A sus 23 años, Alexei Ramírez busca convertirse en el quinto cubano en jugar en la NFL, una meta que ha perseguido desde que decidió dejar atrás su prometedora carrera en el voleibol, en el cual llegó a los equipos nacionales juveniles, para aventurarse en el fútbol americano.

Nacido en Boyeros, La Habana, comenzó su camino deportivo influenciado por su padre, quien fue parte del equipo nacional de judo en Cuba. Desde temprana edad, se destacó por su habilidad atlética y su enorme estatura, características que le permitieron sobresalir en diversos deportes.

Debido a trabas para salir de contrato a pesar de tener varios clubes interesados, enfrentó una dura travesía personal para cambiar el rumbo de su carrera. Inspirado por la emoción de ver el Super Bowl y enamorarse del deporte, decidió dejar Cuba en busca de nuevas oportunidades. El viaje de Alexei Ramírez lo llevó a través de Centroamérica, travesía en la cual enfrentó dificultades y riesgos, pero siempre con el objetivo claro de alcanzar su sueño de jugar en la NFL.

¿Desde cuándo comenzó tu interés por el deporte?

Yo creo que desde que nací estoy haciendo ejercicios. Mi papá era del equipo nacional de judo, y me enseñaba muchas cosas. Con los amigos del barrio yo era el de menos edad, pero el de mayor tamaño, por lo que hacía competencia con los grandes. Mi primer deporte oficial fue el taekwondo con ocho años.

Luego jugué béisbol durante un año, que me gustaba bastante. Lo practicaba en Calabazar, hasta que mi papá se da cuenta de que lo que me gustaba era el voleibol, por lo que decidió llevarme a un entrenador en la Habana Vieja de nombre Reinier Gallo, que en paz descanse. Un superentrenador y muy buena persona, pero tomaba mucho y desgraciadamente falleció ya estando yo en la EIDE. Desde ese entonces me pasé 11 años en el voleibol.

¿Cómo fueron esos primeros años en el voleibol?

Fueron complicados, porque yo era de los más altos, pero no sabía jugar. La gente se decepcionaba conmigo, pero gracias al comisionado de la Habana por aquel entonces que se llamaba Joaquín y que siempre me atendió bien, le fui cogiendo la vuelta. Entré a la EIDE con 13 años con los entrenadores Jesús Catá y Alejandro Castillo, muy buenos. Fueron 4 años en la EIDE. Fuimos campeones de tres juegos escolares. Ahí estaba con Luis Elián Estrada, Christian Thondike, y otros.

Alexei Ramírez, un deportista cubano que sueña con jugar en la NFL
Alexei Ramírez, un deportista cubano que sueña con jugar en la NFL. Foto: cortesía del entrevistado

¿Cómo te suben al equipo nacional de cadetes?

Yo estaba en veremos para que me subieran a la escuela nacional. En las vacaciones no descansé, me puse a entrenar, como mismo hacía la gente de la escuela nacional. Un día me levanto como a las 4 de la mañana y me voy para la escuela nacional supertemprano, hasta las 7 que me deja entrar el famoso Armando. De mi categoría ya habían subido a Alain Jr de Armas, Luis Vidal y Reinier Menéndez.

Me encuentro con el profesor Raúl Izquierdo, y le pido entrenar con ellos para que vieran mis condiciones, y si no les gustaba, entonces me olvidaba de hacer el equipo nacional, pero quería que me dieran la oportunidad. El profesor me dijo que sí, y da la casualidad que se encontraba también Jesús Cruz en los entrenamientos, por lo que me vio. Martha Sánchez se puso a ayudarme también. Entonces me dijeron que ellos me avisaban. Un mes después cuando llego a la EIDE para hacer la limpieza para empezar el curso, veo al profesor Ángel Muñoz, del juvenil en la EIDE, y es el que me da la noticia de que me iban a subir.

¿Cuáles fueron tus primeras competencias internacionales?

Fue un NORCECA sub-19 en Costa Rica, donde nos fue muy bien. Llegué de titular hasta último momento. En ese torneo le ganamos a todos, y cogimos casi todos los premios individuales. Yo fui seleccionado el mejor opuesto con un porcentaje de ataque bien alto. También asistí al Mundial sub-19, donde me fue bien. Luego vino el servicio militar como 6 o 7 semanas, en Tapaste, que eso fue candela. Estaba la gente de mi equipo, otros del voleibol de playa y hasta Leinier Peró de boxeo. Fue difícil, pero entre todos nos divertimos.

Cuando terminamos, me lesioné de la tibia y estuve 6 meses en recuperación. Entonces vino el COVID. Yo jugaba atacador-opuesto en todas las competiciones a las que fui, pero un día me llama el presidente de la Federación Cubana de Voleibol, Onelio Castillo, para una competencia con el equipo nacional de mayores en México, pero que tenía que ir de líbero. Entre en dos o tres partidos, y lo hice bien. El resultado fue malo, terminamos en cuarto lugar.

Cuando regresamos a Cuba, a las tres semanas salíamos al Mundial sub-21 de Bulgaria. Tuvimos 10 días de preparación, pero yo entrenaba en la habitación para compensar el poco tiempo de entrenamiento. En ese Mundial quedé entre los 10 mejores atacadores, pero colectivamente no nos fue bien. Al finalizar el Mundial yo tenía pensado quedarme, pues ya tenía gestionado un contrato profesional en ese país a través de la Federación, pero no llevé el pasaporte azul, solo tenía el rojo, por lo que tuve que volver a Cuba y ahí todo se complicó.

¿No pudiste salir de contrato?

Tuve problemas en la embajada de Bulgaria con los papeles, ya con el entrenador del club mencionándome en las entrevistas y esperando por mí. Me pasé entre dos y tres meses en eso y al final nada. Incluso se interesaron otros clubes de Portugal, de Egipto, pero nunca se pudo.

Trabas por todas partes. No estaba para mí, así lo entendí. Fue difícil quedarse otro año entero en Cuba, después que tuve ese Mundial, y ver a otros compañeros lograr irse de contrato.

¿Cómo es que llega el fútbol americano a tu vida?

Un día estaba en mi casa tranquilo, domingo, y mi papá pone un partido de fútbol americano. En ese momento estaban cantando Snoop Dogg, Drake, Eminem. Yo soy fanático a esos raperos, por lo que le digo que los deje. Era el medio tiempo del Súper Bowl. Cuando este se acabó y comienzan a jugar, me quedo impresionado. En mi vida había visto ese deporte. Era la final entre los Ángeles y Cincinnati. Me había atraído demasiado. Me enamoré al instante, y me dije que quería jugar eso. En ese momento tenía 21 años.

Hablé con mis padres y ellos me apoyaron. Busqué la forma de salir de la escuela cubana de voleibol, porque si eres parte de la plantilla te regulan, y no puedes viajar, y yo quería ir a Nicaragua y hacer todo el trayecto. Lo que se me ocurrió fue decir que me había lesionado de la tibia de nuevo para empezar a faltar a las prácticas, y que me dieran la baja. Mientras tanto estuve entrenando con un entrenador de atletismo en el Ciro Frías de nombre George Poll. Con él entrenaba la velocidad, que es muy importante en este deporte, y con otro entrenaba lucha, para los tacleos. En la escuela me empezaron a dar de lado hasta que me dan la baja. Era mi momento. Empecé a reunir dinero, y con la ayuda de mis padres, me pude comprar el pasaje para Nicaragua.

¿Cómo fue la travesía?

La travesía fue candela de la buena. Me fui solo para Nicaragua y me quedé 10 días en casa de una cubana gracias a una persona que conocí. Salí con 100 dólares, dos cajas de tabaco y los uniformes de Cuba, que se venden bien. La señora no me cobró renta, pero yo la ayudaba a preparar la comida y a llevársela a otros que estaba rentados, y así compensaba algo. La señora se portó muy bien conmigo. Gracias a un tío que está en los Estados Unidos que me mandó un dinero, pude subir hasta Tapachula. Lo de siempre, policías quitándote el dinero, trayecto complicado.

Llegando a Tapachula andaba con dos cubanos que querían estafarme. Se pusieron a hablar conmigo, y a pesar de estar grande y demás, se dieron cuenta de que yo era un chamaco. Por suerte, los perdí. Esa noche la pensé pasar en el parque. Yo andaba con la mochila de Cuba, y un muchacho me pasa por al lado varias veces; tenía aspecto de deportista. Se me acerca y me dice que es boxeador de Ecuador. Conversamos un rato, me dice que entrenó en Cuba con Andy Cruz y otros. Le explico mi situación, y me confiesa que es coyote, y que al otro día tenía pensado subir con un grupo de cinco personas. No tenía dinero, sólo tabacos y las camisetas del Cuba, pero así mismo me ayudó. Eso fue como un ángel que Dios me puso en el camino. Me llevaron a un hotel, compartí arroz que tenía con todos. En la travesía nos fueron parando, y él siempre pagaba sin problema. Cogimos monte, río, dormimos en la calle, comíamos mango y naranjas.

Hubo un momento que el coyote se quedó sin dinero. Tuvimos que pedir pan para comer, y les fuimos pagando con mis tabacos a la gente de la zona para que nos adelantaran.

Cuando llegamos a Veracruz ya se nos había acabado los tabacos, el dinero, todo. Un señor que tenía una cafetería me dice que nos llevaba a un cuarto en su casa con la condición de que le limpiáramos un patio inmenso que tenía, para al menos pasar la noche. Así hicimos. Nos dio comida, y al menos no dormimos en la calle.

Mis padres pudieron conseguir como 200 dólares y con eso pudimos subir todos. Yo le pagué al resto, habíamos pasado muchas cosas juntos.

Alexei Ramírez, un deportista cubano que sueña con jugar en la NFL
Alexei Ramírez, un deportista cubano que sueña con jugar en la NFL

¿Una vez concluido el recorrido y ya en México, como logras vincularte al fútbol americano?

Estando en Ciudad de México contacto con entrenadores y jugadores de fútbol americano de la UNAM, la universidad más importante en México. Les pasé mis videos al capitán del equipo para que vieran mis condiciones. A los dos días fui a hacer las pruebas y se quedaron emocionados conmigo. Me dijeron que recogiera mis cosas y que me quedara ahí con ellos, y por primera vez practiqué fútbol americano.

Antes de salir de Cuba me puse a investigar mucho sobre cómo funcionaba el tema con los agentes y los contratos y encontré un programa que se llama International Player Pathway Program, que es un programa para que atletas internacionales tengan el chance de llegar a la NFL. Contacté con uno de los scouts del área de Latinoamérica al que le mandé mis videos. Actualmente estoy en ese programa y me ha ido bastante bien. Dentro de poco tengo el convine, donde seleccionarán a algunos jugadores para la UFL, un nivel anterior de la NFL donde me presentaré ante los caches de los equipos, como mismo hacen los del colegial.

En México entrené con varias universidades a la par que trabajaba. Hasta que a los nueve meses de estar ahí llegaron mis padres y en cinco meses nos dieron la cita para Estados Unidos, donde estoy ahora entrenando con Justin Zimmer, coach que jugó durante 7 años en la NFL.

¿Cómo te ves de aquí a unos años?

Ayudando a mis padres, a todas las personas que me han apoyado. Ayudando a mi abuela, sacándola de Cuba para que viva sus últimos años una mejor vida. Con mis hijos, mi esposa, y ser uno de los primeros cubanos en lograr jugar en la NFL, que es mi sueño y por el cual me sacrifiqué bastante. Yo salí de Cuba con una meta, y era jugar en la NFL. Hoy estoy en buen camino.

Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube

Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine.

Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad. Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.

Imagen cortesía de Foto: cortesía del entrevistado

Autor