Su calidad ha sido admirada incluso por María Dimitrova, la reconocida karateka búlgara-dominicana que es referente mundial en esta manera de practicar el Karate-Do.

Después de tantos años de dificultades, de combinar los estudios desde primaria hasta la universidad con una exigente práctica que demandaba mucho de su tiempo y esfuerzo, Claudia Burgos se ha convertido en un referente en Cuba, al punto de alcanzar una medalla de bronce centroamericana y ser campeona nacional por once veces consecutivas en la modalidad de Kata.

Esta guerrera y Licenciada en Economía por la Universidad de La Habana tiene un sueño que cumplir y que la motiva a superar cada barrera: participar en unos Juegos Olímpicos.

¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del deporte?

En primer grado, a la edad de seis años, comencé en Gimnasia Rítmica en el combinado deportivo que radicaba en la escuela Primaria Mariana Grajales del municipio Diez de Octubre. Cuando estaba en tercer grado se conformó el equipo provincial de La Habana y la entrenadora me rechazó alegando que yo no tenía las condiciones físicas necesarias para triunfar en ese deporte, a pesar de los excelentes resultados que había alcanzado hasta entonces. Me sentí muy mal debido a que me gustaba mucho la gimnasia; sentir ese rechazo de una profesora fue duro para mí.

¿Qué despertó en ti, el interés por el Karate-Do?

En la misma escuela, el profesor de Karate me reclutó porque vio potencial en mí, al principio no estaba muy ilusionada porque me decían que ese no era un deporte para niñas, pero no hice mucho caso a ello y seguí adelante, además mis padres fueron un apoyo constante e incondicional. Desde los primeros meses comencé a evolucionar y aprender rápido, incluso gané algunos torneos municipales de kumité (combate).

¿Cuál fue tu desempeño durante los primeros años y cómo lo llevabas de la mano con la escuela?

Hasta cuarto grado me mantuve asistiendo a clases regularmente y en las tardes practicaba el karate. En quinto grado competí en el primer Torneo Nacional de Karate-Do estilo Shito Ryu, participé en Trío de Kata y Kata Individual, en las cuales obtuve la medalla de oro, mientras que en Kumité alcancé la medalla de plata. En sexto grado me captan para la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), allí estuve hasta noveno grado. En todos esos años, excepto en octavo, fui campeona nacional en Kata en las categorías pioneril (sexto grado) y escolar (desde séptimo hasta noveno).

Karate-Do karateka de Cuba Claudia Burgos
Claudia Burgos, karateka cubana. Foto: Hansel Leyva.

¿Cómo era tu rutina durante esos años?

Durante esos años mi rutina era entrenar cuatro horas en las mañanas, luego iba a tomar las clases correspondientes con la docencia y en las tardes entrenaba de nuevo hasta cerca de las ocho de la noche, hora a la que llegaba a mi casa.

¿Preferías Kumité o Kata?

Mientras estuve en la EIDE siempre participé en Kumité y en Kata, pero donde realmente era buena era en Kata. En noveno grado hubo una comisión que me dio baja técnica bajo la excusa de un reajuste de plazas, hecho que opino fue inconcebible pues yo era la mejor en esa modalidad y la Kata es precisamente el evento más técnico del Karate-Do.

¿Cómo te sentiste en ese momento?

En ese momento me sentí muy mal, furiosa y desconcertada, pero no podía hacer nada contra ello. Al enterarme de la noticia opté por el preuniversitario y a mi municipio le otorgaron una sola plaza, la cual obtuve yo pues me encontraba en el puesto número ocho del escalafón general de la EIDE antes de darme la baja técnica.

La experiencia en otra escuela era diferente, pero ¿qué pasó con el Karate?

Comencé décimo grado en el Preuniversitario Francisco Miranda y mi vida cambió, pues la exigencia docente de la EIDE es inferior con respecto a la de un preuniversitario, eso conllevó a que tuviera que esforzarme el doble en los estudios y dedicarle menos tiempo al Karate-Do. Los campeonatos nacionales se realizaban en marzo, por tanto, un mes antes, bajo la tutela de mi mamá y mi esfuerzo autodidacta, entrenaba viernes, sábado y domingo con vistas a los torneos nacionales. A pesar de los contratiempos, los tres años seguí siendo campeona nacional en Kata.

En el último año de preuniversitario se juntaron las fechas de las pruebas de ingreso para la Universidad y el Campeonato Nacional de Karate-Do. ¿Cómo fue esa experiencia?

Tuve que dividir mi tiempo para estar en óptimas condiciones tanto en lo docente como en el aspecto deportivo, pues era crucial para mí obtener resultados satisfactorios en ambos retos, incluso llegué a estar en la terminal de ómnibus estudiando las guías para las pruebas de ingreso. Mi mamá me ayudó en todo momento a organizarme, pues cuando estaba por desistir ella nunca me dejó renunciar.

Logré entrar a la Universidad de La Habana a cursar la carrera de Licenciatura en Economía. Durante ese tiempo continué la misma rutina que en el preuniversitario, pero tanto en el estudio como en el deporte la situación se complicó, pues la universidad exigía mucho más de mí a nivel académico y en el karate entré en la categoría adulto, donde los rivales eran más fuertes y se hicieron muy difíciles las competencias.

¿Cómo hacías cuando las competencias coincidían con las pruebas de la carrera?

Tenía que hacer cartas para la secretaría de la carrera pidiendo permiso para ausentarme. En varias ocasiones, tuve que presentarme a segundas convocatorias, pero nunca suspendí, por tanto era muy satisfactorio para mí. A pesar de todo eso logré ser campeona nacional los tres primeros años de la carrera en la modalidad de Kata.

En la recta final del tercer año de la carrera tu vida deportiva dio un giro de 180 grados. ¿Qué sucedió en aquel entonces?

A finales de tercer año, en el 2016 me llamó Francisco Almenares, Jefe de Cátedra de Combate del Equipo Nacional de Karate-Do, para formar parte del Equipo Nacional de Kata que se formaría ese mismo año. Mi respuesta fue que no, pues para ello tenía que renunciar a mucho tiempo de estudio en la universidad para dedicársela al deporte y no estaba de acuerdo con eso, mi prioridad era culminar la carrera; pero mi mamá y Eduardo Valdés, Presidente de la Federación de Shito-Ryu en Cuba, insistieron en que era una buena oportunidad, pero debía poner la condición de que mi carrera era lo principal y me aceptaron en el equipo sin problemas.

¿Cómo fue la experiencia en el recién nacido Equipo Nacional de Kata?

Comencé en el equipo nacional y en las mañanas iba a la universidad. A la una de la tarde tenía que coger la guagua para la Villa Panamericana, hablar con las encargadas del comedor para que me guardaran el almuerzo y a las tres de la tarde entrenaba hasta las siete u ocho de la noche con el otro integrante del equipo, Berto Falcón y mi entrenador Eduardo Valdés. Ese año también fui campeona nacional de Kata.

¿Qué opinas de tu primera competencia fuera de Cuba?

En el año 2017 participo por primera vez en un evento internacional, fue el Centroamericano de Karate-Do en Venezuela. Eso fue a finales del primer semestre de cuarto año de la universidad. En la escuela entregué una carta y me justificaron las ausencias sin problemas. Recuerdo que antes de salir para Venezuela tuve que hacer una prueba intrasemestral y estaba presionada porque quería tener la mente despejada para la competencia, pero salí bien y partí para el evento. Estaba muy nerviosa porque era mi debut en un torneo internacional y ver que tenía como rivales a los mejores atletas del área era un reto para mí.

¿Cómo fue tu desempeño en el evento?

En ese campeonato perdí en primera ronda, pero no me sentí presionada, al contrario, estuve satisfecha con mi actuación porque no tenía nada que perder. Hay un punto importante a acotar en este tema, la modalidad de Kata es de mucha apreciación, y al ser mi primera vez estaba en desventaja con respecto a mis adversarios, pero durante mi presentación uno de los cinco jueces me vio ganadora y eso fue muy reconfortante, es lo mejor que me llevé de esa competencia, además sirvió de impulso para mi posterior desempeño en otras citas de esta índole.

¿Cuáles son las características de la Kata?

Kata significa “forma” en japonés y se define también como un combate imaginario, es la descripción de una secuencia de movimientos establecidos que se pueden practicar tanto en tríos como de manera individual. Durante la presentación de la Kata, se enfrentan dos atletas, uno marcado con una cinta roja y otro con una azul, se ubican cuatro jueces en las esquinas del tatami, cada uno con una bandera de cada color y un quinto juez que es el principal, según la votación de ellos se define el ganador y el perdedor de la ronda, por este motivo opino que es muy importante la apreciación, más allá de los criterios estándares para valorar una Kata.

El año 2018 fue de mucha incertidumbre para el Karate cubano, ¿cómo viviste ese periodo previo a los Juegos Centroamericanos de Barranquilla?

Sí, tuvimos mucha incertidumbre porque no sabíamos si el Equipo Nacional de Kata, participaría o no en el Torneo Clasificatorio para los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, pues siempre se confió más en el Equipo Nacional de Kumité, pues a priori era el que tenía la mayor posibilidad de alcanzar algún resultado halagüeño para Cuba. Finalmente, nos comunicaron que sí participaríamos, pues llevaron a ambos equipos completos por primera vez. Nuestro entrenador Eduardo Valdés nos había preparado muy bien para ese torneo. El evento se dividió en dos días, el primero era para clasificar a los Centroamericanos y el segundo era el Tornero Centroamericano de Karate-Do.

¿Cómo fue tu actuación en este evento?

El primer día competí contra una representante de El Salvador y perdí en primera ronda con marcador de 2-3, me sentí muy mal porque me creí ganadora e incluso mi entrenador también lo vio así, pero el nuevo formato me daba otra oportunidad para avanzar en el organigrama. Luego hice dos presentaciones más y gané en ambas oportunidades, lo que representó mi clasificación, algo que tomó por sorpresa a todos, tanto a los de mi equipo como a mí. Estaba muy contenta, pero realmente no estaba consciente de la magnitud que tenía el resultado que había logrado.

El segundo día de competencia fue inolvidable para ti, ¿por qué?

El segundo día quedé en quinto lugar de un total de 21 competidoras y fue muy importante porque me vieron varias veces, que era uno de mis objetivos, incluso en esa competencia María Dimitrova, que asistió como preparadora, una de las figuras mundiales de la Kata, me felicitó a través de mi entrenador, que había coincidido con ella durante su período como colaborador en República Dominicana.

¿Después de conseguir tu boleto a los Juegos Centroamericanos qué pasó con tu vida universitaria?

En aquel entonces ya estaba en quinto año de la carrera y por tanto nunca dejé la Tesis de Licenciatura de lado, todo lo contrario, estuve muy pendiente a través de mi tutora, la Dra. Marta Saldívar, quien me apoyó en todo momento tanto en lo docente como en el deporte. Yo formaba parte de un grupo de investigación con ella y fui desarrollando mi tesis hasta que la expuse unos meses antes de partir para los Juegos Centroamericanos. Alcancé la calificación de cinco puntos y me gradué con honores. Ese último año universitario también fui campeona nacional de Kata.

¿Cómo fue la preparación previa a los Juegos Centroamericanos?

La preparación fue fortísima durante un mes y medio, pero durante ese periodo de entrenamiento previo a la competencia decidieron que mi entrenador no viajaría con nosotros al evento porque llevarían solamente a los del Equipo Nacional de Combate, me sentí muy sola pues él era mi apoyo a nivel deportivo y personal. Cuando estuve en Colombia mantuve el contacto con él vía Wi-Fi a través de video llamadas y correos electrónicos. Sus consejos siempre me hicieron mantener la calma y sus indicaciones fueron muy precisas.

Karate-Do Claudia Burgos karateka
Claudia Burgos, karateka cubana. Foto: Hansel Leyva.

Llegaron los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018, ¿cómo fue tu desempeño en el evento?

En la primera ronda tuve que enfrentarme a María Dimitrova, la favorita para ganar el torneo, perdí ese duelo, pero gracias al formato, ya que ella llegó a la final, me arrastró y conseguí discutir medalla. El duelo previo a la discusión de medalla fue con una representante de Venezuela, el cual perdí. No estuve de acuerdo con la votación de los jueces, pero ella era muy reconocida en el área y eso pesa mucho a la hora de decidir. Mi única satisfacción de ese enfrentamiento fue que la quinta jueza, una canadiense que no era parte del cuerpo arbitral del área centroamericana, me vio ganadora y me llevé también el sabor de que puedo competir a un alto nivel. Luego me enfrenté por el bronce a la salvadoreña con la cual había perdido 2-3 en el Clasificatorio y la derroté con marcador de 5-0.

¿Qué pasó por tu cabeza en ese momento que viste todas las banderas levantadas señalando tu victoria?

Fue una sorpresa para todos, mi medalla no estaba en los planes y ese momento fue muy emocionante, pues estaba satisfecha con mi actuación, además era un logro extraordinario que el Equipo Nacional de Kata obtuviera una medalla a nivel centroamericano. Mi familia y mi entrenador estaban en Cuba y cuando los llamé ya sabían la noticia porque habían montado un puesto de mando en mi casa para monitorear mi actuación vía internet. Ese momento no tuvo precio porque la alegría de mi padre, junto con las lágrimas de emoción de mi mamá, significaron mucho para mí (se le ponen llorosos los ojos).

Después de Barranquilla participaste en otra competencia que te marcó para siempre. ¿Cómo fue tu actuación en ese torneo?

En marzo de 2019, asistí al Torneo Clasificatorio para los Juegos Panamericanos de Lima que tuvo lugar en Panamá. El formato fue el mismo que el de Barranquilla, el primer día era clasificatorio para los Panamericanos y el segundo era el evento Panamericano de Karate-Do. En el clasificatorio cambió el sistema de puntuación, pasaron de votación por banderas a votación por puntos donde medían parámetros técnicos y físicos.

El nivel en este torneo era superior al Centroamericano pues se incluyeron a potencias como Estados Unidos, Canadá, Brasil y México. Avancé hasta segunda ronda, lo cual fue un gran logro para mí por la competitividad del evento y además me demostré a mí misma que era capaz de competir a un alto nivel. El segundo día también avancé, pero esta vez un poco más, hasta quedar en el onceno lugar de 28 competidoras en total, fue otro momento lleno de júbilo para mí, ya que entré por primera vez en el ranking olímpico y mundial de Kata. Fue un paso más en mi carrera.

¿Cómo te enteras de que habías entrado en el ranking olímpico y mundial de Kata? ¿Cómo te sentiste?

Me di cuenta de que había entrado en el ranking porque la Federación Mundial de Karate-Do tiene una plataforma virtual que se llama SportData y un día me busqué y aparecí en el mismo. Fue un momento de mucha alegría pues nunca me imaginé estar en el ranking olímpico y mundial de Kata.

¿Qué haces para superarte día a día en el arte de la Kata?

La modalidad de Kata es diferente al Kumité porque a la hora de estudiarla el objetivo es perfeccionar tu técnica, por tanto yo observo videos de las atletas asiáticas, mayormente japonesas, quienes son las mejores y eso me ha ayudado mucho en mi preparación individual así como en el mejoramiento de mis capacidades.

Karate-Do karateka cubana Claudia Burgos
Claudia Burgos, karateka cubana. Foto: Hansel Leyva.

¿Cómo hubiese sido la preparación para las Olimpiadas?

Este año no había posibilidad de que asistiera al clasificatorio para los Juegos Olímpicos porque iban a participar solamente los diez primeros lugares del ranking y por tanto mi objetivo era continuar la preparación para los Juegos Centroamericanos de 2022.

¿De qué manera pueden los practicantes de la modalidad de Kata ganar puntos para escalar posiciones en el ranking Olímpico y mundial?

La manera más segura de conseguir puntos para subir en el ranking es asistiendo a competencias, las cuales se realizan a lo largo del año. Existen los Open, los Mundiales, los Centroamericanos y Panamericanos, así como los Torneos Clasificatorios de la modalidad de Kata.

¿Has tenido la oportunidad de participar en alguno de estos torneos donde adquieras puntos?

Después del Torneo Clasificatorio para los Juegos Panamericanos de Lima 2019 no he podido asistir a más ningún otro evento de esta índole debido a que la mayoría de las veces que hay alguna de estas competencias el seleccionado que participa es el Equipo Nacional de Kumité y nosotros los atletas de Kata no hemos podido prácticamente foguearnos a nivel internacional. Además de ello la pandemia del coronavirus que azota al mundo también ha paralizado todo tipo de torneo competitivo.

¿Cómo ha repercutido el Coronavirus en la carrera deportiva de Claudia Burgos?

El Covid-19 ha detenido mi entrenamiento de manera presencial, pero el entrenador Eduardo Valdés se ha mantenido en contacto conmigo y con mi compañero de equipo vía whatsapp. Nos ha orientado ejercicios durante todos estos meses de cuarentena para no perder la forma física y estar listos para afrontar con la máxima exigencia los retos venideros.

¿Cuál es tu sueño como atleta?

Mi sueño sería participar en unos Juegos Olímpicos, lo veo bastante asequible si mantengo mi preparación enfocada en ese objetivo y mucho más ahora que el Karate-Do se convirtió en un deporte olímpico.

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