Tras ser una estrella del béisbol cubano, ganar campeonatos e integrar el equipo nacional, Jorge Luis Toca emprendió una peligrosa y dura travesía en bote, arriesgando su vida, para salir de su país e intentar llegar a Grandes Ligas.

“Había muchas versiones de que si nos habíamos ahogado o desaparecido. Fue muy duro, pero cuando uno va a tomar una decisión y quiere hacer algo por la vida, uno lo hace”, recuerda, más de dos décadas después, el exbeisbolista cubano.

Cuando Cuba tenía todavía una fortísima Serie Nacional con peloteros muy codiciados por los scouts, Toca jugó en ocho series nacionales como inicialista de Villa Clara y fue titular nacional en los campeonatos consecutivos de 1993 a 1995, con aquel legendario conjunto dirigido por Pedro Jova, que era prácticamente imbatible.

El bateador remediano, en apenas 8 temporadas en las que participó en Cuba, conectó 100 jonrones, 15 triples, 165 dobles, y ostentó un promedio de bateo de 319, con un slugging impresionante de 571. Pero con 27 años, en plenitud de forma, decidió abandonar la isla.

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“Me fui por Las Tunas, coordiné con unas personas que también se iban y así lo hice. Nunca le dije nada a nadie. Estuve escondido veinte días en una casa en las Tunas. Eso fue muy difícil para mi familia y más para mi mamá, que en paz descansé, quien después murió y no pude verla jamás, porque estaba aquí ya”, contó el exjugador.

Jorge Luis Toca escogió el mismo camino que miles de cubanos han tomado por décadas para salir de su país rumbo a Estados Unidos: la peligrosa travesía marítima a través del estrecho de La Florida, en la cual, muchos pierden la vida.

Con él, en aquel bote, viajaban también el segunda base Jorge Díaz, de 23 años; el receptor Ángel López, de 25 años, y el campocorto Michael Jova, de 17 años. Además, estaba un gran entrenador como Enrique Chinea.

Un día de marzo de 1998, el grupo se lanzó a la mar para comenzar un viaje peligroso, a merced del mar, en un bote de apenas 17 pies que casi ni avanzaba. Sin forma de orientarse, Toca y los demás expedicionarios ponían en peligro su vida.

Alrededor de aquella salida se generó mucha incertidumbre y algunos familiares afirmaron que habían partido muchos días antes de lo que en realidad lo habían hecho. Incluso, un canal en Miami informó que, supuestamente, Toca había aparecido en República Dominicana, deshidratado y quemado por el sol, detalla un reporte de The New York Times.

“Nadie de mis familiares supo donde yo estaba. No podía comentar nada porque es algo delicado. Al salir de Las Tunas, llegamos a las Bahamas y nos rescató un barco”, cuenta el expelotero cubano.

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En realidad, el grupo fue rescatado por un barco pesquero cerca de Ragged Island, una isla de Las Bahamas. Después, fueron trasladados a un centro de detención de inmigrantes, en donde vivieron otra parte de la travesía, pues pasaron muchas dificultades.

“Por una visa, al estar yo casado con una japonesa, me fui a Japón”, recuerda Jorge Luis Toca, pero sus compañeros no corrieron la misma suerte y fueron devueltos a su país.

«Tuve que pasar mucho. Fue muy estresante, porque los otros compañeros que venían conmigo fueron deportados para Cuba. Salí y estuve cuatro meses con los japoneses entrenando. Después, conseguí una visa de turismo para los Estados Unidos. Había muchas versiones de que si nos habíamos ahogado o desaparecido. Fue muy duro, pero cuando uno va a tomar una decisión y quiere hacer algo por la vida, uno lo hace”, finalizó el pelotero.

Después de emigrar a los EE. UU., inició la temporada en 1999 de Doble A y convenció con excelentes números con el Binghamton, resultado que lo catapultó a Triple A. Con ofensiva y defensiva impresionantes, logró que lo subieran los Mets de Nueva York, y debutó contra los Dodgers de Los Ángeles.

El gigante villaclareño no tuvo muchas oportunidades en la Gran Carpa, pues casi siempre fungió como emergente, y otras pocas veces a la defensa o como corredor de cambio. Estuvo en muy pocos desafíos hasta 2001, con los Mets. Después, estuvo en las Menores con los Piratas de Pittsburgh, los Expos de Montreal, los Tigres de Detroit, los Medias Blancas de Chicago y los Cardenales de San Luis, pero nunca más ascendió al máximo nivel.

Sin embargo, Jorge Luis Toca arriesgó su vida en el mar y logró lo que miles sueñan, pero no logran: pisar un terreno del mejor béisbol del mundo.

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Imagen cortesía de Foto: Matthew Stockman /Allsport
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