Aliacer dice que llegó al atletismo como el viento porque llegó solo, porque le gustaba correr. Un día —nos cuenta— vio a unos muchachos corriendo allá en su natal Placetas, Villa Clara, y se embulló a hacerlo también. Tenía alrededor de siete años y se le daba bien. Entonces, alguien le pregunto si quería entrenar atletismo y accedió.

El tránsito hacia el salto triple, la especialidad en que hizo historia, fue más tardío,  porque Aliacer fue garrochista hasta el año 1990, aproximadamente.

“En 1992 comencé en el triple con seriedad. Me motivé a practicarlo mirando a Lázaro Betancourt”, asegura.

En el triple brilló este hombre cuyo nombre es Aliacer Urrutia Delgado, aunque todos le conozcan como Aliecer o Eliecer. Y es que fue protagonista de uno de los grandes momentos del atletismo cubano, al facturar un salto de 17.83 metros que se sostuvo como record mundial bajo techo desde 1997 hasta el 2010.

Urrutia, aunque no se le publicite como a otros de sus compañeros de especialidad, es de los buenos exponentes del triple en nuestro país, que tiene una historia pródiga en esa prueba.

Su marca personal de 17.83 metros, que aún se sostiene como record nacional en pista cubierta, también le reserva un cupo entre lo más grandes a nivel global. Es, de hecho, el segundo hombre en el listado histórico de las marcas más relevantes hechas en escenarios techados, solo superado por el francés Teddy Thamgo que tiene en su poder las cuatro cotas más destacadas.

A Aliacer se le puede encontrar en el Estadio Panamericano, porque allí desempeña tareas relacionadas con el mantenimiento de la instalación. Una labor que compagina con la responsabilidad de impartir clases de Educación Física en el habanero municipio Regla.

¿Cómo recuerda sus años en el deporte activo?

Para mí han sido los mejores años del atletismo cubano y del salto triple. Yoelvis Quesada, Yoel García y yo éramos de los mejores del mundo, pero por encima de eso, éramos como hermanos.

Entre nosotros nunca hubo ni un sí, ni un no. Entrenábamos juntos, viajábamos juntos, competíamos juntos y todos teníamos buenos resultados. Nos ayudábamos siempre; en esa unión estaba nuestra mayor fortaleza.

Urrutia también fue parte de la llamada generación dorada del atletismo cubano. Ese piquete extraclase que facturó la mejor actuación histórica de Cuba en Campeonatos Mundiales al conseguir cuatro títulos y posicionarse en el tercer puesto del medallero de la cita de Atenas 1997, solo superada por Estados Unidos (6) y Alemania (5). Un grupo donde coexistían Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirot, Iván Pedroso y los triplistas Yoelvis Quesada y Yoel García. Torneo en el que Cuba ganó preseas de oro y bronce en el triple, por intermedio de Quesada (17.85 m) y Urrutia (17.64 m).

El año 1997 marca la cumbre en la carrera deportiva de Aliacer. Con 22 años hizo una temporada en la que ganó dos preseas mundiales (plata bajo techo y bronce al aire libre) e implantó la mencionada cota universal.

¿Y la temporada del ‘97?

Nosotros salimos de aquí (de Cuba) para la gira en enero (de 1997) pero teníamos que eliminarnos porque solo dos podían ir al mundial bajo techo. En ese momento, el que estaba seguro era Yoelbis, Yoel (García) y yo teníamos que competir para ver quién lo hacía mejor y acompañaba a Yoelbis.

Entonces Yoelbis tiene molestias, y Yoel y yo vamos a competir a Sindelfingen. Allí hago el récord del mundo. Un momento muy bueno, del que me acuerdo casi todos los días. Son cosas que no se olvidan.

Al regresar de esa competencia, el mismo Yoelbis se acerca a nosotros y nos dice que fuéramos al mundial, porque estábamos mejor que él en ese momento.

El salto para récord se produce el 1 de marzo de 1997, en Sindelfingen, Alemania. Con su brinco de 17.83 metros mejoró la anterior cota que era de 17.77 metros y estaba en poder del ruso Leonid Voloshin desde 1994.

En marzo de 2004, el sueco Christian Olsson igualó su récord en el Campeonato del Mundo celebrado en Budapest. En 2010, el francés Teddy Thamgo se apodera del record del orbe al saltar 17.90 metros en el mundial de Doha. Marca que optimizó dos veces, 17.91 en 2011 y 17.92 en 2011, esta última vigente.

Al triple salto cubano se le cuestiona por no tener el gran resultado a nivel olímpico

El triple cubano sí ha tenido resultados, incluso olímpicos porque Yoel ganó plata y Yoelbis bronce. Es cierto que el oro no nos ha llegado pero los resultados de Cuba son buenísimos, tenemos campeones y medallistas mundiales, también hemos tenido el récord del mundo. Cuba tiene una escuela de esta especialidad.

¿Cómo ves la nueva generación que se forma acá?

Muy bien están los muchachos, lo que hay que trabajar mucho más. Con todos, hay que trabajar, Cristian Nápoles, Andy Díaz, Lázaro Martínez y el resto tiene talento. Ellos deben profundizar en varios factores y actualizar los métodos. También los entrenadores tienen que rescatar lo que se hizo, no se trata de renunciar a sus formas de trabajo, pero tampoco deben olvidarse de lo que ha sido la base de los resultados de Cuba. Hay que tomar la experiencia de Sigfredo Banderas, por ejemplo, porque es parte de la generación que sentó las bases para la enseñanza del triple en nuestro país y con resultados que aún se mantienen entre los mejores.

¿Tuvo o tiene ídolos?

Un día escuché a Alberto Juantorena y también a Javier Sotomayor decir que el que quisiera ser grande, tenía que pensar como grande, si no nunca llegaría a serlo y esa fue la premisa que seguí durante toda mi carrera.

¿Siente que se debe algo?

Me siento bien con lo que logré, aunque mentiría si te dijera que estoy satisfecho. Pienso que podría haber logrado algo más y me faltó la medalla olímpica.

¿Qué sintió cuando Teddy Thamgo superó su registro?

Las marcas están para romperse. En algún momento tenía que suceder. Me habría gustado que fuese un cubano quien me quitara el récord, pero me place saber que, aunque Teddy es francés, le entrena un cubano, que lleva el nombre de Iván Pedroso. Es un resultado que, de alguna manera, también es nuestro.

El estado actual a nivel internacional

El nivel está duro y parejo. Pienso que el mayor duelo es entre Christian Taylor y Pedro Pablo Pichardo.

A su juicio, cuáles son las causas de esa tendencia que describe el rendimiento de los atletas cubanos, especialmente en el salto triple donde las mejores marcas se consiguen en un momento de la temporada que no es el indicado.

Es una pregunta difícil de contestar porque puede haber muchos factores que incidan. Te hablaré de mis tiempos, a nosotros nos exigían mucho, teníamos que repetir las marcas varias veces para poder representar a Cuba y entonces hacíamos lo que nos pedían.

Sin embargo, con el paso del tiempo, he entendido que lo importante es cuidarse y prepararse para hacer lo mejor en el momento indicado.

¿Cuáles son las claves para ser un triplista de élite?

Una vez Jonathan Edwards me dijo, para ser un buen triplista hay que ser fiero como un león y suave como un ave. Mira sus saltos y lo verás. Él entraba en aquella tabla que parecía una fiera y luego se dejaba llevar, como un pájaro.

A propósito de Sir Jonathan Edwards, ¿cómo fue coincidir con él?

Teníamos una buena relación. Conversábamos sobre las formas de nuestros entrenamientos y hasta nos dábamos consejos en la competencia. Yo lo observaba mucho y aprendí de él.