El béisbol cubano dio un pequeño paso este lunes cuando fueron desveladas en el Latinoamericano dos tarjas restauradas que guardan una parte importante de su enorme historia, relacionadas con el necesario y “olvidado” Salón de la Fama y los mambises que jugaron el pasatiempo nacional.
Desde hoy se pueden encontrar en áreas alejadas del público dos tarjas restauradas, una de las cuales muestra un listado del Salón de la Fama hasta 1961, y la otra, algunos de los nombres de los jugadores que participaron en La Guerra por la Independencia.
“Hoy se develaron dos tarjas en las que están los 68 exaltados desde el año 1939, en el cual se creó el Salón de la Fama del Béisbol cubano, hasta el año 1961 en que se hizo la última al terminar el béisbol profesional”, explica José Antonio Pérez Hernández secretario del consejo Béisbol de Siempre de la Sociedad Cultural José Martí.
Por otra parte, está la “tarja de los peloteros mambises, que no está completa porque faltan un grupo de peloteros que también participaron en la guerra de independencia, pero como se dijo, se va a tratar de incluir en otra tarja a esos peloteros que no están en la primera. Estas existían desde hace muchos años, pero estaban deterioradas. Ahora se pusieron en el salón donde están los bustos de Adolfo Luque y Martín Dihigo”, añade.
“Es un paso de avance para ver si logramos que algún día se vuelva a restablecer el Salón de la Fama con todos los peloteros que han participado y que tengan méritos suficientes para estar en él. No tengo duda de que el béisbol tiene que ser declarado Patrimonio Cultural de Cuba, pero esto es un paso importante para que quienes tengan que tomar la decisión vean que forma parte del folclore cubano y parte de la idiosincrasia”, afirmó el estadístico Carlos del Pino.
En su condición de pilar trascendental de la nación, este deporte necesita recoger los fragmentos dispersos de su memoria -por el paso de los años o por omisiones imperdonables que pretendieron sepultar partes de su pasado-, y la ceremonia oficiada en el estadio capitalino es un gesto, todavía insuficiente, pero gesto al fin que precisa avanzar más hacia niveles de concreción efectivos.
Hay que dejar detrás los “olvidos” inentendibles como el de Antonio Pacheco, y recuperar la pelota cubana en su totalidad, profesional y amateur, en la isla y fuera de nuestras fronteras. La afición lo necesita.
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