Cuando un cubano se para con un arco y una flecha, es poco común que apostemos por él. No se trata de un colchón de lucha o un ring de boxeo. Pero también hemos entendido con los años que, el simple hecho de clasificar a unos Juegos Olímpicos, ya puede considerarse una victoria, como sucede con Hugo Franco.
Y más cuando nos adentramos en la historia de vida y en el difícil trayecto que experimenta cada atleta para llegar ahí. Aunque esa teoría, más cierta que la realidad misma, nos aleja de épocas doradas bajo los cinco aros, cuando el triunfalismo se hizo habitual entre los nuestros.
Hugo Franco lo tiene claro: «aspirar a una medalla a este nivel es complicado. El tiro con arco no es fácil para dar un pronóstico. Uno siempre la quiere, eso está claro, pero no es fácil de dilucidar. Hay muchos factores que están en juego, y la presea no se busca, sale sola, al igual que los récords», dijo a Play- Off Magazine.
El deportista de 32 años de edad inició su accionar en la capital francesa con triunfo en el match de eliminación directa en ronda de 64 ante el mexicano Bruno Martínez.
Ya en ronda de 32 el pinareño, número 38 del ranking mundial, cedió y dijo adiós a una justa en la cual quebró la mejor marca de atletas de la Isla para una fase clasificatoria de esta prueba, con 669 puntos, que le ubicaron en el puesto 21 en París 2024.
¿Cuándo te decidiste por el tiro con arco?
Fue de niño. Me gustaba porque podía esquivar la escuela. Ya sabes cómo es uno de muchacho.
Luego se fueron dando las cosas. Empecé a ver que era bueno en esto. Entré en una promoción para un equipo juvenil y ahí se puso seria la cosa.
Había practicado varios deportes antes, como natación, tenis de campo, lucha y kárate, pero definitivamente este era el mío. Entonces empezó el sueño y trabajé duro para conquistar buenos resultados.
¿Estamos muy atrás tecnológicamente hablando?
En mi caso particular, no tanto. Pero el implemento juega un papel muy importante en este deporte. Es determinante. No puedes estar demasiado atrás.
Lo que pasa también es que seguirle el paso a lo último que sale en el mercado es muy costoso. Por eso en Cuba nos limitamos a hacer nuestro trabajo con lo que tenemos sin poder probar otras fórmulas novedosas. Quizás, si tuviéramos esa oportunidad, las cosas nos podrían salir mejor de lo que van.
¿Es un deporte caro entonces?
Bastante. Y precisa moneda dura. Un juego de flechas, que se compone de 12 piezas, cuesta aproximadamente 400 dólares. En cuanto al arco, varía su precio según la marca y el modelo. Estamos hablando de una sumatoria de unos 2 500 dólares para obtener los recursos más avanzados.
Además, se necesitan otros accesorios, como el carcaj, que no es más que la caja de forma cilíndrica donde se llevan las flechas. También el prismático y los protectores de pecho y brazo. Esto sería como 550 dólares más.
¿Has tenido que innovar o recuperar flechas usadas?
Sí, normalmente para entrenar, cuando toca volumen, lo hacemos con flechas ya rotas y remendadas. Las entorchamos con hilo. Incluso, a veces son recicladas de varias veces y las hemos usado a distancias de 70 metros, que es la de competir.
¿Se puede vivir solo del deporte?
Realmente no. Por lo menos yo, que mantengo mi casa, no puedo solo con eso. ¿Cómo uno inventa? No lo sé. A veces yo también me lo pregunto. Lamentablemente no puedo decir: me voy para una casa en la playa o a un restaurante. No puedo. Por eso pienso a veces, si yo estoy en el equipo nacional y tengo esas carencias, ¿cómo estarán las categorías inferiores?
¿Cómo es tu rutina de entrenamiento antes de competir?
Es sencilla. Durante los días previos a la competencia suelo desayunar sobre las 7:00 a.m. Después me enfoco en un buen calentamiento, que incluye ligas y ejercicios con el arco. Hago algunos tiros de preparación también. Me centro en un número de disparos específico, a la misma distancia prevista para la prueba. En la tarde realizo una segunda sección, con trabajo físico y aerobios.
¿Alguna dieta específica?
No. Soy de buen comer y literalmente le fajo a todo.
¿Qué haces en tus ratos libres?
Resolver la mayor cantidad de problemas posible y dedicar el máximo de tiempo a estar con mi familia.
¿Sentiste presión durante la competencia en París 2024?
Sí, pero es normal. Siento presión en todos los eventos a los que asisto. Lo que te hace diferente y mejor que el resto es poder controlar ese momento de tensión y hacer tu trabajo como acostumbras. Claro, todo eso va acompañado de un grupo de factores que influyen en el rendimiento: escenario, competencia y etapa de la misma, rival, medios, exigencias personales y deportivas. Es complicado, aunque en el deporte siempre es así.
¿Satisfecho con el puesto 21 obtenido?
Sí, siempre hay que irse con el sabor dulce de las cosas, la parte positiva.
¿Podrás mejorar en citas futuras bajo los cinco aros?
Creo que sí, pero hay que hacer algo diferente para lograrlo. Tenemos que competir más al máximo nivel, foguearnos durante todo el año. Ir a donde están todos los que en París 2024 avanzaron a la ronda de 16.
¿Cómo fue el camino a París?
Primero gracias al trabajo de mi entrenador. Duro y día a día. Es grande el sacrificio. Ello me llevó a estar a un nivel en el cual pude salir airoso en eventos regionales. Después vino todo lo demás, porque cuando hay resultados, siempre aparece una mano que te ayuda, una puerta que se abre.
Tuve la oportunidad de estar en el mundial de Berlín 2023 y me fui con un lugar 19 en la clasificación, y en el 32 entre más de 160 arqueros. De todos modos, ahí no pude clasificar a la olimpiada y era un torneo que daba plazas. Estuve luego en los Juegos Panamericanos Chile 2023. De igual manera la lid daba un cupo individual y otro en el mixto, pero tampoco alcanzamos.
En mi caso particular fue muy difícil, porque la semana anterior falleció mi madre, y la verdad no llegué bien preparado.
Luego fui al panamericano del deporte en Medellín, Colombia, y perdí el pase a cuartos de final en flecha de desempate. Fue un evento en el cual se disparó durísimo, y volví a experimentar una presión psicóloga enorme. Competí en la clasificación deseando ganar para dedicarle el triunfo a mi padre, que luchaba contra el cáncer. Pero desgraciadamente, aunque yo no lo sabía, lógicamente, no me habían contado, esa madrugada había fallecido.
Todo el camino estuvo lleno de obstáculos. Le pedí a la Federación Nacional que tratara de buscar la manera de poder participar en el último clasificatorio, en Antalya, Turquía. Tengo que agradecer al Comité Olímpico Cubano, porque asumió parte de los gastos de mi viaje a ese país y allá conseguí la plaza, en el último tren, literalmente.
¿Qué sigue ahora para Hugo Franco?
Enfocarme en el próximo ciclo olímpico y lograr un cupo para Los Ángeles 2028. Tengo que creer, trabajar y pensar en mejorar lo hecho en París 2024.
¿Has imaginado tu retiro?
Ciertamente sí. He pensado en retirarme del deporte activo. Sobre todo, por la situación económica y mis responsabilidades familiares. Pero mi señora siempre me ha apoyado muchísimo y más ahora, en el que considero es el mejor momento de mi carrera. Así que por ahora voy a seguir, al menos hasta la próxima cita bajo los cinco aros.
¿Te gustaría ser entrenador algún día?
Sí, y también llegar al máximo nivel. Me imagino que será un proceso poder asimilar esa transición. Es probable que cometa algunos errores, pero es normal, al final algunos no lo pueden hacer tan bien en esa faceta, a pesar de haber alcanzado resultados importantes como deportistas.
¿Ves fuerte a la nueva generación de tu deporte?
Tienen mucho que experimentar, bueno y malo. Para alcanzar la meta hay que trabajar muy duro. Atletas y entrenadores de conjunto. En Cuba hay buenos arqueros, pero no es menos cierto que el éxodo es grande. Por ello se ha visto afectado el desempeño en categorías inferiores. De todos modos siempre saldrán figuras que, pese a las circunstancias, afloren y se vayan consolidando como deportistas de élite.
¿Alguien más para agradecer desde París?
A toda mi familia por el apoyo que siempre me ha brindado y por estar fuertes en los momentos más difíciles. A mi mujer que no me ha dejado renunciar a mis sueños y a mis hijos, por impulsarme con su inocencia y amor.
Hay un grupo de amigos en los Estados Unidos, sobre todo en Miami, que también me han ayudado muchísimo, incluido el aspecto económico, y parte de estos buenos momentos se los debo a ellos.
¿A quiénes ha extrañado más Hugo Franco durante su estancia en París?
A mi hijo Cristian, de seis años. Mi mujer, y más ahora que el pasado 31 de julio nació mi pequeña hija, Valentina. Y claro, a toda la familia. Mis hermanos que son los más apegados a mí. Y por supuesto, a mis padres, que no me acompañan ya en este mundo, pero nunca los dejo de pensar.
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