El béisbol puede ser injusto a veces, pero los hombres lo son más. Eso lo tiene claro Rey Vicente Anglada, estrella que vio truncada su carrera como deportista activo, pero que se convirtió más tarde en el guía de una dinastía de los Industriales, equipo que ganó bajo su mandato tres campeonatos.

A pesar de haber sufrido la terrible experiencia de la cárcel, el «olvido», la injusticia, Anglada encontró la felicidad en las pequeñas cosas: su familia, sus hijos, su esposa, sus Industriales.

Anglada se aferró a eso y hoy reconoce lo importante que resultó para su vida haber sido pelotero, aun cuando decidió divorciarse de esta parte durante una etapa de su vida. Así y todo, su historia quedará inmortalizada más allá de los diamantes.

Con respecto a la supuesta venta de juegos, siempre abogas por tu inocencia…

Eso no lo entendí ni lo entiendo. Uno no debe vivir con rencores. Desgraciadamente, a los 29 años, cuando mejor hacía las cosas, era cuando más fácil jugaba al béisbol, me troncharon la carrera. Mi madre sufrió mucho con todo eso.

Pero, no hay nada mejor que un día tras otro y la vida me dio la oportunidad de la revancha y le he podido demostrar a aquellos que decían que yo era un corrupto, un apostador indigno que soy todo lo contrario.

En aquel momento se veía mal que jugara como lo hacían los profesionales. Molestaba que me viera como los profesionales, pero eso hizo daño y no solo a mí porque en ese entonces los profesionales estaban como demonizados. Algo inconcebible.

Reinserción a la sociedad

Me cerraron muchas puertas, pero algo que me llamó la atención y eso es algo que agradezco muchísimo, fue el pueblo. Lejos de maltratarme o apartarme, fue todo lo contario. Mi conciencia estaba tranquila y mi familia estaba consciente de mi inocencia. Nunca me fui de aquí por eso, sino porque mi madre vivía aquí.

Quise olvidar el béisbol, llegó un momento en que ni veía ni leía nada referente al béisbol. Incluso, cuando nació mi hijo, yo no quería que jugara pelota y al principio le hice hincapié en eso, pero ya después le gustó y yo decidí no ponerle barreras.

Regreso al béisbol

Yo hice mi vida normal, trabajaba. Jugaba los sábados en ligas de veteranos y un buen día se acercaron a mi esposa para decirle que me querían dar la dirección de Industriales.

Al principio no le hice swing, me parecía imposible, pero un buen día me llamaron de la provincia y me vendieron la idea de dirigir Industriales.

Lo pensé porque nunca en la vida me interesé por dirigir, mucho menos después de lo que sucedió. Nunca tuve en mi mente dirigir, de hecho, hoy por hoy no me gusta.

Sentía una especie de deuda con la gente y asumí la responsabilidad de dirigir a Industriales, porque, creo que fue la manera en la que me pidieron perdón por el error que cometieron conmigo. Industriales me abrió muchas puertas y le cayó la boca a mucha gente.

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Imagen cortesía de Hansel Leyva

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