete errores en par de salidas no ayudan a nadie a ganar un desafío. Y esta vez sí se ha dado el axioma de que “después del error viene el hit”, pero combinado en todas las variantes posibles: error y hit, hit y error, hit y par de errores y luego otro hit. En fin, el mar.

Nuevamente esos Santos que lleva Carlos Martí por segundo apellido lo iluminaron, y el cambio de señas con Manduley funcionó a la perfección, pues pasó de ser un out de calle después de un fallido intento de sacrificio a un remolque subiendo al pizarrón. La verdad que cuando el veterano manager se ilumina, no hay nada para nadie.

Y por supuesto, el detalle de oro: el Jose Ángel García infalible, tenía que fallar en algún momento. Paño de lágrimas de Civil, parece que el timonel de los Leñadores pecó de exceso de confianza y lo trajo por segunda vez. Esta no se la dejaron pasar, y cargó con el revés por primera ocasión en la presente post temporada. Me recordó el caso de un director ya eliminado en semifinales.

Quien no se equivocó fue otra vez Martí, que le dio confianza a Leandro para que sacara a Viñales… y lo ponchó. La bola se veía adentro, pero bueno, el curioso ángulo que le tiraron las cámaras a los dos primeros tercios de la novena entrada da lugar a especulaciones, ¿no? No obstante, me parece: anótate esa umpire.

Habrá, pues, regreso al Julio Antonio Mella, ¿quién lo iba a decir, sobre todo como se pintaron las cosas al inicio? Nada, que Granma se ha ganado el derecho a regresar, no sin un poquito de ayuda de los jugadores tuneros, que no por las pifias de los directores… al menos por una vez.

LO MEJOR: la remontada de Granma

LO PEOR: la defensa de Las Tunas

EL MÁS VALIOSO: Carlos Benítez

EL APLAUSO: Luis Ángel Gómez

Imagen cortesía de István Ojeda Bello