Por Luis Jorge Pereira

Hace casi cuarenta años, el dominio el balón en Cuba comenzó a dar sus primeros pasos. Para 1980, los míticos terrenos de La Polar acogieron una competencia en la cual se buscaba al hombre que más toques podía darle a la esférica, sin que esta cayera al suelo.

En ese momento, un muchacho de 16 años impactó la pelota 3 998 veces e implantó un récord nacional. Así comenzó el camino de Douglas Hernández en esta disciplina. Con el tiempo, surgió lo que se conoce hoy como la Escuela Cubana de Dominio del balón.

Una seguidilla de plusmarcas fue allanando el sendero. En 1994 ocurrió uno de los resultados más sobresalientes: Douglas estableció un récord Guinness en la Marina Hemingway, al dar 22 217 toques al balón en 3 horas y 40 minutos, cota que pulverizó en la Ciudad Deportiva, con 100 026 contactos y más de 15 horas.

Después de Douglas se sumaron nuevos atletas. El primero fue su hermano, Erick Hernández, quien se convirtió en el más mediático de los dominadores cubanos.

Posteriormente, se incorporaron al equipo figuras como Luis Carlos García y Jhoen Lefont, quienes aportaron nuevas marcas. Este último extrapoló las modalidades de tierra al agua, algo prácticamente inédito.

Pese a los éxitos, el recorrido al triunfo está lleno de dificultades. La falta de apoyo de instituciones como el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), así como la subvaloración que sufre esta práctica, son contratiempos que enfrentan los plusmarquistas cubanos.

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Barco a la deriva

“Al principio, estaba patrocinado por un señor con mucho poderío económico. Él fue quien me ayudó desde el punto de vista económico en un momento en que pasaba muchas necesidades. En el Inder, nadie me apoyó y gracias a él, a Juan Antonio Lotina y Luis Olmasa, entre otros, hoy puedo ser un atleta reconocido. Pasé muchísimo trabajo porque nadie creía en mí. Estaba muy flaco y la gente me decía que estaba loco.

“Alrededor de los 2000, el Inder acoge el dominio del balón como un deporte con la incorporación de Erick al equipo nacional. Se sumaron también Jeny, Luis Carlos y Lefont, y yo paso a ser el entrenador principal”, recuerda Douglas.

Esta es una modalidad que mi hermano y yo practicamos desde niños. En 1997 y realizo el primer récord de larga duración en Cuba, con 9 horas treinta minutos dominando solo con pies y cabeza”, dice Erick Hernández.

Douglas Hernandez. Foto: Play Off Magazine.
Douglas Hernandez. Foto: Play Off Magazine.

El atleta rememora que, al principio, el entrenamiento distaba mucho del realizado hoy. En aquellos momentos no había precedentes y se improvisaba constantemente.

“No teníamos el ABC para preparar los récords, ni la curva de rendimiento para entrar en una etapa competitiva óptima, era un poco empírico”, explica.

Aunque fueron acogidos por el Inder y pasaron a la Federación Cubana de Fútbol, la práctica siempre ha vivido en la indefinición, como si nadie la quisiera asumir realmente.

“En la Federación de fútbol nos dijeron que debíamos pertenecer a recreación. Recreación nos dijo que nos iba a atender, pero todo está parado, no veo nada en ese aspecto.

“Tuvimos una reunión con el Inder y le explicamos que, nos atiendan o no, vamos a continuar con la actividad. Gracias al prestigio ganado hemos conseguido los patrocinadores, el apoyo de la prensa y también garantizamos otros aspectos por gestiones personales. Todo se quedó en la reunión, pero no han llamado”, añade Douglas.

Johen Lefont. Foto: cortesía del entrevistado.
Jhoen Lefont. Foto: cortesía del entrevistado.

Jhoen Lefont, el Delfín del fútbol, tampoco ha recibido impulso para su actividad: “A mí nadie me ha apoyado, estoy haciendo los récords como siempre. Nosotros nos organizamos los eventos, pero si nos apoyaran más sería mejor, pues tuviera más brillo y más espectáculo”.

Lo que se conoce como Escuela Cubana de Domino del balón radicó, por algunos años, en el Centro de Entrenamiento de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado, y esta fue una de sus mejores experiencias.

Para Erick Hernández, solo allí se vio algo de respaldo. Pero una vez más, el dominio del balón quedó relegado a un segundo plano y retornaron a sus antiguas formas de preparación.

“En el Cerro Pelado incorporamos con más ahínco el trabajo de las pesas, porque todos los planos musculares sufren mucho en las diferentes modalidades. Allí la preparación fue más seria y pasamos bastante tiempo entrenando este tipo de récords. Fue la etapa de mayor sustento. Al menos teníamos la alimentación y un gimnasio para prepararnos, pero al final salimos ahí, pues se contempló solo para deportes convencionales y quedamos un poco a la deriva”, dice.

La soledad del dominio del balón

Salir del Cerro Pelado significó un retroceso. Sin un lugar para entrenar y un seguimiento, la disciplina se resume a una actividad exitosa, pero autogestionada.

Douglas Hernández recuerda como ante la falta de un lugar, debió entrenar en la Marina Hemingway, en la Ciudad Deportiva y el Fajardo por sus propios medios. Para él, otro de los aspectos más complejos es el tema del patrocinio.

“Hay firmas que no están permitidas y otras necesitan permiso. Es complicado. Algunas, por ejemplo, nos ayudan modestamente con la ropa, porque el Inder no nos brinda indumentaria ni pelotas”, dice.

“Los récords los preparo solo. Soy mi entrenador y elaboro mis planes gracias a lo aprendido cuando estuve en el Cerro Pelado. Los ejercicios los realizo en un gimnasio particular. El apoyo fuerte es del Hotel Palco, y también reconozco el trabajo de la prensa. Pero es difícil. Cuando me lesiono, tengo que buscar el fisioterapeuta para ser atendido. No tengo un seguimiento”, explica Luis Carlos García.

Foto: cortesía del entrevistado.
Luis Carlos García. Foto: cortesía del entrevistado.

Sin que caiga la pelota

Los recordistas Guinness de la Mayor de las Antillas se encuentran en un limbo que coincide con su etapa más exitosa.

“Tenemos la mejor disposición de pertenecer al movimiento deportivo cubano, pero si no nos apoyan, de todas formas, continuaremos implantando récords y poniendo el nombre de Cuba y nuestro deporte en alto”, expresa Douglas.

Este pionero de la especialidad se siente satisfecho por los resultados, que han permitido alcanzar un reconocimiento nacional e internacional. Sin embargo, con mejores condiciones y más valoración, el desempeño podrían ser aún mejor.

“Con la cantidad de récords conseguidos, Cuba ya es una potencia mundial. Sería bueno rescatar algo de lo que se tenía en el Cerro Pelado. Es lamentable perder muchas cosas por falta de apoyo. Al final, somos cubanos y cuando vas al libro Guinness no salimos tantos ahí”, dice Lefont.

“La atención, en estos casi 30 años de dominio del balón, ha sido muy poca. En la actualidad todavía se comporta así a pesar de todos los resultados. Está bastante subvalorada la actividad. Muchos lo ven como algo con cierta importancia, pero no toda la necesaria, partiendo de que casi nunca, para no ser absolutos, hemos contado con la presencia de los dirigentes del Inder en un intento de récord”, afirma Erick Hernández.

Las marcas están ahí, con varias avaladas por los Guinness y reconocidas por la prensa. No obstante, siempre vendrán nuevos desafíos para estos practicantes, afanados en no dejar caer el balón.

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