Ante una concurrencia imponente para el horario, los Cocodrilos salieron decididos a caer sobre los envíos de Carlos Juan Viera, y liquidar el play off lo más pronto posible y ya son finalistas de la pelota cubana, al doblegar a Las Tunas. Por su lado, Yoanni Yera trabajó con soltura, y sorteó los pocos obstáculos que le impuso la batería tunera.

Este fue quizás el juego más desproporcionado de todos, amén del marcador engañoso del segundo día en el Latinoamericano. El lineup de los de Ferrer (aún suspendido para este juego) molió en grande desde temprano, y a ritmo del gesto de «baby shark» que popularizaron los Nationals, engulleron a los Leñadores.

Viera salió errático y no pudo pasar de la tercera entrada, otra vez traicionado por su descontrol, millaje por hora aparte. El wild pitch, que se hizo habitual en esta semifinal, ayudó a aumentar las complicaciones y el segundo que dio lo sacó totalmente de picheo. Del resto se encargó Matanzas, que supo ligar con oportunidad ante los relevistas de Civil hasta llegar a 11 carreras, ventaja que dio en cierto momento un margen de error de 9 carreras.

La defensa de los visitantes fue de nuevo el mal que los llevó a terrible puerto, cometiendo tres pifias decisivas en el inning fatídico, el tercero, donde los de casa lograron pisar la goma en cinco ocasiones. Entre wild pitch y marfiladas, de cierto modo se puede decir que Las Tunas ayudó a ganar a su oponente.

Yera, del otro lado, se recompuso del cuadrangular de Danel Castro y amarró corto a su adversario, en juego que quedará para su memoria además de por la obtención de la victoria por haber llegado y rebasado la cota de mil ponches en series nacionales.

Yurisbel Gracial volvió a estar inmenso al bate y al guante, fletando cuatro carreras del total de su equipo, tres de ellas con un largo triple por el center que puso a su equipo desde bien temprano a pensar en la final.

Ariel Martínez y César Prieto fueron el azote del pitcheo oriental todo el tiempo, compilando ambos por encima de los 500. ¿Será esta actuación un trampolín para el camarero cienfueguero en materia de contratos? ¿Ayudaría a Martínez a mejorar su status en Japón? Cierto que aún falta una final por jugar, contra un picheo más exigente como el camagüeyano. Pero pensar en esto, no estaría fuera de orden.

El relevo tunero no estuvo a la altura en ninguno de los desafíos. Ni Santiesteban, ni Paredes, ni Yudier. Nadie. Salvo el primer día, donde igualmente no lograron impedir el empate de los occidentales, fue un desastre el resto de las jornadas. Y, como le pasó a Industriales, sin relevistas y con abridores inestables, con mala defensa y pobre bateo, no se puede aspirar a ganar.

En frente, el relevo de David Mena, así como el de Entenza el día anterior, rematado por el cierre de Miguel Lahera, fue casi impecable. Parece increíble como el cambio de color de un uniforme cambia igualmente la psique y comportamiento de un atleta. No obstante, felicitaciones.

Se le puede aplaudir a los actuales campeones (lo serán hasta el último juego de la final) el haber luchado hasta el último momento, apoyados en su temible batería, la cual dio inseguridades al bullpen matancero hasta el último momento.

Así, como mismo acabó Camagüey con Industriales, al son de una gran jugada a la defensa, Matanzas enterró el sueño tunero de revalidar la corona, en un juego que quisieron ganar antes de saltar al terreno.

Del puesto 16 el año pasado, la tropa de Armando Ferrer saltó al top 2, luego de un trabajo fuerte en la pretemporada y un comportamiento muy estable a lo largo de la campaña. Su cuartel general, el Victoria de Girón, se mantuvo inexpugnable, y esto también fue clave en la decisión final, el no perder en casa.

De esta forma, enfrentarán a Camagüey 28 años después de que en 1991 se vieran las caras en una final, donde los entonces Henequeneros liquidaron a los orientales en cuatro desafíos. Los Leñadores, por su lado, se van con la felicitación a casa…pero sin bosque.