Alexander Reyes Rodríguez, “el jabao”, como le conocen, fue una parte importante en la clasificación del relevo cubano que ganó una histórica medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Si bien no corrió en aquella cita, pues fue el corredor suplente, su aporte para esa medalla fue indiscutible, al estar en la cuarteta que logró la clasificación para los Juegos en la última oportunidad.

“El jabao”, como le conocen, es un velocista cubano de destacada trayectoria que incluyen un bronce en Juegos Panamericanos y una participación en Sydney 2000, donde el relevo cubano de 4×100 se quedó con el tercer lugar.

Cuando se encontraba en plenitud de forma y era la primera figura de Cuba, a Alexander Reyes lo retiraron y no lo llevaron a los Juegos Panamericanos de Río 2007, pues había que darles paso a las jóvenes figuras, según palabras de los directivos.

“El jabao” se mantiene en su natal Limonar, tierra de campeones, entrenando a las categorías de base y aportando nuevos talentos a la EIDE de Matanzas.

¿Cuándo inicias a practicar deportes?

Comencé a los siete años en la escuela Antonio Maceo con el profesor Carmelo Benítez. Cuando pasé hacia cuarto grado, vinieron unos profesores de la PRE-EIDE de Triunvirato, Carlos Manuel de Césped y José, que hicieron las prueba, y casualmente sobresalí entre todos los muchachos y me captaron.

¿Siempre te interesó el atletismo o hubo algún otro deporte?

Siempre, porque como era muy hiperactivo me gustó siempre correr. Mi papá era corredor de 100 metros, compitió en aquellos tiempos con Mercedes Mesa, Robaldo Díaz, y participó en los Barrienteos y ese tipo de competencias.

Y fue así, desde chamaquito era muy hiperactivo en la escuela. Siempre me llamó la atención la velocidad, era muy rápido y pésimo en la resistencia.

En la PRE-EIDE vamos a un provincial. Estoy entre los cinco primeros y me captan hacia la EIDE de Matanzas. Ahí estuve tres años por mis buenos resultados, y de ahí me mandan para la ESPA.

Una vez ahí me quedé con un evento específico, que son los 100 m. Mi entrenador era Fidelito. Estuve ahí hasta que en Pinar del Río, en el zonal, en mi último año juvenil, competí en 100 y 200 metros y obtuve el primer lugar en los dos eventos. Llegué a la final en la clasificación nacional, en La Habana, y obtengo el cuarto lugar en el 100 y el quinto en el 200. Siempre se dice que los profesores de La Habana escogen a los tres primeros lugares, pero ese día parece que estuve de suerte y me escogieron también.

Me llevan entonces a La Habana para hacerme una eliminación para un Panamericano Juvenil, donde participó el compañero mío Michael Calvo, quien ganó en el triple salto.

Me eliminé con Freddy Mayola, que fue buen corredor y mi compañero en el relevo. Me ganó, pero ya estaba en la preselección desde el 96, cuando tenía 19 años.

¿Asistes a algún mundial juvenil o de cadetes?

No. Cuando los mayores es que tengo mi primera salida, en el 98, en una gira que hicimos por Brasil. Cuando regresamos, obtuve medalla de plata en el Barrientos, solo me ganó Luis Alberto Pérez Rionda, compañero mío también de Matanzas.

¿Existía mucha rivalidad en aquel tiempo en la velocidad cubana?

Sí. Estaba Isasi de aquí de Matanzas, Rionda, Iván García, Freddy Mayola, Isael Ortíz, Alfredo García, de Cárdenas. A pesar de coger plata en el Barrientos del 98 no pude participar en los Juegos de la Voluntad que eran en Estados Unidos porque vine de Brasil con una enfermedad, hepatitis, y me perdí el 99 porque tenían que hacer reposo. En el año 2000 regreso de nuevo a las pistas. Un día me senté aquí y le dije a mi mamá, aquí no vengo más. Si tú me quieres ver, mírame por foto, pero aquí yo no vengo más hasta los Juegos Olímpicos (Sídney 2000). Me sacrifiqué, me quedaba los fines de semana entrenando en La Habana, hasta que se cumplió el objetivo.

Tenía que eliminarme con otros corredores para hacerme con un puesto. Da la casualidad de que se hace el campeonato nacional y cojo plata. Me gana Freddy Mayola, teníamos una gran rivalidad. Nos ganábamos uno al otro.

¿Cómo fue asistir a unos Juegos Olímpicos?

Una olimpiada es lo que un atleta aspira en la vida. No todos pueden ir, y ese año me tocó. Me pasé la gira compitiendo, pero no teníamos la marca hecha, y nos quedaba una sola competencia, en Francia, donde Rionda habla con el entrenador de nosotros y le dice: vamos a probar con el jabao, y es cuando hacemos la marca para asisitir a la olimpiada. Aparecíamos en el lugar 20 y clasificaban los 16 primeros relevos. Y cuando corrieron conmigo, hicimos 38.36 s, y del 20 pasamos al 10. Clasificamos. Me tocó el último tramo ese día, que era el que me gustaba.

¿Y en los Juegos?

En los Juegos no corrí, porque en uno de los entrenamientos se me desgarró el músculo y me tuvieron que empezar a filtar y hacerme el tratamiento. En las tres carreras mis compañeros lo hicieron bien, tan bien que lo hicieron que fueron bronce. Me eché a llorar, porque ellos querían que yo corriera las primeras carreras para que Mayola corriera la final y el evento individual, para que no se cansara, pero se decidió que corriera Mayola. A parte de que tenía la lesión, no querían apurarme. Por lo menos me alegraron la vida porque me pusieron la medalla y me dijeron que también era bronce olímpico aunque hubiese sido de suplente. Me sentí orgulloso.

No me afectó mucho, me tocó perder, me lesioné, pero al final éramos compañeros y estábamos muy unidos, además de que fuimos sin entrenador.

Alexander Reyes atleta cubano 100 metros
Exvelocista cubano Alexander Reyes

¿Cuál fue tu mejor tiempo?

En 100 metros 10.26 s y en 200 fue 20.72 s.

¿Cómo los recibieron luego de esa gran actuación?

Cuando llegué, nuestro Comandante nos recibió con mucho orgullo, incluso a los que no hubiesemos obtenido medalla, porque fuimos con el afán de ir a discutir el lugar que habíamos perdido en Atlanta 96. Queríamos volver a estar entre los 5 primeros países, y lo hicimos bien. Cuando llegué aquí a mi pueblo, qué decirte, si aquí todo el mundo me quiere de lo malcriado que era y las cosas que le hacía a la gente.

La gente me ve por la calle y me reconoce, todos me dicen jabao. Algunos me dicen bronce olímpico, pero no me gusta, porque yo me mantengo humilde, y me gusta estar igual que todo el mundo.

¿Cómo siguió tu carrera luego de Sídney 2000?

Luego vino el Panamericano, en el 2001. Me la pasé lesionado de nuevo, me lesionaba mucho. En el 2002 comienzo mis entrenamientos, íbamos para los juegos de Juegos Centroamericanos del Salvador, que fue a donde no pudimos ir porque no daban seguridad. Ahí fue cuando el Comandante hizo la primera Olimpiada del Deporte Cubano. Obtuve plata, me ganó Freddy Mayola de nuevo, y seguimos así hasta el Panamericano de Santo Domingo.

No llegué a la final, me quedé en semifinales, y en el relevo 4×100 cogimos bronce. Ahí sí corrí, en la curva, la tercera posta.

Después, en el 2004, el relevo estaba en buenas condiciones para asistir a esas olimpiadas, pero no participamos. Solo fuimos al Panamericano del evento. En el 2006 fuimos al centroamericano en Colombia y obtuvimos el quinto lugar. Un resultado por debajo de lo esperado.

¿Cuándo llega tu retiro?

En el 2007 fue mi retiro, con 31 años. Quedo campeón nacional y no me llevan a los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, porque me dijeron que había que darle paso a las figuras jóvenes. Al quedar campeón nacional era la principal figura, pero el comisionado lo quiso así y yo recogí mis cosas.

Después me llamaron para entrenar a un débil visual como guía. Ahí estuve desde el 2007 hasta 2012. No pude viajar con él, tampoco supe por qué, pues el muchacho tenía buenos resultados, pero al cambiar de guía no se sintió bien. Los motivos los dijeron ellos, que “si era posible emigrante”.

Yo decía que, si ya había viajado el mundo entero, y no me he quedado, ¿por qué ahora lo iba a hacer? Nunca dí motivos para eso. En primera, porque mi mamá pertencía al partido, mi papá también. Mi mamá era educadora, una de las mejores maestras de Limonar, y desde chiquiticos nos inculcó eso. Ella iba a ser mi profesora, le tocaba, pero no quiso, porque dice que era muy malcriado.

Hasta más, cumplí misión en Venezuela y estoy casado con una venezolana, y mírame aquí y ella en Venezuela.

¿Luego del retiro a qué te dedicaste?

Soy profesor de atletismo. Empecé en Limonar en el 2013. Tuve mis resultados con un muchacho que fue plata en el Panamericano que corrió la recta en el relevo 4×100, y lo hice campeón nacional juvenil.

Después me fui al INDER de Matanzas, donde trabajo con mi hermano Michael Calvo, y desde que empecé, he llevado cuatro muchachos para la EIDE.

Coméntame tu opinión sobre la salud de la velocidad cubana

Me gustaron los Juegos Panamericanos. Hacía 20 años, en el 2003 cuando cogimos bronce, que no se cogían medallas. El atletismo en general lo hizo bien, la muchachita en 100 metros (Yunisleidy García) que coigió oro en 100 y plata en 200, y después oro en el relevo. En la velocidad, por lo menos, se vé que hay futuro.

¿Además del deporte, qué otras cosas te gustan hacer en tus tiempos libres?

Yo leo mis libros de atletismo, no me gustan mucho, pero lo hago. Con Michael a cada rato voy a su casa, me quedó allá los fines de semana, o en casa de otros compañeros. Pero me gusta estar en su casa porque Michael tiene su computadora.

¿Y qué otro deporte ves?

La pelota, matancero a morirme.

¿Y la familia?

Todo el mundo bien. El mayor trabajando, y el más chuiquito con la abuela.

Alexander Reyes atleta cubano 100 metros
Exvelocista cubano Alexander Reyes

¿Te sientes atendido?

Mírame a mí y a Michael. Nos dan atención, la provincia y el municipio. Ahí no me puedo quejar. Tenemos a Adela, que con nosotros se desvive, pero nacionalmente, cada vez que vienen aquí yo pienso, ¿tú crees que no me puedan dar un módulo?, si la pelota lo hace cada vez que se retira la gente. La respuesta que me dan es que tengo que esperar, porque le estan dando a la gente vieja, pero si es que de la gente vieja no queda casi nadie. ¿No se puede resolver un módulo?

Por el municipio no me puedo quejar, porque Adela se ha fajado conmigo para que me den mi casa. No me han dado nada, porque esto no es mío, es de mi hermana, yo soy el más chiquito. Llegó el momento en que le dije, mira, no vamos a hacer más nada. Voy a ver si puedo construir arriba que mi papá me dio permiso. Dos cuartos y un baño, con eso yo me conformo.

¿Cómo son las condiciones para entrenar?

Donde yo trabajo, en el estadio de Guanábana, no hay pista. ¿Qué hago yo? Para hacer la técnica de salto de altura, le digo a los muchachos: vamos a buscar dos palitos, una soguita, y hacemos la tijera. En el cajón, para hacer la técnica de salto largo, es con imitaciones. Michael es el que me ha enseñado porque él es de salto, lo mío es velocidad, y yo le ayudo a él en esa rama, incluso en la valla, porque también me gusta, al igual que en la resistencia.

Pero ahí en Gunábana no tengo condiciones y sin embargo, a los muchachos míos los llevo a la competencia y todo el mundo se queda frío. Me preguntan que de dónde los saco. De la EIDE, ellos son orientales, digo yo.

¿Cómo haces el proceso de captación de esos muchachos?

Yo voy a la escuela. Hay un profesor de Educación Física, nos ayudamos, y yo voy mirando los tiempos y le voy diciendo. Así es cómo lo hacemos.

¿Y tú, por ejemplo, eras más técnico o de físico?

Al principio era más de fuerza. Después, gracias a unos compañero míos, Isasi y Rionda, me fueron enseñando. Más flexibilidad, porque era muy recio.

¿Te sientes satisfecho con tu carrera?

Yo creo que pude haber hecho un poco más, pero las lesiones no me acompañaron. Como me decía el difunto Pérez Dueñas, mi doctor, tenía muchas fibras rápidas, y tenía poca grasa en los tejidos, y de ahí las lesiones.

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Imagen cortesía de Foto: Leonardo Ruiz Rivera