Los Astros de Houston derrotaron a los Filis de Filadelfia en el Juego 6 y se proclamaron campeones de la Serie Mundial, en un resultado que tuvo a Yordan Álvarez como protagonista. El cubano superó su mal momento ofensivo y, con un jonrón de tres carreras, puso a su equipo con una ventaja que valió un anillo.

Framber Valdés volvió a mostrarse dominante desde el montículo de los locales, aunque esta vez la ofensiva de los siderales no respondió, al menos durante las cinco primeras entradas. Para colmo de males, sin su primera base regular, el también cubano Yuli Gurriel, de quien se anunció que no estaría más con Houston en esta final debido a una lesión en su rodilla.

Kyle Schwarber, de los Filis, se aprovechó de ello y en la parte alta del primer capítulo desapareció las costuras en solitario, para marcar la primera carrera del partido y darle esperanzas a un equipo de Filadelfia que parecía capaz de arrebatarle el título a los Astros.

Sin embargo, el cubano Yordan Álvarez despertó de su letargo ofensivo en el mejor momento posible, para cambiar la decoración del encuentro con un batazo de vuelta completa que puso a los Astros delante en el marcador por dos carreras, para derrotar 3×1 a los Filis.

Con José Altuve y Jeremy Peña en las almohadillas, el cubano Yordan castigó al relevista de Filadelfia, José Alvarado, y le puso la pelota a 450 pies por el jardín central. Esto tras haber fallado en sus dos presentaciones anteriores de la noche.

En sus últimos turnos al bate, el cubano Yordan Álvarez se había visto poco certero a la hora de producir, tanto así que, en 19 turnos al bate en la Serie Mundial, apenas ostenta dos indiscutibles. Ello ha obligado al cuerpo de entrenadores de los Astros de Houston a introducir ajustes en la mecánica de bateo del cubano.

Estos ajustes no solo le dieron a Yordan la oportunidad de convertirse en el hombre grande a la ofensiva, sino que también su defensa ayudó a mantener en cero el marcador, cuando en el segundo capítulo los visitantes tenían dos corredores en circulación y Edmundo Sosa puso los pelos de punta a la afición de Houston con un largo batazo que terminó en el guante del antillano.

Luego del cuadrangular de Yordan Álvarez, Alex Bregman y Christian Vázquez se combinaron para traer la cuarta carrera. Desde el montículo, Héctor Neris asumió la lomita en el séptimo en sustitución de Framber Valdés, quien trabajó seis entradas completas, permitió dos hits, una carrera limpia, regaló apenas dos boletos y ponchó a nueve rivales.

Esta noche toda Cuba puede vibrar de orgullo, sentir el béisbol más que nunca porque, no solo tres de los suyos se llevaron el trofeo más codiciado de un pelotero, sino que un cubano decidió una Serie Mundial, un año después de que otro de sus compatriotas, Jorge Soler, fuera nombrado MVP del Clásico de Otoño.

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Imagen cortesía de Houston A