Otra página escandalosa se escribe por estos días en la Serie Nacional de Béisbol y, en general, de la pelota en la isla. Con acusaciones de un lado y del otro, la realidad del arbitraje ha llegado al punto de tener que utilizar nombres falsos, para ocultar los errores garrafales cometidos por los protagonistas y burócratas de oficio de la Federación Cubana de Béisbol.
Una denuncia del prestigioso periodista deportivo, Michel Contreras, destapó un hecho que prendió mucho más la mecha de algo que, semanas atrás, había provocado una airada polémica, producto de una jugada en tercera base que decidía un juego de pelota entre Matanzaas y Pinar del Río en el Estadio Capitán San Luis.
Michel Contreras, citando a una fuente, aseguró que el árbitro en cuestión, quien supuestamente había sido sancionado, volvió al terreno como si nada hubiera pasado, aunque esta vez con un nombre que no era el suyo.
El 27 de abril, la cuenta en X de la FCB publicó que se trataba de una noticia falsa el hecho de que «algún árbitro actuara con nombre falso en la 63 SNB. No ha sucedido ni sucederá, aunque algunos se empeñen afirmarlo, faltando, intencionalmente, al más elemental sentido de la ética».
Es falso que algún árbitro actuara con nombre falso en la #63SNB. No ha sucedido ni sucederá, aunque algunos se empeñen afirmarlo, faltando, intencionalmente, al más elemental sentido de la ética. #Cuba #BeisbolCubano pic.twitter.com/8BZgxMbviH
— Federación Cubana de Beisbol y Softbol (@CubanaBeisbol) April 27, 2024
Luego, el periodista Osbel Benítez Polo, quien narra para la emisora provincial, Radio Guamá, desde el estadio Capitán San Luis, alertó que tal postura de la FCB distaba de la realidad, e ignoraba un hecho que el propio Benítez Polo había atestiguado desde la cabina del parque beisbolero.
En Facebook, Osbel Benítez emplazó a la Federación Cubana, pues “como cubano digno y ajeno a la mentira, convido a la federación a realizar una investigación sobre el tema”, dijo.
“Sí se mencionó en la amplificación local un nombre falso, sí se engañó por esa misma vía al pueblo, aunque en la página pusieran otro. Al percatarnos en la transmisión el domingo orienté revisar el tema, ahí está de testigo mi estadístico y compañero de trasmisión”.
“Si es mentira, emplazo a que los anotadores digan si no ofrecieron un nombre falso que no era el de Ricardo Companioni”, denunció Benítez Polo.
Sin dar nombres, la propia cuenta de la FCB escribió en X una suerte de “disculpa”, sin asumir su propia culpa por el hecho de tratarse del organismo rector de la pelota en la isla.
Antes de investigar el hecho, la FCB asumió que se trataba de una información falsa y mal intencionada, pero luego disimuló su error con un rechazo a «cualquier iniciativa que hubiera provocado mentir, dando la espalda a lo reflejado en las hojas oficiales de anotación».
Mientras sumamos todos los elementos, aseguramos que, más allá de su objetivo, rechazamos cualquier iniciativa que hubiera provocado mentir, dando la espalda a lo reflejado en las hojas oficiales de anotación.
— Federación Cubana de Beisbol y Softbol (@CubanaBeisbol) April 27, 2024
Una decisión -polémica y errónea totalmente por parte del árbitro que fungía en tercera base (Ricardo Companioni) sobre un quieto claro en el que cantó out sin ni si quiera el fildeador tener la pelota en el guante-, provocó la ira de aficionados y seguidores de la pelota.
“En Pinar del Río NADIE quería que regresara el hombre que causó ronchas el martes, me refiero a autoridades y aficionados, por lo menos no en la misma subserie”, explicó en otra publicación el periodista de Radio Guamá Pepe Morejón.
«Ya el oficial estaba posesionado en la intermedia, el lugar más alejado de la vista de los aficionados. Avocados ante esta mala decisión de La Habana, ALGUIEN, probablemente con la mejor de las intenciones, para proteger el espectáculo y al propio árbitro, da la voz que el locutor local no mencione su nombre y que de otro. A los narradores deportivos le sugieren que no mencionen el tema. Decisión salomónica salvadora».
Pretendiendo tapar el sol con un dedo, los involucrados en el hecho prefieren dar la espalda a la realidad, culpar a terceros de sus propios errores y pretender que el silencio cómplice se encargue de enmendar sus faltas. No se trata de condenar al árbitro, porque un error lo puede cometer cualquier ser humano, pero la decisión de confundir al respetable es, cuando menos, falta de total ética.
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