Cuando ya era campeón olímpico, el boxeador cubano Jorge Gutiérrez rechazó una oferta de varios millones de dólares que le propusieron para que fuera a pelear como profesional, aunque, finalmente, subiría al ring años después por una suma muchísimo menor que aquella que no aceptó un día.

Jorge Gutiérrez Espinoza es un caso sui generis de campeón olímpico que goza de sobredosis de anonimato a pesar de haber sido reconocido entre el centenar de los mejores deportistas cubanos del pasado siglo, como contamos en una entrevista que concedió a este medio años atrás.

Este pugilista cubano fue monarca en los 75 kilogramos en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, hace más de 20 años ya. También, sumó victorias eventos Playa Girón, Torneo Internacional Giraldo Córdova o el fortísimo Ustid Nad Labem extrafronteras.

Después de aquellos Juegos Olímpicos en los cuales se consagró, Jorge vivió una serie de incidentes y pasajes que marcaron su vida, decisiones también que influyeron en su carrera como boxeador, entre estas, la de rechazar una suma millonaria que le propusieron para combatir como profesional.

Primero, vino su historia del Mundial de 2001 precisamente en tierras australianas. Entonces, en Cuba se especuló con un presumible caso de doping, que luego se justifica con una lesión en una mano.

“La historia esa marcó un antes y un después en mi carrera deportiva. Me tomé un par de pastillas de furosemida para bajar de peso. Es una técnica vieja. Orinas y desaparece la sustancia en dos días. Esa era mi idea porque el trayecto era largo. Pero tengo suerte para los exámenes antidoping. En cuanto llegué me avisaron que era el elegido. Le expliqué al médico nuestro. Me dijo que me orinara en los pantalones en los entrenamientos, y que alargara el tiempo de espera de la prueba. Me la hicieron a las cuatro de la mañana. Llamaron a Cuba y se decidió que no peleara. Porque si daba positivo sería un escándalo. También tenía la mano derecha con problemas. Me pusieron el yeso. Al final la prueba dio negativa. Pero no se la iban a jugar conmigo”, recuerda.

Ese mismo año, recuerda, “estaba muy por encima del peso, pero me exigieron que estuviera en el Playa Girón de Santiago de Cuba del 2001. Lo hice en los 81 kilos. Perdí con Yordanis Despaigne. Me sentía muy débil”.

Fue entonces que se produjo aquel incidente en el cual le ofrecieron dinero para combatir como profesional.

“Jamás volví a ser el mismo. Incluso perdí al otro año en una gira por Alemania. Mi primera derrota internacional. Por cierto, ese viaje es histórico, porque en una discoteca me ofrecieron 3 millones de dólares para que me fuera al boxeo profesional”, dijo.

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Todo lo contrario. Pero son 8 años sin entrar a mi país si me quedo en otro lado. Pero nunca le tuve miedo a ese boxeo. Siempre me sentí un tipo fuerte, seguro con la pegada.

Al final, Jorge Gutiérrez terminaría peleando como profesional muchos años después, pero una cantidad de dinero infinitamente menor, cuando tenía ya más de 30 años de edad.

“En 2010, unos amigos me invitan a República Dominicana. Allá corriendo en una pista, un agente contacta conmigo para una pelea de exhibición. Me ofrecieron 3000 dólares. Acepté. Pero llevaba 7 años fuera sin tirar un golpe. Me preparé dos meses. Cuando subí al ring me dije: “¿Y ahora qué hago?”, contó.

“Pero el tipo se desesperó, se comió dos amagues y lo tumbé de zurda. Menos mal, porque no daba para muchos asaltos más. Me propusieron seguir, pero que va”, añadió.

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Aquello no significó, sin embargo, un regreso triunfal para Jorge Gutiérrez al boxeo.

“A muchos en Camagüey no le hizo mucha gracia el tema. Llegué y como me había pasado fuera los tres meses de licencia no tenía trabajo. Eso no me asombraba, pero lo de los 300 CUC que nos dan a los campeones olímpicos y que ya no estaban más en mi cuenta bancaria sí me dejó loco. Y no tenía una explicación. Estuve así 4 años. A veces no tenía ni para coger la guagua. Para colmo había vendido hace rato el carro Mitsubishi que me dieron después de la Olimpiada. Era muy moderno, no tenía piezas de repuesto en Cuba, o sea eran muy caras”, recuerda.

“Aquello fue tremendo. ¿Acaso no soy dueño de mi vida? Estuve más de 5 años fuera del deporte activo.  No le hice daño a nadie. Luego de mucho papeleo me volvieron a dar el dinero. Pero no el de los 4 años perdidos”, concluyó.

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Imagen cortesía de Foto: Fidel Alejandro Manzanares