Cuando la pasada semana la Comisión Nacional anunciara la sanción a dos peloteros, el propio organismo destapó los fantasmas de la censura y, hasta cierto punto, el miedo a la prensa. Precisamente, este martes trascendió a través del perfil en Facebook de la periodista de Escambray , Elsa Ramos, un llamado de atención a las autoridades del béisbol cubano.
Con el encabezado “Pelota, sanciones, miedos…y otra vez el Reglamento”, la reportera del rotativo de Sancti Spíritus explicó su más reciente experiencia con el fantasma que azota, para mal, al béisbol cubano en los últimos días: la censura. “A Frederich Cepeda Cruz llegué para solicitarle una entrevista a propósito de la cercanía de varias marcas importantes en su carrera. Como no es usual en él, me recibió con cierta resistencia”, destacó Ramos en Facebook.
Asimismo, la avezada periodista comentó que, finalmente, el atleta accedió a conversar con ella, pero sintió la atmósfera de incertidumbre y hasta miedo que viven los peloteros, a raíz de las sanciones, uno de ellos, compañero del propio Cepeda en los Gallos. De manera que el fenómeno trasciende más allá a los medios “no autorizados” por el béisbol cubano para obtener declaraciones de los atletas para tocar, nada más y nada menos, que a los medios oficiales.
Los miedos del béisbol cubano
“Y es que las recias y, hasta cierto punto, absurdas sanciones a los peloteros Alexis Varona Núñez, de Sancti Spíritus, y Andrés Hernández Díaz, de Industriales, de separarlos por cinco encuentros, luego reducidos a tres porque, según la Comisión Nacional: violaron lo establecido en torno a las relaciones con medios no reconocidos por las autoridades del evento (Serie nacional 61), parecen picar y extenderse más allá del Reglamento que las ampara”, dijo la tres veces Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año.
En la conversación, Cepeda se manifestó preocupado con la actitud asumida por la dirección del béisbol cubano de castigar a los peloteros, protagonistas del mayor espectáculo que se vive en la isla, a falta de otras opciones recreativas, amén del propio arraigo que para los cubanos tiene la pelota. No se trata de medios, ni mediaciones, ni periodistas, ni peloteros. El béisbol cubano se ata a sí mismo al intentar callar los problemas, en lugar de hacerlos públicos y, entre todos, hallar la solución a los mismos.
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