En Cuba, sobre todo en los últimos años, resulta práctica habitual el toque de bola como esa jugada salvadora o posibilidad de carreras para un equipo. Lo más común, cuando llega un corredor a primera, es ver al siguiente jugador al bate “cuadrado” para tocar, casi automático.

Salvo raras excepciones, así sucede generalmente. Cierto es que para una novena de béisbol colocar corredores en posición de anotar le otorga ciertas ventajas y, de hecho, quizás hasta de anotar, pero… ¿Cuándo se debe tocar bola?

Tom Tango, en The Book: Playing the Percentages in Baseball explica que, para responder a esta simple pregunta es necesario establecer una serie de parámetros y, basados en el análisis estadístico, discernir si es conveniente o no sacrificar a un bateador para avanzar una base más.

Antes de realizar el análisis, Tango alerta sobre la necesidad de conocer las posibilidades de anotar carrera en una entrada en cada situación de juego, los llamados “estados de base y out”. Esto no es más que la combinación de situaciones que se pueden dar en la entrada, por ejemplo, corredor en primera sin outs, bases llenas y dos outs, corredor en segunda con un out, etc. En total pueden darse 24 estados de base y outs.

Pues bien, cada situación de juego genera una expectativa de carrera. Como es lógico, no es lo mismo batear con bases limpias y dos fuera, que con las almohadillas congestionadas y sin outs.

Por ejemplo, el propio Tango recopiló datos de la Major League Baseball entre 1961-1977 para establecer cuál es la expectativa de carrera en cada situación de juego, es decir, cuántas veces se anotó en alguno de los 24 estados de base y outs. Sin dudas una muestra muy grande, si tenemos en cuenta que tuvo que analizar jugada a jugada y partido tras partido.

Utilicemos una situación al azar. Corredores en primera y segunda sin outs, según Tango, esta combinación genera una expectativa de 1.38 carreras. Sin embargo, con hombre en la intermedia y un out, baja a solo 1,06.

Vale destacar que estos registros se refieren al béisbol de Grandes Ligas, en el caso de Cuba, una liga diferente, no sucede de igual forma, pero sí se asemeja mucho, al menos, para darnos cuenta de las oportunidades que a veces se nos escapan de producir carreras al regalar outs.

El toque de bola no mejora considerablemente las expectativas de carrera de un equipo, incluso, en mucho de los casos las reduce. Estas estadísticas no son, ni mucho menos, definitivas ni estáticas, sabemos que la pelota puede tornarse impredecible y durante un partido entran a jugar muchos más factores.

Sin embargo, a partir de los números podemos arribar a conclusiones que permitan sacar un mejor provecho a la capacidad de un equipo. Mucho más, en un torneo tan ofensivo como la Serie Nacional cubana.

Grupo Cubano de Investigación del Béisbol

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Imagen cortesía de CVM