En la última década, el deporte cubano y, específicamente el béisbol, ha sido objeto de un creciente debate sobre la necesidad de mayor transparencia y acceso a la información.

Recientemente, el periodista de la televisión cubana, Pavel Otero, publicó una interesante entrevista con el jefe Técnico de la Comisión Nacional de Béisbol, Ricardo Eizmendiz, en la cual el directivo ofreció sus puntos de vista y el de la institución que representa.

Luego, Otero se comprometió a publicar, de igual forma, las entrevistas a dos jugadores, involucrados en la polémica. Sin embargo, ante la polémica propia del tema en Cuba y la desacertada intervención de Eizmendiz, aparentemente la “mano negra” de la censura tocó al Noticiero Nacional de la Televisión, enviando las tan esperadas declaraciones a enfriarse en una gaveta, pero nunca publicarse.

Sobre el tema, Pavel publicó un comunicado en Facebook en el que puede leerse en uno de sus fragmentos… “¿Por qué no la hemos publicado? Esperen la respuesta en el libro de mis memorias que estoy escribiendo… Esta es una de las ciento y pico de anécdotas laborales que ya tengo escritas… Ya voy por 2 tomos…”

Aunque Cuba ha sido reconocida históricamente por su talento deportivo y sus destacadas actuaciones en competencias internacionales, también ha existido una falta de claridad en la comunicación y una censura en la difusión. Fenómeno que no escapa a la sociedad toda.

Específicamente en la actividad deportiva y, esencialmente, en la pelota, llama la atención (tal vez no tanto) la falta de transparencia y la potestad para decidir sobre los medios de comunicación.

La transparencia es un principio fundamental para cualquier sistema deportivo saludable. En un entorno transparente, los atletas, entrenadores, aficionados y demás interesados ​​tienen acceso oportuno y adecuado a información clave, como calendarios de competiciones, resultados, procesos de selección, criterios de clasificación y registros de rendimiento.

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Esto permite una participación justa, una evaluación objetiva y una mayor confianza en el sistema deportivo en general.

No obstante, en el contexto del deporte cubano, el acceso a la información relevante a menudo ha estado limitado y controlado por burócratas del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) o el gobierno.

La administración centralizada del deporte en Cuba ha dado lugar a una falta de transparencia en diversas áreas, incluida la gestión de recursos, el financiamiento y la rendición de cuentas. Esto ha suscitado inquietudes sobre la equidad, la corrupción e injusticias con determinados atletas o entrenadores.

Por otra parte, la censura excesiva y la limitación a la libertad de expresión también han sido un tema importante en el entorno deportivo cubano, ejemplos sobran.

Casos en los que atletas o entrenadores han sido sancionados o excluidos del sistema debido a su postura política o comentarios críticos sobre el gobierno u otro tema no tan “sensible”, como ocurrió el pasado año con el jugador de Industriales, Andrés Hernández.

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Esta censura va en contra de los principios básicos del deporte, que promueven la libre expresión y el respeto a la diversidad de opiniones… ¿El olimpismo?

El deporte, parte integral de la cultura cubana, y los resultados y logros deportivos son motivo de orgullo nacional. Al tener acceso a información precisa y veraz, los aficionados pueden estar bien informados y participar más activamente, lo que fortalece el sentido de pertenencia y la identidad nacional.

Para abordar estos desafíos, es fundamental implementar políticas y prácticas que promuevan la apertura y la transparencia en el deporte cubano.

Ello implica crear canales de comunicación más abiertos y accesibles, establecer mecanismos de rendición de cuentas claros y fomentar un ambiente en el que las voces diversas y críticas puedan ser escuchadas, sin temor a represalias.

No habrá ni videos ni entrevistas, una vez más toca callar, sin derecho a réplica.

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Imágenes cortesía de FOTO: Tomada de beisbolcubano.cu y Captura de pantalla