Pértigas rotas y otras robadas; mucho esfuerzo y sacrificio: el cubano Lázaro Borges vivió una carrera meritoria en una difícil especialidad del atletismo, la cual estuvo llena de pasajes gloriosos y de adversidades que superar camino al éxito.  

En 2011, Borges salió «de la nada» para convertirse en subcampeón mundial en Daegu con un impresionante salto de 5.90 m que le valió una medalla que asombró al mundo. Más tarde, ese mismo año, ganó el primer lugar en los Panamericanos.  

Con estos precendentes, llegó el momento de los Juegos Olímpicos de 2012, en donde vivió uno de los momentos más tensos de su carrera, cuando se quebró una de sus pértigas.  

Se le rompió en tres pedazos al hacer un salto en la clasificación, y el modelo de competencia que tenía previsto se le vino abajo: sabía que estaba en aprietos. 

—En ese momento, no sabía muy bien qué hacer-, cuenta.  

Resulta que Lázaro Borges fue un campeón perseguido por las pértigas rotas, pues con aquella, iba ya por cinco de estos implementos con similar destino.  

En entrevista con este medio, recordó para Leonardo Ruiz aquel episodio y otro que también afectó su carrera: cuando le robaron las pértigas.  

—¿No es tan dramático entonces?-, le preguntó Leonardo sobre la pértiga rota en los Juegos Olímpicos.  

—Para nada, lo que pasa es que no tenemos la posibilidad de reponer esa pértiga que se parte. Básicamente, es eso. 

—¿Pero cuánto tiempo pasó para que pudieras adquirir otra pértiga? ¿Y las que habías dejado en Cuba? 

—Hermano —se ríe. 

La temporada de atletismo se acaba y llega fin de año, cuando se realiza un receso. Al finalizar y entrar en enero, Lázaro Borges se encuentra el candado del almacén roto. Se habían robado todas sus pértigas. 

—¿En el almacén del equipo nacional? 

—Sí. Se llevaron más cosas, pero entre ellas, todas mis pértigas. 

—¿Y las de Yarisley? 

—Las de Yarisley Silva no, porque son más cortas, de más envergadura, pero menos flexibilidad —me dice, y me quedo pensando a qué se refería. Pienso en quién necesitaba que las pértigas fueran más largas o flexibles, quién usaba pértigas en Cuba además de ellos dos. Se lo pregunto. 

—¿Pero, quién más utilizaba pértigas en Cuba? 

—Las persiguen mucho las personas del circo. 

En el circo hay un número en el que se pone una persona en cada extremo y sobre sus hombros sujetan una especie de tabla. Arriba, en el medio, se mantiene otra saltando y dando volteretas. Esa tabla es un forro, y adentro contiene otro forro que puede contener entre 4 y 5 pértigas. Supuse, entonces, que no debió ser difícil encontrarlas. 

—La investigación, hasta donde yo sé, se hizo, pero nunca llegó a nada. A mí nunca llegó la información. Se denunció, se hicieron todos los pasos pertinentes, pero nada. Es complicado, incluso, ellos iban personalmente a preguntarme si tenía alguna: “Compadre, ¿tú tienes alguna pértiga que me puedas vender? Te doy 400, 500, 600 dólares”. “No te puedo vender esto, cómo se te ocurre”. 

 

Pese a todas esas dificultades, Lázaro Borges grabó su nombre en la historia de esta especialidad en Cuba, al ser subcampeón mundial, campeón panamericano y dos veces medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.  

Lázaro Borges, el campeón perseguido por las pértigas rotas

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Imagen cortesía de Hansel Leyva