Usted podrá estar a favor o en contra del #TeamCuba, pero creo que hasta sus detractores más “fulas” se emocionaron cuando el Cuba avanzó a la segunda ronda del Clásico Mundial de Béisbol. Incluso yo, que hace siglos me propuse disfrutar del béisbol en lugar de sufrirlo, estoy ilusionado…

Cualquiera que abriera un poco la mente podía asomarse en Taichung, sin ser Doctor Strange, a los universos de posibilidades que tendría una pelota cubana completamente libre, en la que pesara más el talento y la disposición, que filiaciones y posicionamientos.

Sin ser ideal, este equipo Cuba es un tibio paso, pero paso al fin, hacia la utopía que parece un equipo Cuba que no discrimine a sus jugadores por donde vivan o como piensen. Después de todo, el béisbol es mucho más grande que cualquier miseria o rencor…

Más allá de nuestras discrepancias, a los cubanos nos une la pasión por un deporte que acepta a todos por igual, y en el terreno convive el slugger y el “áo” por regla, el bitongo y el mataperro, el rojo y el azul, sin distinciones de clase, credos, gustos y crianzas…

 

En todo caso, discriminan las personas, pero nunca el béisbol, quizás por la humildad de sus orígenes, en los bateyes azucareros del siglo XIX. Siglo. La pelota que echó sus raíces en el potrero y el “pitén” del barrio ha sobrevivido a todo tipo de sistemas sociopolíticos en Cuba, y aún en sus horas más oscuras, mantiene la capacidad de dar esperanza.

Encima de eso, tampoco sabemos vivir la pelota de otra manera que no sea “a full”, y por eso nos fajamos, discutimos, y somos apasionadamente certeros o injustos en algo que, después de todo, es solo un juego. Politizado y todo, pero juego al fin. Por eso, no es raro que muchos de los que despotricaban del Cuba, anden ahora proclamándose #TeamAsere. Nada nuevo…

Así hemos sido siempre, pero… ¿qué tal si aprovechamos, y en vez de andar tirándonos entre hermanos, gozamos esta olvidada sensación de victoria? ¿qué tal si volvemos a enamorarnos del béisbol? ¿qué tal si nos alegramos por el equipo?

Total, en Cuba la jugada seguirá “apretá” y el “picheo bajito y pegao”, independientemente de lo que pase en el Clásico, pero una alegría nunca viene mal, sobre todo, después de tantos años de frustración, mediocridad y derrotas.

Al final, pase lo que pase en Japón, ya este Team Cuba parcialmente abierto al mundo nos mostró el tremendo equipo que podríamos ser el día en que seamos lo suficiente humildes para desechar lo que nos separa y abrazar lo que nos une. En pelota y en lo que sea.

PD: A los santos movilizados el fin de semana, ya sé que Taipéi los dejó tan exhaustos que poco pudieron hacer por Ana de Armas en los Oscars, pero no aflojen ahora: que el #TeamCuba no pare hasta Miami porfa, y ya después veremos…

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Imagen cortesía de Photo by Gene Wang/Getty Images)