Frank Zaldívar escogió algo que sonaría a utopía para un boxeador cubano: vivir en Cuba, entrenar en su país de forma independiente y sacar adelante una carrera como profesional combatiendo en el extranjero.

Sin pertenecer a lo que se llama de forma usual “movimiento deportivo”; sin integrar ya la escuadra nacional ni mucho menos depender de las autoridades deportivas para gestionarse peleas, suma tres victorias, la última en Dubái, con una impresionante demostración que lo llevó a vencer por nocaut.   

Mientras muchos de sus antecesores o excompañeros tuvieron que emigrar para lograrlo, abandonar delegaciones y emprender un nuevo capítulo lejos de su gente, Frank Zaldívar escogió quedarse para cumplir un sueño, porque no estaba dispuesto a sufrir la separación familiar.

Él formó parte del equipo nacional y participó con los Domadores en la Serie Mundial, evento semiprofesional por equipos que desarrolló la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA).

Hace unos años, salió del país para abrirse camino en Nicaragua, aunque el debut y primer triunfo ocurrió en Costa Rica en 2019. Sin embargo, nunca pensó en emigrar completamente y es el único pugilista profesional en activo -que al menos se conozca- que radica en la isla, aunque para ganarse la vida, viaja a pelear al extranjero.  

Justo cuando resuena la noticia de que boxeadores competirán en los circuitos profesionales después de que la Federación antillana llegara a un acuerdo con la empresa mexicana Golden Ring Promotions, la historia de Frank Zaldívar cobra, incluso, mayor singularidad, porque su carrera se lleva adelante bajo sus propios términos y condiciones.

El “próximo Yuriorkis Gamboa” -como lo catalogaron entrenadores que lo conocen, según explicaron a Willie Suárez-, sabe que la gente del barrio, los amigos y la familia siguen atentos sus presentaciones que ocurren a miles de kilómetros de distancia.

Mientras llegan las grandes oportunidades que, inevitablemente, parece llevarían su camino a Estados Unidos, Frank Zaldívar, “El Perro”, sigue triunfando desde Cuba.

¿Cómo llegas al deporte?

Llegué al deporte cuando tenía unos ocho años, pero desde muy niño sentía inclinación hacia el boxeo. Me gustaba, desde muy pequeño.

¿Cómo fue el paso de Frank Zaldívar por la EIDE y la ESPA?

En la ESPA entramos cuando teníamos unos 12 años, fue mi primera escuela como becada y ahí empecé a conocer los verdaderos sacrificios y entrenamientos fuertes del boxeo, pero luego, cuando tenía 13 años, entré al equipo nacional juvenil, que es la ESPA nacional.

Aquello fue mucho más duro todavía, porque con solo 13 y 14 años sosteníamos sparring con gente que ya estaba en el alto nivel, de todos los países, como Rusia, Francia, Kazajistán. Estoy grupos iban allá a sostener entrenamientos con nosotros.

Artid Raroengmaemoei (rojo), de Tailandia, combate en 52 kg frente a Frank Zaldívar, de Cuba, durante la semifinal del 46 Torneo Internacional de Boxeo Giraldo Córdova Cardín, que tuvo lugar en el coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana, Cuba, el domingo 4 de junio 2017. Foto: Calixto N. Llanes/Periódico JIT (Cuba)

Con 18 años fuiste bronce en el Playa Girón y poco después entraste al equipo nacional. ¿Cómo fue esa experiencia?

Sí, con 18 años obtuve la medalla de bronce en el Playa Girón y de ahí fui para la Finca, y ese mismo año debuté en la Serie Mundial de Boxeo, con una victoria que obtuve frente al mexicano Orlando Huitzil.

Pero a la Finca llegamos en enero de 2014, incluso, terminé el técnico medio en La Habana. Allí no me chocó nada porque era como estar en la ESPA, lo que simplemente, con atletas que eran las primeras figuras de Cuba. No fue un cambio tan bruco, porque incluso, cuando juveniles, íbamos allí a hacer sparring con ellos.

¿Cómo fue pelear en la Serie Mundial de Boxeo y cómo recuerdas esa experiencia siendo tan joven?

Combatir en la Serie Mundial fue una tarea difícil. Enfrenté al mexicano Orlando Huitzil quien, en ese momento, se encontraba ubicado en el tercer escalón del ranking mundial. Era un boxeador bastante bueno y con mucha más experiencia que yo en aquel entonces. Pero supe imponer mi boxeo y obtuve la victoria por votación unánime.

¿Cómo recuerdas la pelea con el kazajo Olzhas Bainiyazov, tras la cual, Cuba finalizó en segundo lugar en la Serie Mundial de Boxeo de 2017?

Es la pelea que más me ha chocado en mi vida. Es la peor decepción que he sufrido, al perder ese combate se me vino el mundo abajo, porque no debí perder, estaba obligado a ganar como fuera. No voy a decir por qué perdí la pelea, porque va a sonar como justificación, pero, verdaderamente, no estaba bien en muchos sentidos.

¿Por qué decide Frank Zaldívar salir de Cuba a pelear por su cuenta en el extranjero? ¿Ocurrió algo en el equipo nacional que motivara esa decisión tan importante en tu vida?

A mí me sacan del equipo nacional sin ninguna justificación. Creo que fue porque el director técnico estaba resentido conmigo por haber perdido aquella pelea. Incluso, me lo dijo: “Tenías que haber ganado y no lo hiciste”. ¿Para qué me dices eso cuando lo que estábamos tramitando era una baja? ¿Por qué tienes que mencionarlo? Aquello que me dijo me dio a entender mucho.

Salí a pelear, pese a que era joven, porque conozco bien mi potencial en el boxeo y sé que lo mejor que sé hacer en este mundo es boxear. Así hice, salí a buscarme la vida como profesional, que es lo que más me gusta, además, mi estilo encaja mucho con la forma del profesionalismo.

Frank Zaldívar
Frank Zaldívar, cuando combatía por la escuadra cubana

¿Pensaste en algún momento quedarte en alguna de las salidas al extranjero con el equipo nacional?

No, nunca pensé eso porque no aguantaría tener que estar ocho años sin ver a la familia [castigo que impone el gobierno cubano a quienes dejan equipos en el extranjero], que es lo que exigen en Cuba cuando uno es desertor. Eso sería muy duro, porque mi familia, para mí lo es todo.

¿Qué dijeron tus padres cuando tomaste esa decisión de pelear por tu cuenta?

Ellos estuvieron de acuerdo con mi decisión y me apoyaron. Me dijeron que siguiera adelante, que luchara por mis sueños, que ellos siempre iban a estar apoyándome.

¿Cómo llegaste entonces a Nicaragua?

Hay mucho para contar. A Nicaragua llegué, diciendo: Yo soy boxeador, ¿dónde hay un gimnasio aquí? Fue una total locura. A los ocho días de haber llegado, fue que tuve la primera pelea, pero en San José, Costa Rica. Eso ocurrió luego de estar alrededor de un año y seis meses lejos del cuadrilátero. Fue una pelea sin ninguna preparación, pero gracias a que fueron poco asaltos y a mi calidad técnica y boxística, supe llevarme la victoria.

¿Qué sucedió una vez allí con tu vida y carrera?

En Nicaragua me tocó pasar hambre, me tocó dormir en la calle, vivir malos momentos. Me querían firmar por cinco años y luego por 10 años, con un salario mínimo, mísero para un boxeador. Ningún boxeador debería cobrar el dinero que allí me estaban ofreciendo. Fue por eso por lo que pasé trabajo, porque no quise firmar con aquellas personas por tan poco dinero.

Doy gracias al boxeador Ricardo Blandón, que hoy es mi amigo, mi hermano, por lo que hizo. Él me tendió la mano, me pagó un cuarto y me dio de comer. Fue como si Dios me pusiera un ángel ahí para que me cuidara.

Tu caso es único. ¿Cómo has desarrollado una carrera como boxeador profesional sin dejar Cuba?

Es algo que está dando mucho de qué hablar, es la pregunta que todos se hacen. ¿Cómo es posible que sea el único que boxea profesional y que vive en Cuba al mismo tiempo?

En Cuba hago todos los tipos de entrenamientos necesarios. Lo que pasa es que no tenemos las mismas condiciones en el gimnasio. Practico en un gimnasio particular y es verdad que no tenemos todas las condiciones, pero hace más quien quiere que quien puede. Buscamos variantes, otros métodos para prepararme de forma óptima.

Fui a la última pelea a Dubái bien preparado, como se vio por el espectáculo que di contra un boxeador que tiene 17 peleas ganadas.

Estaba tan bien preparado que ni yo mismo sabía todo lo en forma que estaba. Había un solo boxeador en el ring, a pesar de que el contrario tenía 17 victorias. Siempre estoy dando lo mejor de mí cada vez que subo al cuadrilátero.

¿Por qué decide Frank Zaldívar permanecer en su tierra y no seguir el camino de boxeadores que han optado por radicarse en otro país o abandonar delegaciones en el extranjero?

Para mí, si hay algo fundamental en la vida, eso es la familia. Soy muy apegado a mi familia, ellos son mi motivo, los que me impulsan a salir adelante, a luchar, a mantenerme activo. Mi familia es mi estado de ánimo y sin mi estado de ánimo, no puedo entrenar ni puedo hacer nada. Me gusta despertar y ver a mi esposa y a mi hija todos los días. Eso es algo que no tiene precio y no se compara con ningún dinero.

¿Cómo es el proceso de entrenar en la isla y pelear en el extranjero?

Yo entreno y hago toda mi preparación en Cuba y viajo solo unos días antes de la pelea y es imposible que, en esos días, puedas adquirir algún tipo de preparación, porque lo que no lograste no lo podrás hacer en ese poco tiempo que te queda para el combate. Aunque ahora pienso estar tres meses en Alemania, porque queremos realizar dos peleas y sí vamos a hacer una mejor base de entrenamiento.

¿Cómo logras sacar adelante tu preparación, con el rigor que lleva, pese a los problemas cotidianos que se sufren en Cuba?

Es bastante difícil, todos conocemos los problemas de Cuba, la situación que tiene y la escasez de todo que se vive en el país. Pero como digo, hace más quien quiere que quien puede. Tratamos de sobrevivir, de mantenernos lo mejor posible. Tengo que contratar un entrenador privado para que me entrene. Por ahí vamos «jugando». Gracias a algún dinero que gano cada vez que peleo, es que logro mantener una buena dieta, sin pasar trabajo y tengo cierto tipo de posibilidad económica.

¿Te limita radicar en Cuba para el desarrollo de tu carrera?

No, no me limita. Nosotros tenemos pasaporte cubano. Si radicara en otro país, no podría salir hasta que tuviera ese pasaporte de ese país. Con el cubano, puedo viajar, como la vez que fuimos a Alemania, a Nicaragua, a Dubái, o cualquier otro país del mundo. Hasta ahora, no se nos ha complicado salir del país para pelear.

¿Qué papel juega el mánager en tu carrera?

Mi mánager lo es todo, porque es el encargado de que yo suba o que baje. Depende de lo que haga él, para ver cómo me va a mí. Si él me consigue peleas, peleo rápido. Si no lo logra, sí tenemos muchos problemas con eso. Es el encargado de que yo alcanze más rápido mis objetivos.

¿Qué espera Frank Zaldívar de su futuro? ¿Qué planes tienes con tu mánager para seguir adelante con tu carrera?

Tenemos planes de hacer, como mínimo, unas cuatro peleas en este año. Pensamos estar tres meses en Alemania, donde vamos a tener dos combates más y vamos a mejorar el récord un poquito. Quizá, podamos llegar hasta unos seis combates antes de que acabe 2022. Estaríamos entre los 50 mejores del mundo con esa cantidad de peleas y optaríamos por discutir una faja.

¿Lo que haces tú podrían hacerlo otros boxeadores sin tener que emigrar?

Es un punto picante. Cada uno piensa diferente y ve las cosas desde su punto de vista. No creo que muchos estarían dispuestos a hacerlo o que muchos tuvieran las posibilidades. Muchos se ven en la obligación de abandonar. Ya supe la noticia de que Kevin Brown y Herich Ruiz, ambos compañeros míos cuando estuve en el equipo nacional, han optado por dejar la delegación cubana e irse a buscar otro rumbo, a boxear profesional. No critico a nadie, solo pienso por mí y veo las cosas desde mi punto de vista. Este fue el camino que escogí y el que voy a seguir.

Frank Zaldívar
Frank Zaldívar

¿Qué crees sobre el hecho de que te llamen el próximo Gamboa?

Sí, me llaman el próximo Gamboa y para mí es un orgullo que me comparen con él por mi forma de pelear, porque soy un boxeador agresivo, que sale a ganar, a dejar todo en el cuadrilátero. Así mismo soy yo y es un orgullo que me llamen de esa forma.

¿Qué es la familia para ti?

Lo es todo. Cómo se encuentren ellos, así me encuentro yo. Lo más importante es despertarme y ver a mi hija y acostarme y volverla a ver, estar con ella en todo momento. No tiene gracia alguna estar fuera del país y pasarme ocho años sin verla. Le podría mandar toda la ayuda económica posible, pero ese amor de padre, nunca le va a llegar en verdad.

Mis padres, ambos, siempre han sido mi apoyo toda la vida. A lo largo de mi carrera han estado conmigo, incluso, después de grande, se siguen preocupando de mí y me siguen tratando como si todavía fuera un niño.

¿Es Frank Zaldívar un hombre feliz?  

Sí, soy muy feliz. Por la sencilla razón de que tengo a mis padres vivos con salud, tengo una esposa supermaravillosa, tengo a mis hijas bien, con salud, y doy muchas gracias a Dios por darme esta felicidad. A veces, somos felices con tan pocas cosas, pero creemos que teniendo mucho vamos a ser felices, pero no: el ser humano debe aprender a ser feliz con lo que tiene, aunque debe mantener aspiraciones de luchar para tener más cada día.

Sueños y esperanzas

Quiero convertirme en campeón mundial y eso lo vamos a lograr, porque soy un hombre aferrado, decidido y centrado en sus objetivos. Donde pongo el ojo, ahí pongo la bala, y así vamos a luchar hasta conseguirlo, Dios mediante.

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Imágenes cortesía de Redes sociales de Frank Zaldívar y Calixto N. Llanes