Para muchos cubanos, la reciente derrota de la selección nacional ante Brasil en el béisbol de los Panamericanos Santiago-2023 es la gota que desbordó la copa del desastre, la nueva e irrefutable evidencia de una supuesta decadencia en el pasatiempo nacional.

Y puede que así sea, pero sería injusto negar el mérito del vencedor, y en particular de su abridor, que maniató durante casi 5 innings a la ofensiva cubana. Un perfecto desconocido quizás para los cubanos, pero que conoce muy bien al beisbol de la isla. Demasiado…

Se trata de Felipe Sales, un diestro que mantuvo a raya a los bateadores cubanos, caminando 4 entradas y dos tercios sin permitir hits ni carreras, regalando 3 boletos y recetando 3 ponches.

Quizás habría avanzado más, pero tuvo que abandonar el box al ser golpeado por una conexión del receptor Andrys Pérez.

Pasada la euforia del triunfo, el diestro de 34 años accedió a conversar con Play-Off Magazine, y reveló par de secretos que permiten entender cómo el hijo de una nación futbolera pudo bailar en casa del trompo, y doblegar a los cubanos.

“He jugado al béisbol desde los 6 años, y siempre he tenido como inspiración al béisbol cubano, porque desde pequeño tuve muchos profesores cubanos. Con 10 años visité Cuba, y en la ciudad de Camagüey aprendí un poco más sobre la pelota”, confiesa Felipe, oriundo de Tatuí, una pequeña ciudad no lejos de Sao Paulo.

Pícher de la selección nacional de Brasil desde el Mundial juvenil de 2005, Felipe tuvo como profesores a dos auténticas leyendas del béisbol cubano, el ya fallecido Omar Carrero y el zurdo Jorge Luis “Taty” Valdés. A ellos les debe mucho de su evolución técnica, y cierta picardía que solo dan el oficio y los años.

Con ellos pudo evolucionar mucho como lanzador, cuenta Felipe. Entre otras cosas, la mecánica de su brazo de lanzar, ángulo de salida y trayectoria, para conseguir un mayor control en la zona baja.

“Me enseñaron cómo engañar al bateador y cómo usar la bola pegada”, agrega.

Asegura que gracias a esas enseñanzas pudo crecer como lanzador, e incluso conseguir un contrato con un equipo de Japón, donde trabaja a día de hoy.

Se trata del Yamaha Hardball Baseball Club, de la poderosa liga industrial, donde compartió filas con el brasileño de ascendencia japonesa Reinaldo “Jiro” Sato.

Con sólidas actuaciones incluso a nivel de Clásico Mundial y ante equipos como Nicaragua y Venezuela, Felipe confesó que medirse ante Cuba era un objetivo en su carrera, y se alegra de haber realizado su sueño.

Si bien no se acreditó la victoria, sin dudas desmoralizó a la tanda cubana con un no-hitter que no lo desvió de su plan.

“Sí, sabía que estaba teniendo éxito, pero estaba enfocado en hacer outs nada más. Me centré en jugar en la zona baja, para evitar conexiones largas”, confesó a Play-Off Magazine el iniciador del épico triunfo que desbrozó el camino de Brasil a la siguiente ronda, y acabó con las aspiraciones de la pelota cubana en Santigo-2023.

Equipo cubano de béisbol cae y las medallas parecen cada vez más lejos 

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Imagen cortesía de Wander Roberto/Comité Olímpico de Brasil
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