En un juego al que nuevamente se le agradeció la rapidez, Matanzas volvió a derrotar a Camagüey, esta vez con marcador de cinco carreras por tres, y puso a punto de mate la final de la 59 Serie Nacional de Béisbol.
Los Cocodrilos acarician la corona que les fue esquiva con Víctor Mesa, mientras del otro lado, Los Toros se encuentran contra la pared con la responsabilidad de ganar tres seguidos, mientras su director se queja en plena conferencia de prensa del arbitraje.
Otra vez la defensa fue protagonista, en duelo donde ni los lanzadores escaparon a cometer pifias en tiro y fildeo, la más dura para los visitantes, que les costó una carrera. Para sacar cuentas «por arribita», en el primer tercio, ya habían cuatro marfiladas, a dos por cabeza.
El quinto error del choque vino del guante del Grillo Arruebarrena, uno de los hombres más seguros al campo en todo el país ahora mismo, y también costó rayita en contra. Nada, parecía un juego de cualquier serie provincial. La mala defensa ha sido la tónica de esta final.
Miguel Borroto y Armando Ferrer cumplieron en definitiva con los prometido, pues usaron como abridores a Frank Luis Medina y Yamichel Pérez, respectivamente. Sí algo se puede señalar es que, independientemente del resultado final, ambos serpentineros llevaron a cabo un trabajo de lujo.
¿Habría sido más oportuno depender de Lázaro Blanco con cuatro días de descanso para evitar tenerlo que utilizar in extremis en caso de ponerse la soga al cuello? Quizá. Pero el derecho pinareño no estuvo mal, solo que no pudo evitar el home run de César Prieto que le dió a los locales una ventaja que ya no perderían, sino que iban a ampliar.
En el caso de Pérez, se pasó de los 100 lanzamientos, pero su mánager, consciente de que había estado dominante, lo dejó hasta que se le acabaron las balas que disparar a la goma. De esta manera cerró una labor donde demostró la constancia que ha mantenido durante todo el campeonato.
Su momento de debilidad fue en el quinto, cuando se salió de pitcheo, molesto por la pifia de Arruebarruena y sobre todo por el conteo del árbitro principal, quien cantó strikes bolas y viceversa, como incluso debió reconocer la transmisión.
No obstante, como todo no puede ser a latigazo limpio con quienes imparten justicia, en la única decisión peliaguda del juego no se equivocaron, y le dieron una vida más (merecida también) a Segura, quien luego no la aprovechó cambiando ponche por rolling al pitcher.
Aquí, una digresión: gracioso comentario en la transmisión acerca de la utilización del cuadrito, léase por esto la automatización de la zona de strike, algo que se está estudiando hacer en Grandes Ligas.
Pero si en el mejor béisbol del mundo eso se está estudiando aún, por las complicaciones tecnológicas y el gasto económico que deberá hacerse, ¿qué podríamos esperar de la implementación de este sistema en Cuba? Sería para largo, tarde y pasado mañana, cómo se dice por ahí.
Volviendo al juego, la jugada crítica, la que creo vale partido, es el fildeo de Raico Santos sobre el batazo de Alexander Ayala en el quinto rollo. En esa situación, con par de outs, de picar el batazo habría limpiado las almohadillas, y puesto por delante a la visita, cambiando el panorama.
Otro de los aspectos fue la imposibilidad de Camagüey de sacar provecho de los hombres que dejó en circulación, sobre todo en el séptimo, donde no pudieron aprovechar el último momento «flaco» de Yamichel. En el cierre de esa entrada, Prieto la puso a volar y después llegaron dos más. Cuando no la hacen, te las hacen, reza ese famoso «librito» de las probabilidades.
La fea del juego la puso Frank Madan en el octavo, con sus pelotazos consecutivos a Eduardo Blanco y el propio Prieto que provocaron su expulsión por parte de Zamora. ¿Se precipitó? No creo.
Evidentemente Madan no sabe cerrar a los bateadores (cuatro pelotazos en la postemporada), pero par de golpes para los hombres que habían sido un azote para los lanzadores camagüeyanos uno detrás del otro, deja que pensar. Y sin pedir disculpas al menos. En mi opinión, bien expulsado.
Así, dependerá de los brazos de Freddy Asiel Álvarez y Lázaro Blanco el esfuerzo de mañana, uno para ganar, el otro para que los Toros vivan un día más al sol (literalmente) de esta 59 Serie Nacional. De no lograrlo, nuevamente, después de 28 años, un equipo de Matanzas pasará como tren 4-1 sobre otro de la provincia de Camagüey.
Lo mejor: el repunte ofensivo de Prieto y Blanco. El bonito duelo entre Yamichel Pérez y Frank Luis Medina. La tremenda labor de Pérez durante cuatro entradas.
Lo peor: la defensa, otra vez protagonista para mal.
La pregunta: ¿Cuánto tiempo piensa usted que le queda a César Prieto en nuestro béisbol?
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