Si un jugador tuviese su peor temporada en Grandes Ligas con 38 años, probablemente, sería la última de su carrera, al menos, en ese nivel. De continuar en el “Big Show”, tendría que someterse a una agencia libre que devalúa a los que sobrepasan las tres décadas. Su garantía, en el mejor de los casos, es la oportunidad de ir a otro Spring Training para ganarse un puesto. Pero, esperemos que eso no suceda con el cubano Yuli Gurriel quien, desafortunadamente, viene de su peor contienda completa.

El pelotero más mediático que ha tenido el béisbol cubano ya no es el mismo que bateó .291 en 2018 o que pegó 31 jonrones en 2019, incluso, su versión está muy lejos de la que dejó en 2021 cuando ganó un título de bateo en la Liga Americana. Es fácil de explicar: el padre tiempo no pasa por gusto. Pero, creo que tiene grandes momentos que regalarnos. Claro, para él será un reto mayor al que aceptó hace dos años.

Al concluir la temporada acortada debido a la pandemia, Yuli no había dejado sus mejores resultados. Eso mismo ocurrió con muchos bateadores destacados: Anthony Rizzo, Kyle Schwarber, José Altuve, JD. Martínez entre otros. 

La diferencia de Yuli con la mayoría de ellos era que tenía 36 años y jugaba para los Astros de Houston, un equipo tan competitivo que no podía seguir pagándole a los jugadores con bajos rendimientos. A pesar de todo, la franquicia del Minuted Maid Park apostó por el espirituano y le ofreció un contrato de un año y siete millones de dólares.

A cambio, Gurriel respondió con una campaña asombrosa: se convirtió en el bateador latino con más edad que ganaba un título de bateo (37) en la era moderna de MLB. También, ganó su primer Guante de Oro en primera base y fue finalista al Bate de Plata. La inversión de Houston salió perfecta.

En 2022, las cosas no salieron igual: Yuli Gurriel registró su peor OPS (.647) y OPS+ (84) dentro de una campaña completa; al mismo tiempo, dejó las peores cifras de jonrones (5) y remolques (52). Para colmo, registró su media de EV (Velocidad de salida) más baja al igual que la tasa de hard hit (Tasa de conexiones de 95 MPH+). Si un año antes había mostrado una gran defensa, ahora sus métricas fueron negativas:

  • OAA (Outs por encima del promedio): -9
  • DRS (Carreras defendidas Salvadas) -5
  • UZR (calificación máxima de la zona) -0.2

Sin embargo, a pesar de su mala campaña, nunca es tarde para maquillar los resultados. ¿Qué mejor momento para mejorar las cosas que la postemporada? Pues Yuli, desde que arrancaron los playoffs, está “on fire”.

En siete juegos, su slash line es de .367/.367/.567/.933. También, suma tres carreras anotadas, dos jonrones y tres remolques. De cierta manera su rendimiento no me sorprende pues ya ha bateado anteriormente en este escenario. Lo que es asombroso es cuán rápido encontró su mejor versión.

La calidad de sus conexiones ha mejorado, especialmente, porqué elevó la media de su velocidad de salida (88.2 a 89.1.)  y también el ángulo de lanzamientos de sus conexiones (14.6º a 17.2º.). En la temporada regular, en 143 juegos, sumó solo nueve barriles. En la postemporada tiene dos en siete choques. 

Aunque estemos hablando de una muestra diminuta no le resten importancia: recordemos que estamos en una postemporada y los cuerpos analíticos se esfuerzan al máximo para sacar ventajas de cada rival.

Eso no ha funcionado para Yuli Gurriel, quien es el pelotero de los Astros con la mayor cantidad de imparables y ningún jugador de la Liga Americana tiene más indiscutibles que él en estos playoffs de MLB (11). Seis de ellos, los disparó con el juego empatado.

Aquí está la primera anomalía. ¿Cuántos jugadores con al menos 38 años que hayan sumado como mínimo 30 comparecencias en una postemporada han conectado 11 imparables y han dejado un OPS sobre 900? La respuesta es dos: el gran Willie Stargell en 1979 (17 Hits, OPS 1.362, 46 PA) y Yuli Gurriel (11 hits, OPS .933, PA 30).

Lo otro que nos asombra es su desempeño contra los lanzamientos rompientes: mientras que en la temporada regular bateó .239 con un slugging de .393 contra los envíos quebrados, en la postemporada está bateando para .500 con un slugging de 1.100. Cinco de sus 11 hits han sido contra breaking balls, algunos han llegado en momentos importantes, por ejemplo:

Primer juego de la ALCS (Sexta entrada y el juego 1-1)

En 0-2 vs slider de Clarke Schmidt— Jonrón solitario

Tercer juego de la ALCS (Sexta entrada y el juego 2-0 a favor de Astros)

En 0-0 vs slider de Gerrit Cole—- Sencillo que llenó las bases y sacó a Cole de la lomita. Después, vendría un rally de tres anotaciones.

Desde el 2021, nadie tiene más imparables que Yuli en la postemporada (30), pero tampoco nadie con 35 años o más ha logrado pegar 30 hits en un lapso de 23 choques de playoff. Es simple: si Randy Arozarena es el Mr. Octubre cubano, Yuli es el hombre récord de Cuba en la tierra prometida. Ningún antillano ha conseguido más hits (81), sencillos (59), extrabases (22) remolques (38) y anotadas que él en postemporada.

Ha sido el elegido, le tocó jugar la mayor cantidad de partidos en el béisbol de octubre, le tocó jugar con el mejor equipo en la historia de los Astros. También, el hijo de Lourdes y Olga ha respondido en cada oportunidad.

El viernes será un gran día para Yuli y para el béisbol cubano, pues cuando se convierta en el quinto jugador nacido en Cuba con al menos 38 años en una Serie Mundial, tratará de seguir haciendo historia en el mayor escenario de este deporte. Deberá acabar lo que empezó, con una gran postemporada que le garantice otro año de contrato y, en caso de firmar otro acuerdo, ojalá sea con la franquicia de sus amores.

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Imagen cortesía de Héctor Cruz