Cuando apenas tenía 14 años, Elizabeth Vicet formó parte de la selección de mayores de Cuba. Durante su estancia en la Escuela Nacional de Voleibol sería capitana del equipo de cadetes por varios años hasta que, en el 2018, saldría del centro por motivos personales.

Luego comenzaría su trayectoria de manera independiente por diferentes ligas, que la han llevado en la actualidad a Rumanía, en un proyecto que le apasiona.

Elizabeth Vicet tiene 22 años, y mide 1.74 m. Desde bien joven destacaba por su salto y fuerza al pegarle a la bola, motivo por el que, en Filipinas, su primera experiencia profesional, muchos la comparaban con Mireya Luis.

“Fue un gran paso para mí porque empecé a conocer jugadoras de nivel mundial, mucho mayores que yo y con experiencia competitiva. Lo mejor de todo fue que tuve muy buen desempeño en el poco tiempo que pude jugar antes de que llegara la Covid. Todo paró, pero estaba muy contenta”, confesó Elizabeth a Play-Off Magazine.

Luego de la pandemia no pudo regresar a Cuba, estuvo 10 meses en Filipinas. El año pasado recaló en la segunda división de Turquía, de buen nivel. “El entrenador era bastante molesto, pero siempre lograba sacar de mí el extra. Adquirí mucho nivel, tanto psicológico como táctico”.

Actualmente se encuentra en Rumanía, una liga de mayor nivel y en la que este año su equipo, el CSO Voluntari, juega en la Champions League. “Somos siete extranjeras, tenemos en el equipo jugadoras de talla mundial, al igual que en la liga. Los partidos son bien reñidos”.

“Este año tengo más experiencia, estoy más enfocada, tengo más control emocional, más nivel táctico y, a medida que pase el tiempo tendré más. Aún hay muchos errores por erradicar, pero paso a paso, aun soy joven”, dijo Elizabeth.

“Esta etapa me hace muy feliz, porque independientemente que ya no forme parte de la selección nacional de Cuba, me gusta jugar voleibol, y puedo hacerlo a nivel mundial en diferentes ligas”.

Elizabeth Vicet no está bajo el amparo de la Federación Cubana, y desde su primer contrato en Filipinas juega de manera independiente. Varios años lleva fuera de casa, casi desde los 14 cuando tuvo que trasladarse desde su natal Matanzas a la Habana para entrar a la Escuela Nacional de Voleibol. Con el tiempo la distancia física se ha abierto aún más.

“Con el tema de la familia es bien complicado, porque la temporada dura alrededor de ocho meses, y te pasas todo ese tiempo sin verlos. Cuando vas a Cuba es por muy poco tiempo, dos o tres meses que no alcanzan”, confesó Elizabeth.

“Ya uno va aprendiendo a manejarlo, tanto yo como ellos, que saben que esto lo que me gusta; siempre hemos sido de echar para adelante. Constantemente estamos conectados por el teléfono y estamos al tanto. Son muy fundamental en mi carrera, porque sin el apoyo de ellos yo no estuviera aquí”.

Elizabeth Vicet es otra joven que trata de abrirse camino desde bien temprano en el mundo profesional. A base de mucho sacrificio, prácticamente toda su juventud, sigue luchando por llegar bien alto.

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