Parece fácil afirmar que Yennier Cano es, al menos, uno de los mejores relevistas de las Grandes Ligas al momento de redactar estas líneas. Sus promedios sirven como evidencia, pero, ¿cómo llega alguien que estuvo cerca de nunca regresar a un terreno, a convertirse en la sensación de la mejor pelota del planeta?

Previo al partido de este miércoles, Yennier Cano tenía una efectividad de 0.35 promedio de carreras limpias, producto de una sola anotación en 25 y dos tercios de entradas lanzadas.

A casi par de meses de iniciar la temporada, Cano exhibe un WAR positivo de 2.0, según los estándares del sitio estadístico Baseball Reference. Este 2023, Cano ya superó la mayor cantidad de partidos en los que había lanzado para un mismo equipo, tras haber participado en 13 desafíos con los Mellizos de Minnesota, antes de llegar a los Orioles.

Pero no todo fue placer en la vida de Yennier Cano. Por el año 2017, la decisión de emigrar comenzó a rondar su cabeza, que hasta ese momento maquinaba solamente estrategias de picheo, tipos de lanzamiento, o el lamentable fallecimiento de su madre.

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Quiso hacerlo como un “caballero” y pedir la baja de la pelota cubana, para buscar futuro en otro lugar. Para su sorpresa, la respuesta que recibió fue una sanción. Durante un año completo no se le permitió pisar un terreno de béisbol, como él mismo confesó a The Baltimore Banner.

«Como no podía lanzar en los juegos, simplemente agarré mi guante y lancé donde pude», dijo Cano. «En las calles, el patio, donde sea».

La acción nefasta de las autoridades sobre Yennier Cano, sumado a la pérdida de su mamá, sirvieron de catalizador perfecto para tomar la decisión. «Después de que ella falleció, yo estaba como, ‘¿Sabes qué? Esta es una buena oportunidad para un nuevo comienzo y para buscar otras oportunidades de proveer a las otras personas que todavía están a mi alrededor», reconoció el lanzador.

Terminada la sanción, Cano llegó a Buenos Aires, Argentina, un país futbolero, pero que sirvió para que el cubano recomenzara su carrera como pícher, adquiriendo nuevas herramientas gracias al aporte de Amaro Costa, un ex lanzador de los equipos Metropolitanos.

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Una vez llegó a Miami, comenzó el difícil proceso de hacerse de una firma con alguna organización y las exhibiciones no fueron a pedir de boca, como hubiese querido el avileño, aunque su talento nato era fácil de discernir entre los nervios y la presión.

«Fue difícil, porque pasas tanto tiempo sin lanzar y lanzar frente a la gente, y luego hay un montón de exploradores allí para ver», dijo Cano. «Todo depende de ti para demostrar un punto». Y vaya que si lo hizo. Primero, irónicamente, llegó una oferta de los Orioles, pero finalmente optó por estampar su firma con los Mellizos de Minnesota…

El resto es historia conocida, una que toca de cerca a miles de cubanos que decidieron tomar el camino de la migración. Para Cano, el sacrificio y el sufrimiento mejoraron su control y la velocidad de los envíos para el plato.

Ahora con un hijo que sacar adelante, Yennier Cano podrá contarle, algún día, la historia de cómo convertirse en el mejor relevista de la MLB.

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Imagen cortesía de Getty Images