En medio de tantas iniciativas de “democratización” de la pelota que al parecer se están viviendo en esta Serie 60, resulta llamativo y preocupante que el Salón de la Fama del Béisbol Cubano haya quedado “flotando en el aire” después de que el Inder haya coartado la iniciativa de un grupo de periodistas, historiadores, artistas, entusiastas, etc, que llevaron a su refundación hace unos años.

Como ejemplo destacado que pudiera alumbrar el camino, en Matanzas, 9 nuevas figuras entrarán próximamente al Salón de la Fama Palmar de Junco -que reconoce a personas de ese territorio y también del resto del país-, reconocido por muchos por su serio trabajo, y una muestra de cuánto se pudo hacer si las autoridades deportivas no hubieran forzado, en noviembre de 2018, la posposición del II Coloquio Museo y Salón de la Fama del Béisbol Cubano.

En aquel entonces, a solo 48 horas de comenzar este evento teórico y de reflexión en el cual serían exaltados los nuevos miembros del nacional, llegó una increíble noticia: “La Comisión Nacional y la Federación de este deporte decidieron aplazar el evento hasta nuevo aviso”.

El sitio de los inmortales fue escamoteado a sus impulsores y a todos los aficionados cuando las autoridades, de conjunto con la dirección y la Federación Cubana, tomaron la decisión de aplazarlo alegando falta de institucionalización ­­­­­y respaldo legal del Reglamento a utilizar para llevar realizar nuevas exaltaciones, crear la Comisión de Cronistas e Historiadores del Béisbol Cubano, erigir una tarja en conmemoración al 140 aniversario del Primer Juego Oficial en nuestro país, colocar lápidas en el Cementerio de Colón como reconocimiento a dos excepcionales —José de la Caridad Méndez y Cristobal Torriente—, entre otras acciones y objetivos a cumplimentar durante el encuentro que iba a desarrollarse ese año.

Fue un entorpecimiento dañino, un golpe a la iniciativa para rescatar lo que había sido dejado en el olvido por quienes debían ser los responsables directos, y desde entonces, la hermosa idea quedó “aplazada”, aunque por suerte, se mantiene al menos el que encontramos en el Palmar de Junco, que quedó solo cuando ocurrió el mencionado “aplazamiento” de su pariente mayor, que pareció más bien un cierre.

En el de Matanzas, que cuenta con página de Facebook también y una labor muy destacada, Zoilo Versalles, Rauget Ávalos, Antonio «El haitiano» González, Julio Germán Fernández, Eduardo Cárdenas, Yoandy Garlobo, Alfredo García, Aquino Abreu y Pedro José Rodríguez como peloteros, así como Miguel A. Bento, Rubén Rodríguez, José M. Cuétara Vila y Héctor Rodríguez, como personalidades relacionadas con el pasatiempo, son los nominados en esta ocasión.

Elena González Méndez, directora del proyecto de desarrollo local enclavado en la histórica instalación deportiva, explicó a la ACN que se elegirán nueve figuras, entre ellas siete jugadores y dos personalidades afines, en una reunión del comité elector en noviembre, aunque la relación definitiva se dará a conocer el 27 de diciembre venidero, y la exaltación será el 6 de febrero del año próximo.

Mientras esto pasa allí, ¿qué ocurre con su “pariente mayor”?

¿Por qué borrar al Templo Nacional de los Inmortales?

¿Qué pasó entonces, verdaderamente, con el Templo Nacional de los Inmortales? ¿Hay reticencia oficial a elevar a la categoría que merecen a algunos nombres de leyendas que emigraron del país? ¿Alguien quiere controlar por completo el proceso para evitar apariciones “indeseadas”?

“Lo que ha pasado con él es un reflejo de lo arcaica y atrasada que es la sociedad cubana. Ha sido una de las pocas ideas que nació de un grupo de especialistas y no de una institución, pero luego la institución se apropió de él para imponerle sus preceptos y entró en contradicción con la realidad y con los especialistas que lo integraban y por eso se congeló”, expresó a CiberCuba en una reciente entrevista el cineasta Ian Padrón, uno de los impulsores de aquel noble intento.

Nacido de un grupo independiente a la gestión oficial, los decisores no pudieron tolerar que este fuera ajeno a su control y robaron algo que pertenece a los fanáticos beisboleros y a la memoria histórica de nuestro país.  

“El no permitir algo tan simple como que un conjunto de especialistas (pueden ser médicos o de cualquier otra materia) decidan reunirse y darle un premio a otra persona, dice por dónde va Cuba. Las personas no pueden tener iniciativas propias, ni hacer nada por sí mismas a no ser que sea ordenado, respaldado y autorizado por las autoridades del Estado. Eso hace que una sociedad sea casi inamovible”, criticó Ian Padrón, amante del pasatiempo nacional y amigo de numeras estrellas de este deporte.

Por entonces, Yosvany Aragón argumentó la decisión ante los afectados con puras justificaciones que enmascararon el verdadero sentido detrás de la arbitraria maniobra de los decisores.

“Sé que ustedes, que llevan trabajando varios meses en esto, pueden sentir un poco de insatisfacción, pero pienso que es más beneficioso esperar un poco. No hay ningún tipo de problema logístico ni de financiamiento, simplemente queremos hacer bien las cosas.  Por supuesto que pensábamos que todo estaba bien en este sentido, pero nos orientaron al respecto y no queremos dar un paso en falso. Es mejor esperar por cuestiones legales, lamentablemente es así y espero que lo entiendan. Hemos pasado mucho trabajo para llegar hasta aquí, pero todo este esfuerzo no se perderá, no es una suspensión, es solo un aplazamiento hasta próximas fechas”, manifestaba, pero la espera se ha prologado demasiado.

Las justificaciones carecían de peso, los elementos que se plantearon no eran lo suficientemente fuertes. ¿Quién es el culpable? ¿A quién le molesta la construcción de un templo sagrado y solemne donde descansen los inmortales que le han dado vida a este deporte?

Este lugar sagrado ha sido objeto de polémica desde su refundación, sobre todo cuando entre los 10 primeros exaltados en esa etapa quedó fuera Antonio Pacheco, con credenciales suficientes, pero que decidió emigrar, algo que no sentó bien por la connotación de su figura.

Desde “arriba”, además de no aceptar que un proyecto así quedara lejos de su control -como explicó Ian-, tampoco iba a tolerar la exaltación a este de atletas como Pacheco, que un día decidió seguir su camino en libertad.

En aquel momento, fueron elevados Amado Maestri, Esteban Bellán, Camilo Pascual, Orestes Miñoso y Conrado Marrero, y de la etapa posterior, Omar Linares, Orestes Kindelán, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz y Braudilio Vinent.

Incluso una gloria del deporte como Braudilio Vinent, en un dialogo con la revista OnCuba News,  ratificó su postura con respecto al ingreso de uno de los grandes beisbolistas de todos los tiempos, Antonio Pacheco, quien no vive en la Isla.

“¿Qué opinión le merece la postura que defiende la no inclusión futura de hombres como Antonio Pacheco, por ejemplo?”, le preguntó el periodista Aliet Arzola a Braudilio, quien fue durante muchos años lanzador de cabecera en los equipos de su provincia y de Cuba.

“Yo he hablado de eso ya. Dije hace unos meses que Pacheco no ha traicionado a nadie y lo reafirmo. Está por allá, pero nunca ha dicho nada en contra de Cuba, ni ha traicionado. Ya por lo menos estuvo en Santiago, le vi feliz, contento”, afirmó.

“Él merece tanto como otros estar en el Salón de la Fama, espero que algún día eso se resuelva. Hace años ya, cuando me exaltaron a mí, creo que Pacheco también cabía. No voy a decir que fulano o mengano no debían estar, porque cada cual tiene sus méritos, pero Pacheco cabía, seguro”, añadió el inolvidable serpentinero que hoy peina canas.

Pero como explicó Ian, el inmovilismo y la falta de libertad imperante en el deporte de las bolas y los strikes y en Cuba -que jugó a ser participativo en una supuesta Consulta Popular-, siguen asestando golpes a un pasatiempo que debería ser patrimonio de todos, no de unos cuantos dirigentes del Inder que, un día, decidieron cortar un anhelo.

El béisbol cubano necesita refundarse, por completo

El pasatiempo nacional necesita también refundarse, siempre respetando la historia que lo enriquece y asimilando al mismo tiempo los cambios lógicos de los nuevos tiempos que corren, aunque algunas transformaciones no serán posibles por las conocidas circunstancias sociales y políticas de Cuba.

El de Palmar de Junco, que nació a partir de un proyecto de desarrollo local, tuvo su primera “graduación” en 2017, cuando ingresaron los estelares Gaspar «El Curro» Pérez, Rigoberto Rosique y Silvio García, y ha mantenido su condición de ejemplo a seguir en lo organizativo, y es una muestra para otras provincias que deberían impulsar el suyo para rescatar a sus héroes, antes, y después de 1959.

No es descabellado que otros territorios lancen uno local, definan sus reglas, y rindan un homenaje que, más que individual, es un acto de justicia colectiva. Para eso, con una correcta organización, no deberían esperar autorización de ninguna instancia superior, porque el juego pertenece a todos.  

En octubre pasado llegó la buena noticia de que nuestro deporte nacional puede ser declarado este mismo año como Patrimonio Cultural de la Nación Cubana, pues se comenzó el proceso de elaboración del expediente, según dijo el Comisionado Nacional, Ernesto Reinoso Piñera.

Ese reconocimiento debería traer, como consecuencias, que las autoridades -deportivas o no-, abracen, en toda su dimensión, el pasado de nuestro juego, tanto el profesionalismo que tanta gloria dio antes de 1959, como a aquellos atletas que emigraron a otras tierras, y que además de su paso conocido por Series Nacionales, brillaron en Grandes Ligas y otras ligas del mundo. Es la única manera de que las palabras Patrimonio Nacional tengan un verdadero sentido.

En este renacimiento impostergable, el Salón de la Fama sería una piedra angular por su enorme valor simbólico, pero requiere de “libertades”, de reconocer en sus salones a todos lo que lo merezcan verdaderamente.

La pelota cubana sigue esperando que alguien pierda el “miedo” a una parte insoslayable de la cultura nacional, pues sería imperdonable que alguien “borre” de la historia a nombres como Antonio Pacheco u otros como Orlando Hernández, leyendas con méritos suficientes, que ya están en el corazón de los aficionados.

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