Con apenas 19 años, Marcos Chacón es una perla del baloncesto cubano que ya vive la transformación de convertirse en jugador profesional, en un país con una tradición respetada a nivel mundial, como es Argentina.

Cuando otros apenas aspiran a llegar a algún torneo importante o solo pasan el tiempo jugando en el certamen local, a miles de kilómetros de su isla, él ya se prueba en el Club Gimnasia y Esgrima Comodoro Rivadavia, pero sueña, quién sabe, con otros grandes escenarios.

“Cuando fui llamado a la selección nacional tras la pandemia, en mi casa se hizo una fiesta”, cuenta.

Su carrera ha tenido un ascenso poco común para los baloncestistas cubanos. Para ponerlo en perspectiva, Marcos Chacón es una especie de Omar Linares o Wilfredo León por la precocidad con la cual llegó a la élite.

A los 15 años participó en un torneo de mayores con la franela de Metropolitanos. Con solo 18, el base capitalino debutó con la selección nacional en 2021 en el Preclasificatorio de las Américas y dejó destellos de calidad que posteriormente le valieron para asentarse en el equipo Cuba.

Marcos Chacón es un portento físico, un talento nato para el baloncesto. Sin embargo, este no era su deporte de preferencia y prácticamente, le fue impuesto desde casa.

“El deporte llega a través de mi papá, específicamente el baloncesto, porque fue el que practicó. Desde chiquito, quiso que yo lo jugara también. A la edad de 8 años, comencé a practicarlo en el municipio Centro Habana, en donde estuve hasta los 11, cuando tuve que ir hacia el municipio de Plaza, porque el entrenador que tenía se había ido de viaje. Lo hice, porque si no jugaba la provincial ese año, al próximo no podría entrar a la EIDE, que era mi meta en aquel entonces”, recuerda.

Sin embargo, el deporte de las canastas no era el que le gustaba, pues tenía otras preferencias.

“Me gustaba más la lucha, porque mis compañeros de aula eran luchadores. Realmente, fue por embullo. Sin embargo, la llegué a practicar, pero mi papá no quería. De hecho, cuando me tocaba entrenar no me llevaba. La opción que quedaba era el baloncesto y aunque en su momento se lo reproché, hoy se lo agradezco con toda mi alma. El baloncesto es mi vida y eso, en gran parte, es por él”, explica.

Después, vendría una etapa que, en gran medida, marca el futuro de muchos deportistas cubanos: el paso por la Escuela de Iniciación Deportiva.

“Ahí estuve 3 años y el primero fue muy duro para mí. No estuve en la lista de 12 jugadores que participaron en aquellos juegos escolares y llegué a casa desmotivado y lloraba sin parar. Mis padres me consolaban, hasta que lo pude superar y me prometí que me prepararía mucho mejor para el próximo año y así fue”, dice.

Durante este periodo, Marcos Chacón no paró de acumular títulos que lo fueron forjando como jugador: fue campeón nacional escolar (2017 y 2018), mejor base (2018) y máximo anotador (2018). Además, campeón nacional juvenil (2019) y Novato del Año del deporte en La Habana (2021).

Tu carrera ha ido vertiginosamente en ascenso y con solo 15 años participaste en un torneo de mayores con el equipo Metropolitanos. ¿Cómo te sentiste en ese momento, cuando enfrentaste a jugadores hechos siendo apenas un adolescente?

Cuando culmino en la EIDE, participé en el Torneo Nacional de Ascenso en 2018 por el equipo de Metropolitanos y era el más joven del equipo. Fue mi primera competencia oficial contra jugadores de máxima categoría. Tuve un gran torneo con partidos destacados de 15 a 20 puntos. En ese momento, comencé a hacerme de un nombre.

Aquel año participé en mis primeros juegos juveniles, en los que obtuve medalla de oro y al próximo año me presenté en el TNA con el equipo de Capitalinos. Fue un sueño cumplido vestir la camiseta azul. Justo cuando iba a empezar la Liga Superior de Baloncesto, llegó la pandemia y todo se pospuso durante dos años.

Por ese tiempo, participé en los otros dos juegos escolares y obtuve medalla de oro y quedé como el mejor base de la competencia en ambos años. Además, en mi último año quedé como el máximo anotador y MVP de dichos juegos.

Marcos Chacón, talentoso jugador baloncesto cubano
Marcos Chacón, talentoso jugador del baloncesto cubano

¿Cómo afrontó Marcos Chacón el embate de la pandemia, cuando su carrera iba en pleno ascenso deportivo?

Fueron dos años de infarto, dos años en los que no paré de trabajar en mi físico, en mi forma de jugar al baloncesto, siempre con ayuda del entrenador personal Lisuan García. Jugaba a escondidas en los terrenos de la calle porque no se podía y si nos cogían podíamos ser multados.

¿Quiénes han sido los entrenadores que más te han marcado y que te ayudaron a llegar a este punto en tu carrera?

De todos los entrenadores siempre se aprende algo día a día y de cada uno me llevo lo mejor, lo positivo, pues ellos influyen muchísimo en nuestra evolución. Espero no olvidar a ninguno, pero recuerdo de manera especial a Valmaseda y a El Peña, en Centro Habana; a Cairo y Raidel en Plaza; a Karel y Cisneros en la EIDE y Muñiz en Capitalinos. Ya en el equipo nacional, a Pepe, Tatica y Moya.

A diferencia de otras figuras del baloncesto cubano, llegaste a la selección siendo un adolescente. ¿Cómo ha influido en tu vida ser un atleta profesional con tan poca edad?

Es algo que me exige madurar y entender que debo de tener una disciplina adecuada para cumplir sueños y objetivos.

¿Cómo te enteraste de que formarías parte del equipo nacional?

Cuando se empezó a restablecer todo después de la pandemia, yo tenía 17 años. Me llegó la gran noticia de que me invitaban a entrenar con la selección nacional los entrenadores Pepe, Moya y Tatica. Aquel día, recibí un mensaje de texto y en cuanto le dije a mis padres, en mi casa se hizo una fiesta. Todos estaban muy contentos y yo, ni hablar.

A partir de ese momento, llegaron los entrenamientos con la preselección. ¿Cómo viviste esos días?

Fuimos a una base de entrenamiento en Ciego de Ávila y ahí estuvimos entrenando casi dos meses para seleccionar a los 12 jugadores que iban a participar en el repechaje para la ventana mundialista en El Salvador. Fueron dos meses como de vida o muerte para mí: siempre tuve la mentalidad de que podía hacerlo y quizás otros pensaron que no porque era muy joven.

Sin embargo, haciendo las cosas bien y trabajando duro pude conformar el equipo. Fue un paso más para mí, pues cumplí uno de mis sueños, que era vestir la franela con las cuatro letras. Mis padres estaban muy orgullosos de mí y eso significó mucho más.

¿Cómo fue la primera experiencia con el equipo Cuba en el Coliseo de la Ciudad Deportiva?

Cuando era pequeño y la selección tenía partidos en el Coliseo, iba a verlos y me preguntaba cómo y cuándo sería el día en que estuviera yo ahí. Es algo increíble estar jugando junto a figuras del primer equipo, quienes eran mis ídolos cuando era más joven, pero lo más emocionante es ver al público apoyándote desde la grada: eso no tiene precio.

Marcos Chacón, talentoso jugador baloncesto cubano
Marcos Chacón, talentoso jugador del baloncesto cubano

Durante sus primeros partidos, Marcos Chacón dejó claro que no era casualidad su convocatoria. Fue una de las figuras del equipo y, por tanto, técnicos y especialistas resaltaban la necesidad de que jugara en el extranjero. Para satisfacción del baloncesto cubano, el 21 de julio el Gimnasia y Esgrima de Comodoro de la Liga Nacional de Básquet de Argentina anunció la contratación del cubano en sus redes sociales.

“El contrato se dio por mediación de mi agente Claudio Pereira y después con ayuda de Cubadeportes pudimos concretar. Cuando me dieron la noticia de que todo estaba listo me puse muy contento, porque es algo que llevaba esperando mucho tiempo y que desea todo deportista y jugador de baloncesto”, dice.

¿Qué representa este contrato para ti, a tan corta edad?

Significa muchísimo, ya que voy a participar en un baloncesto que está a un nivel más alto que el que se juega aquí y me va a beneficiar muchísimo para mejorar en mi juego y seguir aprendiendo.

Con apenas 19 años, ya Marcos Chacón debe pensar como un profesional. ¿Cómo es un día normal en tu vida?

Siempre trata de mantenerme activo. Cuando estoy entrenando con la selección nacional o con Capitalinos, lo hago según la competencia para la cual me esté preparando, pero cuando no, voy al gimnasio y trabajo en mi físico, o busco una cancha y trato de mejorar mi juego. Me gusta la excelencia porque estoy enamorado del baloncesto.

Fuera del deporte, vivo muchos sacrificios, pues estoy en una edad en la que, muchas veces, mis amistades me invitan a salir a una fiesta y no siempre puedo ir porque tengo que entrenar al día siguiente, pero sé lo que quiero y a dónde quiero llegar. Creo que sacrificio es igual a beneficio.

¿Cómo ha sido la adaptación a Argentina, a su liga, a sus costumbres?

Por el momento, me he adaptado bastante bien, lo único que me afecta es el frío que hace en ocasiones. El nivel de la liga me ha sorprendido, se juega muy bien al baloncesto acá. Muchas personas me decían que el basquet argentino era una escuela y hoy lo puedo confirmar.

Si tuvieras que escoger un momento feliz, ¿cuál sería?

Cuando mi mamá y mi papá me cuentan que las personas les hablan de mí, de lo orgullosos que están de mi trabajo: eso me hace feliz. Además, me demuestra que voy por el camino correcto. Por otro lado, mi papá, Roberto Chacón (El Chapa), no llegó a donde hubiera querido, pero por eso me guía para lograr todo lo que él no pudo cumplir y bien orgulloso se siente al ver que va sucediendo poco a poco.

¿Qué sueñes tiene por cumplir Marcos Chacón?

“Sí, por supuesto, soy muy joven aún, quiero seguir desarrollándome y llegar a mi máximo nivel para algún día pelear por estar en una liga de primer nivel, ya sea en Europa o en la NBA, quién sabe.

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Imagen cortesía de Hansel Leyva